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esa sensación de infelicidad por no tener a su pareja como quería, ya estaba haciendo efecto en el lobo.
tal vez por eso mismo se aferraba al pequeño cuerpo del conejo que estaba recostado en su pecho.
se aferraba a eso, a lo que tenía que sabía que en algún momento perdería. porque no podía creer del todo que esto sería para siempre.
pero amaba estar así, las dos semanas que llevaban juntos conociéndose, o sólo para estar inhalando el olor de su compañero; eran bastante buenos.
pero quería marcarlo, quería hacerle saber a su familia que ya tenía a alguien por más que esté se fuera a ir.
aunque esa llama de esperanza era muy grande, pues junto con ello sus ilusiones subían y subían.
y liam parecía feliz.
se decía que zayn era grande y feroz, pero si tan sólo te tomabas el tiempo de conocerlo te darías cuenta que es un cachorro más.
se decía que liam era dulce y frágil, y lo era en cierta parte, pero tenía ese aire de valentía que le gustaba al mayor.
lo siento.
el lobo no entendió, tomó como pudo al pequeño y lo cargó manteniéndolo alzado. el conejito cubrió su carita y comenzó a soltar feromonas. tenía miedo. lo regresó a su pecho donde liam se restregó y lloró.
perdón, perdón.
no me gustan las alturas. son feas y ¡podría morir, soy muy pequeño para morir!
el lobo sonrío y se prometió no volver a cometer ese error.
¿no te da miedo cuándo te subo a mi espalda? prácticamente podrías caer.
pero tú me cuidas, si tú me cuidas no pasara nada.
zayn sacó su lengua y comenzó asentir feliz. él lo cuidaría día y noche sin importar nada. por liam solamente es que se esforzaba en casa.
yo–
el menor se alzó y se recostó bajo el hocico del lobo.
mi papá te lastimó. por eso quiero que me disculpes por no haber hecho nada.
no fue tu culpa.
si yo no te gustara no te habrían lastimado.
zayn negó. le gustara o no, era algo que iba a suceder.
no digas eso.
¡yo quiero cuidarte, no hacerte daño!
¿cómo le haría entender a esa bolita de pelos, qué a veces habría que sufrir para poder tener su final feliz?
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