Especial Navideño.

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Nota: ésto es antes de que Honey y Malakai tuvieran sexo.

Honey siempre se tomó en serio las festividades.

Desde pequeño, cuando aún no sabía cocinar ni la mitad de los dulces que vendía en la pastelería, siempre se encargaba de hornear todo lo que su infantil mente pudiera recordar. Ya fuera para sus padres irritables, su tía, sus amigos o sus padres adoptivos, Honey ponía toda su alma en hacer postres para ellos. Sin importar quiénes fueran, siempre recibían algo del pequeño castaño.

Fue en su cumpleaños número nueve que Honey armó su primera casa de galletas. Más tarde ese mismo año armó una casa aún mejor solo para dársela a sus padres, quienes la volvieran migaja en cuestión de segundos. Eso no apagó su amor por la festividad, pues los años siguientes siguió armando galletas para todos los que estuvieran en su vida. Al principio armaba muchas casas para sus amigos. Luego fueron para unos cuantos. Luego no tenía amigos y las casas iban siempre a su tía Eleanor. Finalmente tuvo a Irina, pero a ella no le gustaba el jengibre y por lo tanto no podía comerse las casas.

Honey estaba siempre dispuesto a dar sin recibir nada a cambio. Por eso, cuando el mes de diciembre llegó aquel año, Honey estuvo emocionado de que al final tenía personas a las que podría regalarle casas de galleta. Estaba Jacob, Malcolm, Harry, Trent, los novios de Harry y Trent, Mike, el novio de Mike, su tía, Irina. Y la persona a la que más ansiaba darle una casita de jengibre navideña era Malakai. Estaba muy emocionado éste año.

La mayoría de sus amigos iba a viajar con su familia o la familia de su pareja para pasar la Navidad, lo que le dejaba poco tiempo para armar tantas casas de jengibre. Tenía que encargarse de eso y al mismo tiempo manejar la pastelería.

Ah, iba a ser una navidad muy ajetreada.

Honey empezó con la casa de Harry y Trent, quienes resultaron ser primos. Él no lo supo hasta después. Curiosamente sus novios también eran primos, así que sus familias siempre estaban reunidas para las festividades. Como Honey no quería jacer cuatro casas distintas sabiendo que muy probablemente iban a ser compartidas entre los cuatro, decidió armar una casa de jengibre gigantesca. La decoró del modo que le pareció correcto de acuerdo a sus amigos.

Se las entregó un día antes de que partieran a Michigan para pasar la Navidad.

Luego siguió la casa de Jacob. En ésta Honey quería dedicarse bastante porque se trataba de su mejor amigo, el único chico al que le confiaría sus más oscuros secretos sin dudar. Jacob había hecho muchas cosas por él y Honey quería devolvérselo todo de la única manera que sabía; a través de sus postres.

La casa de Jacob tenía crema rosa y azul celeste. Le hizo patrones muy hermosos en los costados, además de pequeñas rosas blancas en el techo. En la puerta trazó algunas cadenas y un collar, rosa porque creyó que iba mejor con Jacob. Adicionalmente le preparó unas trufas de chocolate, las cuales decoró con chispas de chocolate y azúcar glass. Todo ésto lo mantuvo seguro en la pastelería hasta que fue el día de entregarlo. No podía hacerlo el 24 porqué Jacob iba a tener, citando, "una noche llena de sexo pervertido para celebrar la navidad", así que no podía comer nada las horas previas.

Se la entregó puntualmente el 22 de diciembre a las tres de la tarde. Jacob casi saltó sobre él y le dio un beso, pero Malcolm lo detuvo. Jacob estaba tan feliz que Honey no pudo evitar sonreír por la alegría de haber hecho feliz a su mejor amigo.

—¡Eres lo más dulce que hay en éste mundo, Honey!— chilló el rubio, procediendo a destrozar la hermosa casa de jengibre. —¡Te amo mucho!

Malcolm no dijo nada, solo observó junto a Honey mientras el hermoso Jacob se volvía un desastre de migajas y crema.

Chubby Boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora