Capítulo 28.

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—¡Cuéntame todo, Honey!— exclamó Jacob tan pronto atravesó la puerta del apartamento de su amigo. —¡Dime todo! ¡¿Era grande?! ¡¿Te ahogaste?! ¡¿Qué sabor tenía?!

Honey se sonrojó tanto que lucía como un tomate. Al mirar a su izquierda se encontró con la mirada exasperada de Malakai, lo que solo aumentó su nerviosismo. Se cubrió la cara con las manos mientras su novio procedía a darle un sermón a Jacob sobre los límites y la intimidad. Dicho sermón fue ignorado descaradamente por el rubio, quién fijó su atención en el ruborizado castaño que quería morirse de la vergüenza en ese momento.

Malakai suspiró antes de dejar un beso en la mejilla de Honey, para luego retirarse calmadamente del apartamento. Aunque Honey no sería capaz de decírselo a la cara nunca, él sabía que el muchacho disfrutaba mucho de su peculiar amistad con Jacob y no deseaba interferir en ella a pesar de lo poco discreto que era Jacob.

Malakai salió del apartamento, dejando solos a los dos amigos.

Inmediatamente después de su partida, Honey se quitó las manos de la cara y fulminó con la mirada a su mejor amigo. Claro que, una mirada fulminante de Honey era de lo más adorable que podría existir. Jacob ni siquiera se inmutó, en cambio solo esbozó una gran sonrisa que le ganó un golpe en el hombro. Honey estaba muy molesto porque ahora Malakai pensaría que él siempre iba corriendo a contarle a Jacob cada detalle de su vida personal.

Jacob se acomodó junto a su amigo, rodeandole los hombros con sus brazos. Luego procedió a repetir sus preguntas, ahora con una mirada muy intensa.

—Ahora sí, cuéntame.

Honey se aseguró de que Malakai no estuviera cerca antes de abrir la boca y empezar a hablarle a su mejor amigo sobre lo sucedido la noche anterior.

—B-Bueno… era gr-grande.

—Lo supuse. Solo lo ví una vez y todavía éramos adolescentes— murmuró Jacob, haciendo una cruz con sus manos. —Temo por tu capacidad de caminar, Honey. Pero continua. Dime qué más.

—Eh, s-sabia raro. Pero me gustó…— ruborizado, Honey bajó la mirada.

—¿Ah? ¿Que te gustó?

—Tenerlo en mi boca— susurró Honey. —Me gustó la sensación. Se s-sentía muy bien.

Jacob asintió.

—Tal vez tengas una fijación oral.

—¿Eh?

—Te explico después. ¿Qué más pasó?

Honey trató de recordar algo más.

—Ah, hice lo que me dijiste y le gustó, cr-creo— tímido, Honey se lamió los labios. —Oh, Malcolm llamó.

Jacob tardó un segundo en procesar.

—¡Por eso me dijo que Malakai sonaba raro!

El rubio empezó a reírse a carcajadas.

—Ah, luego sentí que iba a y-ya sabes. Y pues…

Honey no sabía si decirle a Jacob lo siguiente.

—Dime, Honey.

—Bueno, iba a alejarme pero Malakai me jaló el cabello y… m-me tragué todo.

El chillido que soltó Jacob lastimó los oídos de Honey.

—¡Honey!

Después de un rato se calmaron y decidieron ver una película.

Honey estaba feliz de poder pasar una tarde tranquila, pero de repente le llegó un mensaje que arruinó todo.

Chubby Boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora