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el chillido de las ratas estaba comenzando a alterar sus nervios, el conejo dormía tan pacíficamente que temía que fuera a despertarse por los ruidos ajenos

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el chillido de las ratas estaba comenzando a alterar sus nervios, el conejo dormía tan pacíficamente que temía que fuera a despertarse por los ruidos ajenos.

estaban en una pequeña cueva, zayn estaba afuera cuidando mientras el cuerpo del conejo descansaba en su interior.

al menos no se sentía cansado porque la noche era hermosa; las estrellas, la medialuna y el ruido de los lobos a lo lejos.

pero sobretodo porque tenía al conejito a su lado.

había soñado con eso muchas veces, incluso tuvo miedo, pero le gustaba crear pequeños cuentos donde el conejito y él pasarán su vida juntos.

lobo.

zayn gruñó por inercia, dejando de hacerlo al instante cuando vio que el menor se encogió en su lugar.

¡lobo!

rió, parecía un reproche.

te dejó. te traje aquí para que estuvieras bien.

no me importa eso.

eso lo confundió, sus orejas se movieron y su cola cesó los movimientos.

explícate.

quería estar aquí– te vi y quise hablar contigo, ¡pero tu no te dejabas!

¿no lo has entendido? no podemos estar juntos.

hablaba triste, en su olor también podía notarse.

eso puso mal al conejito.

si podemos.

salió del hueco, y moviéndose hasta estar frente a frente con el lobo. se paró firme y su naricita se movía con más ansiedad que otras veces.

miraba sus ojos, aquellos que mostraba el reflejo de la luna.

sol y luna.

porque de día zayn apreciaba al conejito. mientras que de noche el pequeño soñaba con el lobo.

en un acto de amor, se acercó y rozó su carita con la pata del lobo, fue dulce en sus movimientos pegando su olor al pelaje ajeno.

amigos.

porque por ahí se comenzaba todo. porque quería ser parte de la vida de zayn.

el lobo aulló feliz, sacudiendo su cola mientras se dejaba llevar por lo dicho del menor.

e hizo lo que siempre quiso.

se acostó en la tierra, llevando su nariz a la ajena dejando pequeños roces en ella. lentos, delicados y de gran valor.

zayn no pensó en su familia, ni en el hecho de que el conejito tenía un hogar al cual regresar.

sólo le hizo saber que lo quería.

liam. soy liam.

liam.

no sabe si fue la noche, los chillidos del conejo o los suyos, lo que lo hicieron más perfecto, como en aquel cuento que su cabeza creó sólo para él.

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♡ ; 𝘄𝗼𝗹𝗳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora