Capítulo uno - Rosa amarilla.

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Una bufanda color verde olivo rodeaba su cuello de alabastro mientras el frío de aquel invierno de un 17 de enero le calaba hasta los huesos. Mitsuya, el chico al que tanto admiraba, lo había citado en aquel lugar, por lo que llevaba también consigo una bufanda más de color morado, puesto que no quería que el contrario se pasara de frío. Definitivamente él no iba a dejar plantado a nadie, mucho menos con el frío que hacía ese día, mucho menos dejaría a Taka-chan.

Apenas había gente circulando por el lugar, el día estaba realmente frío, unos pocos valientes se atrevían a hacer cosas que no tuviesen que ver con la escuela o el trabajo. El aire que salía de su boca se tornaba blanco, cual humo de un cigarrillo producto del frío, y a las demás personas les pasaba lo mismo.

El asfalto escarchado se veía resbaloso, por lo que procuraba el chico de buen parecer tener cuidado con cómo y dónde pisaba. Vio a lo lejos una silueta con un caminar que le resultó familiar, por lo que se acercó con cautela, con la vista enfocada en aquella persona. Una sonrisa se formó en el rostro del más alto, la persona a quien más admiraba (junto a su hermana mayor) se veía igual que siempre, con una gentil sonrisa igualmente. Ambos estaban felices de volver a verse.

Al estar lo suficientemente cerca, se saludaron chocando los puños. Mitsuya iba vestido con una chaqueta que parecía bastante abrigada, pero, como Hakkai esperaba que sucediera, iba con el cuello desabrigado, lo que hacía que este sintiera frío.

─Buenos días, Hakkai, se ve que haz estado bien. ¿Es así? ─El grisáceo miró a los ojos al más alto, como si buscara ver a través de ellos la verdad tras la próxima respuesta a su interrogante.

─Sí, he estado bien, después de que Taiju se fue todo ha mejorado considerablemente. Ten, traje una bufanda para ti, Taka-chan, pensé que te daría frío. ─Con algo de timidez, le entregó la bufanda que había traído. Sus manos se rozaron, pero ambos fingieron que aquello no había pasado.─ ¿Cómo haz estado tú?

El chico rodeó su cuello con la bufanda, ofreciéndole nuevamente una sonrisa como agradecimiento. ─Precisamente venía a hablarte de eso. Todo ha marchado de maravilla, el caso es que encontré un trabajo, pero no quiero dejar a Luna y Mana solas. Ahí es donde quiero que entres tú, me gustaría que cuides de ellas, Hakkai. Confío lo suficiente en ti, creo que serías amable con ellas. Te pagaré.

El chico por un momento olvidó cómo se respiraba, aquello era una muestra de confianza tremenda, lo cuál apreciaba como nadie, que Taka-chan confiara así en él... era realmente el tesoro más valioso que podía tener. Miró hacia abajo, sonriendo de oreja a oreja. Sus ojos brillaban de felicidad.

─Taka-chan, sabes que no necesitas pagar por eso, aceptaré con gusto, es un verdadero honor para mí que confíes de esa manera en mí.

Mitsuya sintió una profunda ternura ante las palabras de su amigo, Se sentía bien que alguien lo admirase tanto, pero de todas maneras, no quería que Hakkai trabajase de gratis, por lo que se decidió a insistirle a darle un suelto por cuidar de sus hermanas menores.

─Vamos, Hakkai, es tu tiempo. No puedes trabajar gratis, no sería justo.

─Taka-chan... ─El chico dejó salir un suspiro, para mirarlo a los ojos─ No puedo aceptar, me sentiría ofendido. Que me dejes cuidar a tus hermanas con aquella confianza ya es suficiente para mí. No te decepcionaré.

El grisáceo se quedó pensándolo por unos segundos... ¿debía dejarlo aceptar así como así? No estaba seguro. Pero él sabía perfectamente que de estar en aquella situación haría lo mismo; no aceptaría. Por tanto, decidió respetarlo.

─Está bien, Hakkai, siempre recordaré esto que estás haciendo por mí. ¿Crees que puedas ir hoy a casa? Realmente empiezo mañana a trabajar, pero creo que es bueno que las niñas se acostumbren a ti.

Flores y Pasteles | Hakkai x Mitsuya, Tokyo Revengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora