Capítulo 8: Hospital

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- ¡Deku! - Gritó al dulce omega que con gesto horrorizado caía del caballo cuando este se levantó.

El grito alertó a los demás que corrían muy preocupados, en especial el alfa que portaba lentes.

- ¡Midoriya! - Se acercó suplicando que este día no avecinara más caos.

- ¡Deku-kun! - La omega castaña seguía los pasos del alfa.

Al llegar vieron a Katsuki, que ya había desmontado a Pecas, con Izuku en sus brazos.

- ¿Qué fue lo que pasó? - Ochako estaba angustiada de que el cenizo volviera a ser el causante de una tragedia.

- ¡Tch! ¡El maldito caballo tiró a Deku! - Observó a Dinamita que lucía arrepentido de herir a su dueño.

- ¡No culpes a Dinamita! ¡Todo esto fue culpa tuya! - El peliverde se agitó en sus brazos esperando que lo bajara - ¡Suéltame! ¡Me voy de aquí! ¡Agh! - Su tobillo dolió.

- ¡¿A dónde piensas ir con tu pie lastimado?! ¡¿Hah?! - Fastidiado chocó su frente con la del omega.

- Bakugou dame a Midoriya - Se aproximó el peliazul al cenizo - Lo llevaré a un hospital de inmediato. Lejos de ti.

- ¡¿Me estás dando una orden?!

- ¡No tengo tiempo para esto! - Trató de tomar al pecoso, pero Katsuki retrocedió - ¡Midoriya y yo nunca debimos quedarnos en este lugar cerca de un alfa tan agresivo como tú!

Estaba a punto de explotar, como de costumbre, pero la voz furiosa de Izuku lo detuvo.

- ¡Iida-kun tiene razón! ¡Nunca debí aceptar tu invitación! - Sus esmeraldas cristalinas miraban con un gesto molesto - ¡Déjame!

Iba a removerse de nuevo cuando el cenizo con semblante serio dió pasos en dirección a su hogar, no sin antes empujar con su hombro al alfa cuatro ojos que tenía frente a él.

- ¿Q-qué haces Ka... Bakugou? - Se intimidó por el aura que desprendía.

- Llevándote al estúpido hospital, inútil - Los rubíes hicieron contacto con las esmeraldas - Así todos se callan de una vez.

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No retornaron a la mansión.

El bicolor al regresar a su hogar descubrió esa novedad.

Estaba angustiado.

Sabía que era mala idea dejarlo ir sin su supervisión.

Confío en su amigo Tenya, pero algo debió pasar durante la noche para que no pudieran regresar. Tampoco respondía a sus llamadas y mensajes.

Temía por el omega.

¿Y si Izuku volvió a caer por ese alfa cenizo? O peor aún, ¿y si su celo se había presentado?

No quería tener en su mente esa imagen. La imagen de ese dulce y tierno omega siendo sometido por ese maldito alfa engreído y, lo que le hacía gruñir molesto, verlos disfrutar de ello.

Era imposible. Confíaba en que Tenya estaría atento si Izuku presentaba su celo y que el menor rechazaría al cenizo por respeto a él, ya que era suyo. Era su omega.

No debía perder más tiempo. 

Se dirigió al hogar de la familia Bakugou en busca de su prometido y su amigo.

Al llegar se llevó una gran sorpresa. 

Le informaron que el pequeño pecoso se había desmayado durante la noche y que ahora estaba de camino al hospital por un accidente montando a caballo.

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