Onceava parte

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La chica de los ojos verdes (Undécima parte)

- No.

Varios ojos se volvieron al unísono ante el monosílabo, pronunciado con fuerza y determinación. Todas las miradas se posaron sobre Seher que había quedado rezagada tras el grupo que se dirigía a la puerta principal.

Este no, era la respuesta a su padre que acababa de decirle que se preparara para volver a casa con él...Seher no había pensado en nada.. ese no, salió de forma automática de sus labios directamente importado de su corazón sin pasar por el cerebro siquiera.

Su padre ahora la miraba incrédulo obviamente sin saber que decir, por supuesto que ahora que estaban prometidos no era propio que ambos convivieran bajo el mismo techo. Seher se centró en mirar exclusivamente a su padre...no se atrevía a mirar a Yaman. Sabía que su decisión contravenía todas las convenciones y de saberse en su barrio estaría en boca de todos... le daba igual. La noche anterior había sido la peor noche de su vida, se dio cuenta de que estar alejada de él le dolía físicamente. No lo soportaría... necesitaba muchas horas, años quizás acurrucada en el calor de su pecho, para olvidar ese frío aterrador que la invadió la pasada noche cuando existió la posibilidad de no volver a verlo con vida. Ella fue plenamente consiente de que la vida cambia en un segundo, dándotelo todo o quizás quitándotelo. No pensaba desperdiciar el tiempo preocupada por seres chismosos y malintencionados como las urracas casamenteras.

Yaman observaba a su futura esposa... tenía el gesto serio y terco que decía a voces que no pensaba cambiar de opinión. Sólo su movimiento rápido de dedos jugando con la cinta de su alianza delataban el nerviosismo interior por semejante enfrentamiento. Él solo deseaba besarla, subirla a su habitación cerrar la puerta y tirar la llave....Pero era un hombre sensato, su hermano ya había hecho eso y el resultado no fue muy bueno que dijéramos...Él quería ser el hombre que le diera cosas a Seher no el que se las arrebatara. Necesitaba pensar en algo...y rápido. Pero una voz que hacía mucho que no escuchaba trajo la solución.

- No papá, Seher no se puede ir...la necesito...

Ahora el foco de atención había cambiado a la persona que hablaba en mitad de la escalera. Kevser parecía volver a ser la antigua Kevser que todos conocían. Cual bella durmiente había salido de su letargo para sorprenderlos a todos. Terminó de bajar las escaleras y sin más palabras padre e hija se fundieron en un abrazo largamente pospuesto.

Seher lloraba contemplando la escena...Yaman se acercó a ella tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella escondiendo sus manos de la vista de los demás a la espalda. Su cuerpo zumbaba por la necesidad de abrazarla y el hecho de que sus dedos estuviesen helados incrementó ese deseo, deseo de entibiar su piel, deseo de protegerla del más mínimo desasosiego, deseo de ser todo lo que ella necesitase.

Kevser y el señor Yusuf se hablaron bajito un rato, se entendieron palabras de perdón y disculpa. Se hicieron promesas de más tiempo juntos, de recuperar los recuerdos buenos y borrar los malos y así comenzar una nueva realidad. El señor Yusuf tras besar a su hija mayor en la frente se acercó a su hija menor y a su futuro yerno que había permanecido uno al lado del otro sin hablar.

- Hija, te quedas ya que tu hermana te necesita...sólo por eso...¿entendido?

Lo último lo dijo mirando a Yaman, este se irguió en toda su altura y asintió confirmando una promesa sin palabras. Tras esto se marchó.

Quedaron solos en el hall de la entrada Kevser, Yaman y Seher. Ambas hermanas se miraron y se abrazaron sin decir palabras. Eso hizo comprender a Yaman la unión tan profunda entre las dos y como de doloroso debió haber sido para su chica de los ojos verdes esa separación. De repente se escuchó la voz de Yusuf desde la escalera llamando a su madre. Kevser se acercó al oído de su hermana y le susurró algo. Seher se sonrojó mucho y su hermana sonreía mientras se marchaba con su hijo.

LA CHICA DE LOS OJOS VERDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora