𝐀𝐋𝐂𝐀𝐍𝐙𝐀𝐌𝐄
𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫┊Lena Hattori, una chica con un talento inigualable, es buscada por varias pandillas gracias a sus habilidades sin embargo, cada que intentan encontrarla, ella se escabulle, escapando sin siquiera ser vista. Lena s...
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𝐀𝐋𝐂𝐀𝐍𝐙𝐀𝐌𝐄
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El día de la guerra había llegado, iba conduciendo mi moto, vistiendo el traje que representaba a la pandilla Darks, atrás de mi, venían los demás, llegando a las afueras de la ciudad, allí nos encontramos con los chicos de la ToMan, saludé como corresponde, aprovechando de presentar a los que venían conmigo, una vez listos me adelanté junto al líder de mi pandilla, todos nos siguieron mientras les guiábamos hacía el lugar.
。。。
— Jefe, jefe han llegado. — Murmuró un chico.
Bajé de la moto, Mikey, Kaito y yo nos adelantamos mientras los otros estacionaban, Makoto tenía una sonrisa Sádica, nada bueno se traía.
— Mira nada más, Akane, ¿Has traído a los inútiles de la ToMan? — Preguntó él. — De todos modos ganaremos y tu serás nuestra perra.
— Pase lo que pase, suceda lo que suceda, confió en mis amigos, ganaremos y esta vez tomaremos el liderazgo de tu apestosa banda. — Hablé con firmeza.
Todos estaban listo, una ráfaga de viento pasó por nuestro lado.
— ¡No se queden ahí! ¡Ataquen! — Exclamó Makoto.
La guerra se desató, la batalla comenzó escuchándose golpe tras golpe, todos peleando con tal de conseguir la victoria, me quedé observando a Makoto con odio, este estaba resguardado, no me importó, poco a poco pasé entre todos, atenta a cualquier movimiento hasta llegar al territorio de él.
Sus guardaespaldas atacaron a la vez, me tomó segundos en derrotarlos con un solo golpe, estaba lista para atacar al líder pero una patada la cual bloqueé me hizo retroceder.
— Es un placer conocerte Akane. — Se trataba de un chico de mi edad, cabello rojizos, un poco más alto, era fuerte. — Me presento, soy Kuma, la mano derecha de Makoto, no permitiré que llegues a él tan rápido.
Iba a responder pero entonces alguien se interpuso en frente.
— Esa pelea no te pertenece, yo será tu oponente. — Indicó Kaito.
Sonreí levemente. — Gracias, Kai.
Por fin la batalla entre jefes había comenzado, increíblemente Makoto había mejorado su manera de pelear, estábamos al mismo nivel, tanto él como yo recibía golpes potentes, de un momento a otro ambos nos dimos un golpe fuerte, provocando que cayéramos al suelo.
— Nada mal he Makoto, has mejorado, ya no peleas como niña. — Me burlé, escupiendo sangre.
— No te confíes, terminaré torturándote hasta que me supliques piedad. — Escupió sangre también.
。。。
— Mitsuya, ¿Estás bien? — Preguntó Draken, dándole un golpe al enemigo.
Mitsuya dio un golpe certero, dejando inconsciente a uno. — Si, son fuertes, debemos cuidado.
Ambos se movieron, Mitsuya corrió hacia Takemichi al ver estaba en problemas.
。。。
— ¡Muere, maldito! ¡Muere maldito! — Smiley se divertía en lo que hacía.
Al acabar con uno, se movió golpeando a uno que iba a quebrarle el brazo a su gemelo.
— Angry ten cuidado. — Le ayudó Smiley.
El peliazul aceptó la ayuda, dando un leve asentimiento mientras gruñía.
— Veo que se divierten.
Ambos dieron la vuelta encontrándose con gemelos, de cabello blanco, puntas negras, de ojos azules, a Smiley se le marcó una vena en la mejilla.
— Tenemos visitas Angry. — Anunció entre dientes Smiley.
— Veremos si son tan fuertes como parecen. — Los gemelos se movieron para atacar a Smiley y a Angry.
。。。
Minutos y más minutos peleando, por fin la batalla había acabado, derroté con éxito al líder mientras que Kaito derrotó a su mano derecha, dejándolo inconsciente.
— ¡La batalla acabó! — Exclamó Mikey acercandose a nosotros.
La mayoría de nuestros compañeros estaban en el suelo exhaustos, por suerte nadie había salido dañado, tan solo golpes y ya, cosas que se podían arreglar.
La batalla había acabado y eso me tranquilizaba, poco a poco me acerqué hasta llegar con Smiley, este, quién estaba sentado, al verme me sonrió amplió, abriendo sus brazos, me coloqué de rodillas y lo abracé.
— Hemos ganado, Smiley. — Murmuré contenta.
— Lo hicimos, Linda. — Dio suaves palmaditas en mi espalda.
La felicidad se esfumó en cuanto las sirenas de los policías se escucharon a lo lejos, rápidamente todos se fueron a sus motos y se dispersaron tomando diferentes caminos para no ser encontrados, yo me fui siguiendo a Smiley, al adentrarnos a la ciudad, aumenté un poco la velocidad hasta quedar a su lado.
— Smiley, ¿quieres venir a mi casa? Curaré tus heridas. — Indiqué.
— ¡Seguro! — Respondió.
— Alcánzame. — Le sonreí mientras aumentaba más la velocidad, tomando el camino que me llevaría a casa.