Capítulo 6.

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El concepto de amistad le era extraño a Honey. Siempre fue el tipo de niño callado y tímido que apenas salía de casa para estudiar. Solo interactuaba con su tía y los trabajores de la pastelería en ocasiones. Irina era un caso especial, ya que ella había insistido en hablarle y preocuparse por él sin razón alguna.

Jacob era el tipo de persona que Honey nunca imaginó conocer. Alegre, extrovertido e incluso capaz de pasar tiempo con él a pesar de que su aspecto era desagradable. Honey descubrió que le agradaba mucho Jacob, con su llamativo cabello dorado y sonrisa brillante. Era tan bajo como Honey, pero parecía diez veces más asertivo que él. Le hablaba sin temor o timidez, sólo había felicidad en su tono.

Fiel a su palabra, Jacob le dio un trago de vodka a Honey tan pronto como llegaron a la planta baja del club. Honey se sorprendió de ver a alguien beber durante la mañana, pero se distrajo bastante con el ardor que dejaba el alcohol a su paso.
Nunca había bebido más de los ocasionales sorbos que su tía le permitía cuando estaban celebrando algo. Usualmente solo eran las ventas o encargos grandes de la pastelería, lo cuál no sucedía mucho afuera de las festividades.

Honey no pudo evitarlo arrugar el rostro cuando aquel sabor intenso del alcohol entró en su boca.

-En serio no sabes beber- comentó Jacob, sonriendo.

-L-Lo siento- se disculpó un avergonzado Honey, sus mejillas tan rojas como un tomate. -N-No salgo m-mucho.

-Está bien- Jacob sonrió. -Ahora tengo un alma que corromper.

La expresión de Honey debió ser graciosa, porque Jacob empezó a reírse después de verlo.

-Tranquilo, Honey. No soy tan malo, sé que eres demasiado bueno.

-E-Eres bastante extrovertido- murmuró Honey avergonzado.

-Lo oigo todo el tiempo.

Jacob se llevó a Honey lejos de la habitación en el piso de arriba. Bajaron por una série de escaleras en la parte trasera que los llevó a una habitación oscura.

Honey estaba cada vez más sorprendido por la compleja estructura del edificio. Había muchas habitaciones en el piso de abajo, además de las que había visto de reojo en el piso de arriba. Jacob lo llevó a una habitación pequeña en la que se encontraron con dos chicos, de la misma estatura y complexión que Jacob. Honey se sintió inseguro viendo a esos chicos bellos y delgados, cuando él era más relleno que todos.

Jacob saludó a los dos chicos tan alegremente como le hablaba a todo el mundo. Los abrazó antes de besarles la mejilla.

-Hola, chicos. Éste es Honey, un invitado de Malakai. Es muy inocente y tierno, así que mantengan sus sucias mentes lejos de mi pequeño nuevo mejor amigo.

Mientras hablaba, Jacob abrazó a Honey.

Honey no podía evitar sentirse avergonzado. Pensó que sería objetivo de burlas muy pronto, pero se sorprendió cuando los dos chicos le sonrieron del mismo modo amable que Jacob. Eran tan hermosos que Honey se sintió fuera de lugar, mas no dijo nada.

-Hola, Honey- se presentó el rubio con una sonrisa. -Soy Trent.

-Y yo soy Harry- intervino el otro chico, un castaño de ojos alegres.

-H-Hola.

Honey sonrió con bastante esfuerzo, poco acostumbrado a situaciones que requirieran socializar con otras personas. Sobre todo personas tan lindas como aquellos chicos a los que apenas conocía.

Había varias literas en la habitación, así que Honey se sentó sobre una luego de recibir un asentimiento de Jacob. Los tres chicos se acercaron a él tras unos segundos, sonriendo. Honey supo que iban a hacer algo, pero no sabía qué. Si se burlaban o lo insultaban, ya se había preparado para ello.

A Honey le sorprendió que le entregaran una chupeta. Miró a los demás con una clara muestra de su confusión en los ojos, a lo que recibió una sonrisa maliciosa.

-Es una tradición, Honey- explicó Jacob luciendo entretenido.

-¿Qué tradición?

-Tienes que comerte la chupeta sin usar los dientes.

-Oh.

Honey no lo pensó mucho y desenvolvió el dulce. Se lo metió a la boca poco después, sonriendo de inmediato ante el sabor azucarado de la paleta. Era de...cereza, concluyó muy rápido.

Al comer, Honey tenía un extraño modo de hacerlo.

Cuando se acostumbró al sabor dulce, empezó a lamer la paleta mientras la sacaba de entre sus labios. Usó la boca para chupar ligeramente, lamiendo los costados cuando el dulce derretido se deslizó hacia abajo. Luego lo metió dentro de su boca otra vez, pasando su lengua por encima del dulce. Siguió así durante un largo rato, hasta que la paleta se había derretido dentro de sus labios. Apenas quedaba una porción del dulce, pero decidió derretirlo con su saliva. Era bueno con la lengua, todo gracias a trabajar en una pastelería que vendía todo tipo de dulces.

Al terminar, se lamió los labios lentamente. Alzó los ojos después, ladeando la cabeza al encontrarse con tres pares de ojos viéndolo fijamente. Todos tenían la misma sonrisa que Irina cuando lo veía comer helado de vainilla.

-¿P-Por qué me ven así...?

Jacob fue el primero en salir de su estupor, recobrando esa sonrisa tan feliz.

-Nada. Solo, eh, tienes una manera muy peculiar de comer paletas.

-¿Oh?- Honey parpadeó confundido, para luego fruncir el ceño y hacer un leve puchero. -Irina siempre dice eso. Nunca la entiendo.

-Irina es tu amiga ¿no?

-Sí, es mi única amiga- murmuró, sus mejillas de un adorable tono rojizo. -También dice que haré muy feliz a alguien cada vez que como helado.

-...me encantaría ver eso.

-¿Por qué?

Honey no entendía mucho. Las bromas con doble sentido eran ajenas para él.

-Lo siento, eres muy inocente- Trent soltó un gemido de frustración.

-¿Uh? ¿Por qué?

Trent soltó una risita divertida.

-Malakai estará muy feliz contigo- comentó Harry desde una de las literas.

Para Honey, que no entendía nada, aquellas palabras eran como un acertijo que no estaba seguro de poder resolver. No entendía absolutamente nada de las bromas que hacían los tres jóvenes apuestos.

-¿T-Todos son amigos del señor Malakai?- preguntó Honey, sus ojos brillantes con inocencia.

Jacob esbozó una sonrisa maliciosa.

-Algo así. Pero tú le gustas mucho.

-¡¿Q-Q-Qué?!- Honey se cubrió el rostro, sintiendo el rubor en sus mejillas. -¡E-Eso no es...! ¡No creo q-que eso, ehm-! Ahm, n-no.

-Eres adorable, niño.

Honey se sonrojó más.

-N-No soy adorable. Y el s-señor Malakai solo se siente mal por mí. N-No creo que l-le agrade mucho.

-Honey, él no te habría traído aquí si no se sintiera al menos un poco atraído a tí- dijo Jacob, posando sus manos en los hombros del sonrojado muchacho. -Malakai es un idiota con las personas que no le gustan. Una vez le rompió la nariz a alguien porque no le gustó la forma de su rostro.

Contrario a lo que esperaban, Honey se sintió asustado al pensar que Malakai poseía una personalidad tan volátil. Se asustó pensando que si lo hacía enojar, Malakai le haría daño. No sería el primero en herirlo cuando se enojaba, así que Honey ni siquiera consideró lo estúpido de esa idea. Creía firmemente que Malakai lo lastimaria si llegara a enojarlo. Estaba entrando en pánico y quería regresar a su segura y cómoda pastelería.

Para los tres jóvenes que estaban en la habitación fue bastante obvio seguir la línea de pensamiento del nervioso Honey. Jacob parecía arrepentido, así que intentó tranquilizar a Honey.

Honey estaba entrando en pánico otra vez, y no había nada que pudiera calmarlo.

Chubby Boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora