Capítulo diez - Azalea Blanca.

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La noche anterior, ellos dos habían dormido juntos, aprovechando que la señora Mitsuya no había estado en casa. Habían dormido abrazados, no habían hecho nada más porque no estaban a solas. Les daba miedo que las pequeñas pudiesen oír algo, por lo que no veían prudente hacer algo más. Ellos no eran del tipo de personas que no pensaban en nada más, no. Sobre todo, Taka-chan, quien, según por lo que había percibido Hakkai durante todo el tiempo que se conocían, era muy detallista, siempre se fijaba en lo más mínimo, y para cuidar de sus hermanas pequeñas era igual, por supuesto.

Eran alrededor de las 6 de la mañana, Hakkai había despertado porque, entre sueños, Taka chan se había soltado del abrazo de ambos, se veía angustiado y gruñía mientras dormía. El peli-azul acarició la mejilla contraria con delicadeza, preocupado por el grisáceo.

―Taka-chan... ―El chico volvió a abrazarlo, esta vez de manera protectora y cálida― Es sólo una pesadilla.

Mitsuya se movió un poco, empezando a despertar lentamente. El de cabellos lilas se veía como si no hubiese descansado lo suficiente, por lo que se acomodó en el pecho de Hakkai, abriendo y cerrando los ojos con pesadez, como si luchase por evitar volver a dormirse.

―Buenos días Kai-chan... ¿te desperté? ―Su voz ronca de recién despertado... le parecía tan sexy, pero no se atrevía siquiera a mencionarlo.― No fue mi intención... tuve un mal sueño. 

―Taka-chan, se ve que sigues cansado. Volvamos a dormir, ¿sí? ―El más alto le ofreció una sonrisa sincera al contrario.― Luego si deseas puedes contarme esa pesadilla. ¿Sabes? Realmente quiero estar contigo. En las buenas y en las malas. Como siempre hemos estado.

―Kai-chan... ―Mitsuya se sorprendió un poco, abriendo un poco más los ojos. Luego le ofreció la sonrisa serena de siempre.― Sí, definitivamente quiero lo mismo. Volvamos a dormir.

La verdad era que Hakkai no tenía demasiado sueño. El hecho de haber escuchado así lo había "encendido" un poco, pero no iba a decírselo a él, quería que descanse, no quería ser egoísta, porque sabía que Taka-chan estaba cansado y también sabía que no le daría una respuesta negativa, así que decidió simplemente aguantarse. Él no solo lo amaba, también lo deseaba, lo deseaba muchísimo. Quería repetir lo de la otra noche, no le importaba si llevaba o no el control, solo le importaba sentirse unido de alguna forma a él. ¿No sonaba extraño? No lo sabía, pero era lo que sentía.

Hakkai se movió un poco para acariciar el cabello de Taka-chan. Había crecido un poco, no tanto como el del peli-azul, pero sí se veía un poco más largo. Para Hakkai, Mitsuya lucía maravilloso de cualquier manera, él lo admiraba demasiado.

Cerró los ojos, intentando forzarse a dormir, mientras escuchaba la pesada respiración de Taka-chan, en señal de que ya se había quedado dormido. Siguió acariciándolo mientras pensaba... ¿Qué podría haber soñado? ¿Qué podría haberlo tenido tan mal? Había varias opciones, solo pensaba en los demás en la TouMan, que haya soñado con algo por el estilo. ¿O tal vez podría haber sido por él?

No lo sabía, y era mejor no darle tantas vueltas. Él se lo contaría.


◊◊◊


La mañana se había ido, al igual que la tarde. Se había divertido con las más pequeñas, aunque ellas se habían estado divirtiendo a costa de Hakkai, pues Mitsuya lo había besado en frente de ellas. Ambas se habían muerto de la envidia, pues admiraban tanto al más alto que creían que estaban enamoradas de peli-azul.

A pesar de creer que sentían cosas por el mayor, ellas adoraban a su hermano, se sentían tremendamente felices porque haya encontrado, al fin, a alguien que sí estuviese a su lado incondicionalmente a su lado como sabían que efectivamente hacía Hakkai. Ellas eran muy pequeñas como para entenderlo todo, pero sí entendían lo necesario, y la felicidad de su hermano mayor era una prioridad.

Flores y Pasteles | Hakkai x Mitsuya, Tokyo Revengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora