10- Esa vez que Sam se convirtió en un casamentero, por el bien de su salud

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Sam Winchester podía manejar las miradas de anhelo entre su hermano y su mejor amigo, el ángel.

Podía manejar la follada de ojos, y los comentarios con segundo significado, disfrazando los coqueteos de Dean al hombre alado ... incluso con el efecto infructuoso sobre un ángel literal y nerd.

Podía manejar los celos convirtiéndose en rabia cuando alguien se atrevía a decir algo agradable o pretendía meterse dentro de los pantalones de Cas.

Realmente podía manejar todo eso, había sido criado prácticamente como un soldado, podía llevar el peso de ser la tercera rueda.

Lo que Sam Winchester no podía manejar era que su hermano llorara en las esquinas del búnker después de una gran pelea con Castiel.

Viéndolo como un hombre muerto caminando. Como un maldito zombi triste. Era insoportable.

Tanta añoranza; montañas de ella. Su hermano románticamente estreñido, enamorado de un ángel, tan descarado como el sol en un día brillante ...

Dean suspiró, mirando su taza sin tocarla desde que se había sentado en su silla hace casi veinte minutos. Sam contó el undécimo suspiro.

El hermano pequeño se pasó una mano por la cara y se corrió el pelo detrás de las orejas. Entrelazó los dedos frente a él sobre la mesa y, dirigiendo sus ojos a Dean, dijo:

- ¿Vas a hablar con él?

Dean levantó su mirada triste. 

- ¿Con quien?

- Con Cas, Dean. Peleaste por una cosa estúpida. ¿Por qué no reconoces tus sentimientos de una vez por todas?- La voz de Sam había sonado como una súplica, pero en realidad era solo agotamiento.

Dean se estremeció en su asiento, y su rostro se puso rojo:

- Yo - yo - ¡no sé a qué te refieres!- tartamudeó.

Sam puso los ojos en blanco:

- Sí, Dean. ¡Desde que ustedes dos volvieron del Purgatorio, esto se ha convertido en un enloquecedor callejón sin salida- Levantó los brazos, los ojos fijos en el techo y luego volvió a fijar la mirada en Dean: - Dile que lo amas.

Dean dio un salto de su silla, con ojos llenos de pánico. 

- ¡Yo-yo-no ...! ¡No soy gay, Sammy!-
Y simplemente desapareció por el pasillo embaldosado hasta su habitación.

- Está bien ... plan B-  Murmuró Sam.

El plan B era simple: escribió dos cartas con su computadora, una era para Dean de Cas y viceversa. La carta decía lo mismo:

"Lo siento mucho. Actúo como un idiota porque estoy enamorado de ti. Encuéntrame en la cocina en diez minutos."

Sencillo.

Sam puso una carta en la habitación de Dean y la otra, tuvo que rezarle a Cas para que  dársela.

Plan resuelto.

Sam Winchester se sentó en la biblioteca y esperó. Solo necesitaba el vaso de whisky y el gato en su regazo.

Ángel y cazador se encontraron en la cocina. Mirándose el uno al otro durante unos segundos en silencio.

- Yo ...- murmuró Cas, con los ojos en el suelo, las manos colgando torpemente a los costados.

-Tú ...- Dean habló.

-Te amo, románticamente hablando- Añadió el ángel con brusquedad, entrecerrando los ojos y mirando hacia arriba.

Dean inclinó su rostro sonrojado y sonrió: -Yo ... yo también te amo, Cas.

Sus ojos se encontraron de nuevo por unos segundos más, y después de tragar saliva un par de veces, colapsaron en los brazos del otro, encontrándose en el medio y envolviéndose uno alrededor del otro, besándose hambrienta y apasionadamente.

Sam miró el reloj y se obligó a esperar unos minutos más. Suspiró, se levantó de la silla y caminó lentamente hacia la cocina para ver el resultado de su plan. De pie en la puerta, sonrió al ver a esos dos tercos casi desnudándose, con las manos debajo de las camisas, completamente absortos en sus acciones. Sam se aclaró la garganta con torpeza, arqueando las cejas, ellos saltaron y se separaron.

- Yo ... puedo explicarlo- dijo Dean como si estuviera cometiendo un crimen.

-De nada, a los dos -dijo Sam intencionadamente. Ángel y cazador inclinaron la cabeza, perplejos. Sam sonrió, sosteniendo un pedazo de papel con una copia de la carta. Dean se congeló y Cas ladeó la cabeza hacia el otro lado con los ojos entrecerrados.

- Eres un astuto hijo de perra - Dean dijo, tomando la carta en sus manos y mirando a su hermano.

- Créame, nos hice un favor. Y ustedes son demasiado ruidosos para pasar desapercibidos - Sam terminó, volviéndose y saliendo, con un "¡De nada!" resonando por el pasillo.

Dean se dio la vuelta:

- ¿Puedes creer esto?

- Siempre dije que tu hermano era inteligente - dijo Castiel, sonriendo e inclinándose para presionar un nuevo beso en los labios de Dean.

Destiel One Shot Collection (Volumen IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora