La chica de los ojos verdes ( Primera parte)
Dedicado a mi amiga Zea un amor de persona y romántica incurable, espero que lo disfrutes..
Seher estaba nerviosa, no sabía muy bien porqué...lo cierto era que no venía a pedir nada descabellado...sólo quería poder entrar a la casa y ver a su hermana y a su sobrino. Simple...¿verdad? ...después de todo era un miembro de la familia y tenía derecho a verlos. Tras años de discusiones con su padre por fin lo había hecho entrar en razón y saber que Kevser estaba enferma lo consiguió ablandar. Así pues, si había conseguido por fin convencer al hombre con la cabeza más dura de todo Antep de que ya era hora de enterrar el hacha de guerra y unir a la familia, nada evitaría que hablara con el cuñado de su hermana y que éste le dejara acceso a la mansión.
Dos hombres de aspecto imponente y traje pasaron por su lado y apenas si repararon en ella, bueno el más alto con barba y gafas sí la miró...levantó por unas milésimas de segundo sus ojos de los papeles que el otro hombre le mostraba, para clavarse directamente en los ojos de ella para luego volver a los documentos. Después se perdieron por el pasillo...sola de nuevo en el recibidor de aquella gran empresa soltó de golpe el aire que ni siquiera se había dado cuenta que retenía. Era la primera vez que un hombre sólo con su negra mirada y en un segundo le había robado el aliento , literalmente...los únicos hombres de su vida no miraban así. El sonrojo subió a sus mejillas y al darse cuenta se reprendió a si misma, * Maldita seas Seher, ¡cálmate! ...*. Se levantó del sillón en el que llevaba ya dos horas sentada esperando por Yaman Kirimli y se dirigió a la recepcionista para preguntar por los aseos, necesitaba refrescarse y tener la mente afilada para hablar con él...
Nedim salió del despacho y Yaman se quedó sólo, se quitó las gafas y se masajeó los ojos. Fue un error...tan pronto como los cerró la imagen de la chica de recepción lo invadió....* Hace demasiado que no me acuesto con una mujer...* pensó Yaman, buscando una explicación a su reacción a la chica de ojos verdes. Las mujeres para él eran un mal necesario y placentero en ocasiones, pero para nada algo inevitable...pero los ojos de esa chica sí habían sido inevitables...su mirada había sido inevitable...y su erección involuntaria también. Razón de más para deshacerse de ella, si como pensaba venía por el puesto de asistente...lo sentía por ella. Era imposible, algo en su interior lo alertó de que tener a esa mujer cerca era un error. Que lo matasen ya, si en su propia empresa se veía obligado a esconderse por los rincones para controlar los instintos primarios que podía despertar en él aquella chica.
Así que llamó a la recepcionista y le dijo que se librara de ella...
Seher esperaba escondida en un pasillo a que él saliese de su reunión. Todavía le ardía el pecho por la indignación...la habían "invitado" a marcharse sin ninguna explicación. Pues bien, ella era digna hija de su padre y no se iba a conformar así sin más. No se pensaba marchar de allí hasta ver al señor Kirimli coger el teléfono y dar orden a sus guardaespaldas de que ella podía entrar en esa casa cada vez que quisiera.
Por fin se abrió la puerta y empezó a salir gente de la sala de reuniones, sabría cual de todos esos hombres sería él porque tomaría el ascensor para ir a su despacho.
Llegó la oportunidad, un hombre trajeado entró sólo en el ascensor y antes de que la puerta se cerrara ella se coló dentro...
Cuando Yaman, aún con sus pensamientos puestos en los temas tratados en la reunión de inversores, sintió que alguien más había entrado en su ascensor privado se volvió para poner en su lugar al inconsciente capaz de tan gran error. Se dio la vuelta para encarar al pobre desgraciado que pagaría su mal humor del día y se encontró frente a frente con la chica de los ojos verdes que le había robado la tranquilidad aquella tarde. Sus miradas quedaron enganchadas y los ojos de ella, ya de por si inmensos, parecieron crecer aun más al reconocerlo. Nuevamente su cuerpo reaccionó a ella pero en esta ocasión el efecto fue mil veces mayor...si cuando la vio en el pasillo sintió un disparo ahora mismo sentía como si lo hubiese atravesado un rayo. La electricidad y el fuego se arremolinaban dentro de él sin control alguno como nunca antes le había sucedido en su vida.
Él ...pensó Seher...es el hombre de esta tarde, intentó apartar su mirada de la de él pero le fue imposible. Sus ojos cayeron presos de los de aquel desconocido y ya no obedecían su voluntad. Él avanzó un paso hacia ella y en un instinto propio de la presa que se sabe acechada ella retrocedió. La espalda de Seher que quedaba descubierta por el vestido veraniego de flores rojas que llevaba puesto tocó con el frío metal de la puerta del ascensor lo que la hizo, en un acto reflejo, apartarse de esa frialdad echando el cuerpo hacia adelante lo que la hizo quedar pegada al torso de él.
Yaman no perdió su oportunidad y en cuanto sus pechos se unieron sus brazos la rodearon por la espalda y por su mínima cintura para anclarla a él. Nunca antes había hecho algo parecido con una mujer, pero deseaba sentirla...de repente la tela entre ellos le resultaba intolerable. Él deseaba el tacto, el calor y el aroma de su piel. Enterró la cara en su pelo y el olor lo sorprendió...nada de sofisticados perfumes...ella olía a vainilla y galletas. El descubrimiento le hizo querer probarla, ¿sabría igual que olía?, se preguntó. Llevó entonces los labios a su cuello justo al punto donde notó su sangre bombear embravecida, muy satisfecho de repente al notar que ella también estaba afectada por él. Con total deliberación lamió esa suave piel y sí, ella era toda dulce como su olor pero con un punto salado que lo fascinó.
Seher no comprendía que le estaba sucediendo, había ido allí aquel día para hablar con el cuñado de su hermana, pero en cambio había acabado en un ascensor abrazada a un desconocido. Un desconocido que hacía que su corazón se volviera loco y que su cuerpo no la obedeciera. Un desconocido que con su olor a café, menta y ropa limpia la hacía sentirse en casa. Un desconocido que le había robado el aliento esa tarde con una mirada y ahora con su toque incluso podría robarle el alma...Sintió sus labios y su lengua en el cuello y todo su cuerpo se estremeció, el tiempo se detuvo y se deleitó en la suave caricia de sus labios y su barba en su piel. Él recorría su cuello avanzando sin prisas, luego su oreja y su mejilla ...buscando final mente su boca dejó un ligero beso en la comisura de esta, cuando la campana del ascensor al abrirse las puertas los sacó de su trance.
Recuperados los sentidos Seher se apartó y dando media vuelta salió a toda prisa del ascensor y luego a la calle...sintió los pasos de él tras ella pero no pudo alcanzarla y se perdió entre el gentío.
Continuará...
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LA CHICA DE LOS OJOS VERDES
FanfictionRelato corto de Yaman y Seher, protagonistas de Emanet, una historia diferente.