Treceava parte

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La chica de los ojos verdes ( Treceava parte)

El ruido del motor cesó y fue el repentino silencio el que la sacó de un sueño en el que no sabía en que momento había caído. Alzó los ojos y le pareció que continuaba dormida... frente a ella se abría la más hermosa de las imágenes... Bajo un magnífico cielo estrellado y al fulgor de la luz de una luna llena y brillante se presentaba ante ella un mundo que sólo podía existir en los cuentos de hadas...

Miró a su izquierda y los ojos de su ya marido la observaban atentamente...absorbiendo sus reacciones pacientemente. Ella no pudo hablar pero le acarició el rostro y pensó...*cuanto te amo*. Luego bajó del coche y caminó hacia el embarcadero.

Yaman bajó del coche y contempló a su esposa caminar hacia el agua. La casa del lago era su lugar especial...nunca había traído a nadie aquí. Era su secreto...allí siempre iba sólo y nadie conocía su existencia...hasta ahora...

Varias luciérnagas danzaron ante sus ojos y lo trajeron al momento presente. Seher caminaba como hipnotizada hacia el agua alzaba las manos intentando tocar a las esquivas criaturas de luz, que curiosas la envolvían sin darse cuenta de que ella misma se había convertido en un ser místico casi irreal...Iba descalza ya que los tacones habían quedado olvidados en el coche, el largo vestido blanco de boda de vaporosas capas se había tornado plata bajo los rayos de la luna y los bordados de plata destellaban con cada paso que ella daba. La larga melena de Seher estaba suelta...libre ya del intrincado recogido que había lúcido durante la boda. Yaman se maravilló por como ella había pasado de ser una regia emperatriz a un hada del lago. Se descubrió a si mismo totalmente fascinado por ella...por todas las mujeres que habitaban en ella...y se dijo que quizás una vida entera no le bastaría para descubrirlas a todas.

Seher estaba encantada, todo era mágico junto a este hombre y nunca dejaba de sorprenderla. Aquella tarde cuando bajó las escaleras de la mansión esperando ver a poco más que la familia y el Imán se encontró la gran terraza de la mansión a rebosar de familiares, vecinos y amigos. También estaba el oficial de bodas junto a una hermosa mesa llena de flores. Ella no entendía como él lo había conseguido en unas horas... pero cuando terminara el día serían marido y mujer de todas las formas posibles... humanas o divinas. Su padre la acompañaba a la espera de entregársela a su futuro marido, arriba en la habitación había atado un hermoso lazo rojo a su cintura, que no sólo simbolizaba su virginidad sino la suerte y prosperidad que ella llevaría a su nuevo hogar.

Cuando finalmente lo vio esperándola junto a la mesa de bodas se le cortó la respiración. No era posible que fuese más guapo de lo que ya era y se equivocó... Llevaba un traje negro pero el chaleco era blanco bordado con filigranas de plata totalmente a juego con su vestido. Quien quiera que los viera a ellos o a la fiesta no pondría en duda que todo se había planificado con mucho tiempo...así era el destino. Todo lo demás había pasado como en un sueño, recordaba las felicitaciones y los parabienes de forma difusa, tampoco era muy consciente de que había comido o bebido...pero sí lo recordaba a él poniendo manjares en sus labios que ella tragó obedientemente...también recordaba su Sí, al oficial ...pronunciado con una voz rota de emoción y su sonrisa cuando ella dijo sí...también su beso en la frente...promesa de mucho más...

Cuando despidieron a los últimos invitados, estaba agotada y feliz como nunca en su vida pero las sorpresas no habían acabado y en lugar de subir a su habitación. Él la subió en el coche y a su pregunta de ¿A dónde vamos? Él respondió con un "sorpresa" y un pequeño beso en los labios que supo a poco.

Unos cálidos brazos le rodearon la cintura y un fuerte y alto cuerpo se ciñó a su espalda casi envolviéndola por completo. Estaban al borde de embarcadero y sólo se escuchaban los cantos de las ranas, los grillos y eventualmente algún búho o lechuza. Una leve brisa movía las hojas de los arboles y muy sutilmente el agua del lago sonaba al tocar los pilares de madera del pequeño embarcadero. El conjunto de todos creaba una sinfonía que podría titularse "Noche de Verano" ya que era todo lo que esperarías escuchar...Durante un rato ambos se mantuvieron en silencio escuchando la hermosa melodía hasta que un involuntario escalofrío recorrió el cuerpo de Seher. Yaman lo sintió en su propio cuerpo y la apretó más contra si mismo. Agachó la cabeza y susurró entre su pelo.

LA CHICA DE LOS OJOS VERDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora