Capítulo 18.

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Honey contempló el rostro de Malakai durante unos largos veinte minutos antes de que el hombre despertara.

Honey estaba acostumbrado a trabajar desde la mañana, así que para él era bastante común despertarse muy temprano en la mañana para abrir la panadería. Su cuerpo estaba programado para empezar el día muy temprano, a veces cuando apenas salía el sol. Dormir en casa de Malakai no cambió ese patrón, haciéndolo la única persona despierta a las cinco de la mañana en una cama que no era la suya, una habitación que no era la suya y una casa que definitiva no era la suya. En cualquier otro lugar se habría asustado o caído presa del pánico. Pero estaba en casa de Malakai.

Cuando despertó fue envuelto por una sensación de calidez. Después notó que esa sensación venía de los brazos de Malakai envueltos alrededor de su cintura, lo que seguramente debió pasar en el transcurso de la noche. Los brazos de Malakai eran gruesos y parecían musculosos. Tenerlos alrededor de su cuerpo fue tranquilizador de una manera que Honey no esperó. Su cabeza no dolía. Sus miembros no estaban tensos. Se sentía bien. No tenía miedo.

Honey decidió no hacer ruido porque le daba vergüenza despertar a Malakai. Dado que no tenía muchas opciones, permaneció en silencio observando al hombre que dormía a su lado. Malakai era increíble. Observarlo tanto tiempo hizo que Honey sintiera cosas raras. Era guapo. Más guapo que cualquier otro hombre al que haya visto jamás. Todo en él era demasiado...

-¿Hace cuánto estás despierto?- preguntó Malakai de repente.

Honey se sonrojó.

-N-No tanto...

-Honey, puedo distinguir por tu voz que llevas demasiado tiempo despierto.

-Ahm...

-Tranquilo. No me molesta ser observado por tus lindos ojos.

El rostro de Honey era rojo como un tomate en ese instante.

Malakai se levantó antes de avergonzar más al muchacho.

Los dos se separaron en un relativo silencio, Honey yéndose a otro baño para bañarse y ponerse algo de ropa. No tenía más opción que usar la ropa de Malakai a pesar de que ésta le quedaba demasiado grande. Honey se veía particularmente tierno, con un pantalón corto que le llegaba más allá de las rodillas debido a su estatura y una camisa cuyas mangas parecían haberse tragado por completo sus pequeñas manos. Malakai lo vió al salir del baño, mas no hizo ningún comentario al respecto y solo tomó su mano para llevarlo al comedor.

Jacob parecía haberse despertado mucho antes que ellos, porque estaba sentado frente a la mesa comiendo de un abundante desayuno que se veía demasiado apetecible. Honey sintió la saliva acumulándose en su boca ante toda esa comida. Se veía deliciosa.

Todos tomaron su asiento, cada muchacho al lado de su pareja. Honey estaba dudoso de servirse la comida, pues no sabía si la comida era para él también o solo para Jacob y Malcolm. Sus manos se sacudieron nerviosamente bajo la mesa y sintió que la ansiedad asomaba su horrible cabeza, solo para retroceder cuando Malakai le preparó un plato de comida y lo dejó frente a él. Ruborizado, Honey murmuró un pequeño "gracias" antes de empezar a comer.

Honey no pudo evitar soltar un gemido al probar el primer bocado, sintiéndose extasiado con el sabor. Nadie era más fanático de la comida que Honey y eso no cambiaría nunca.

Comió en paz, tan enfocado en su comida que ni siquiera prestó atención a lo que sucedía a su alrededor. Vagamente escuchó una conversación, pero no tenía ánimos para unirse. Toda su atención estaba puesta en la comida.

Cuándo terminó, hizo el intento de ir a lavar su plato. Sin embargo fue detenido por Malakai, quién le ordenó que se sentara y fue a hacerlo él mismo. Honey no estaba tan acostumbrado a ser atendido, así que sus mejillas se calentaron y sintió algo raro en su abdomen después de eso. Siempre sentía cosas en el estómago cuando se trataba de Malakai.

Honey se mordió el labio con nerviosismo, inseguro de qué hacer. Jacob vino a su rescate.

-¿Cómo dormiste, Honey?- preguntó el rubio con una sonrisa.

Honey hizo un excelente trabajo al evitar mirar las múltiples marcas rojizos en el cuello de Jacob.

-B-Bien.

-¿Dormiste con Malakai?

-Eh, s-si.

Jacob le sujetó la mano con suavidad, depositando un beso en la mejilla de Honey. Ahora que estaban entrando en confianza como amigos, Jacob sentía que ya podía empezar a ser como siempre era: extremadamente cariñoso.

Honey se sonrojó, pero eso fue todo lo que hizo. No le incomodó. Estaba bien con Jacob.

-¿Y cómo te sientes? Con Malakai, me refiero. Sé que es tu primera relación.

Honey hizo una mueca.

-N-No es la primera...- murmuró tan bajo que Jacob apenas lo oyó.

-¿Eh? ¿Has tenido una relación antes?

Honey no estaba muy seguro de qué decir. Pensar en eso... era demasiado doloroso.

Si, una vez tuvo una especie de relación. Aunque no terminó en absoluto bien.

-Algo así. C-Cuando estaba en preparatoria, había un chico que me gustaba mucho. Él fue amable al principio, me dejó pasar tiempo con él y nunca me dijo nada malo. A-Al menos al principio- murmuró Honey, sus labios formando una mueca triste.

-¿Y qué pasó?- inquirió Jacob, su ceño fruncido con preocupación.

Honey jamás había hablado de ésto con nadie. Pero quería hacerlo con Jacob, porque Jacob era su amigo.

-É-Él me dijo que quería ver una foto mía mientras hablábamos por teléfono. Después siguió. Hasta que una noche...- el familiar ardor de las lágrimas le hizo sentir mal. -M-Me pidió que le enviara f-fotos si-sin ro-ropa. Y l-lo hice porque me gustaba mucho.

Honey tomó una pausa, alejando de su mente todo pensamiento negativo. Los recuerdos de aquella época luchaban por filtrarse.

-Dejó de hablarme y una semana después colgó mis fotos en los pasillos de la escuela- finalizó Honey, su voz triste.

-Oh Honey- susurró Jacob con un tono bajo. -No debiste pasar por eso, dulce. Ese idiota se merece lo peor.

Honey sonrió.

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Malakai oyó toda la conversación.

Malcolm también lo hizo, aunque no dijo nada. No estaban muy lejos del comedor y fueron capaces de oír cada palabra dicha por honey.

A Malakai se le rompía el corazón cada vez que pensaba en todas las cosas que su adorable Honey tuvo que experimentar a lo largo de su vida. Él quería borrar de su mente todos esos malos recuerdos y reemplazarlos con buenos. Lo único que Malakai deseaba era la felicidad de Honey.

Malcolm le dió una mirada neutral antes de palmarle el hombro.

Aún había muchas cosas que debía solucionar si quería hacer feliz a Honey. Pero lo haría.

Todo por Honey.

Chubby Boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora