O3.

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Capítulo n. 3,

A B R A Z O S

Tu fin de semana se fue al traste cuando te levantaste el sábado con un tremendo dolor de estómago, si tan solo hubiera sido eso, ya que en verdad fueron cólicos, por no hablar de que ahora tus sábanas parecían la bandera de Japón

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Tu fin de semana se fue al traste cuando te levantaste el sábado con un tremendo dolor de estómago, si tan solo hubiera sido eso, ya que en verdad fueron cólicos, por no hablar de que ahora tus sábanas parecían la bandera de Japón.

Tu humor se había arruinado y los planes que querías hacer se habían ido al cadete, dile adiós a la pista de patinaje sobre hielo, al paseo en bici con tus padres junto otras cuantas actividades que planeabais hacer. Ahora solo tenías ganas de estar tumbada en la cama, comiendo cualquier cosa mientras lloras abrazada a un peluche enorme, eso o pegarte de puñetazos con tu almohada, depende de cómo estuviese tu estado de animo.

Por el momento decidiste darte una maratón de cualquier película que te saliera en recomendaciones, pasaste toda la tarde viéndolas hasta que cayó la noche, a este nivel tus ojos dolían de tanto mirar la pantalla, pero no tenías nada más que hacer así que tampoco ibas a parar.

Lo que menos esperabas era que cuando justo regresabas del cuarto de baño encontraste a Kisaki sentado en tu cama, observando como Hanma fisgoneaba por tu escritorio tomando algunas cosas para inspeccionarlas. Parpadeaste cruzándote de brazos, arropándote más en tu manta esperando a que notaran tu presencia, pretendían sorprenderte, pero terminaste sorprendiéndolos tú a ellos.

Bueno, nunca te habían visto en semejante estado tan vulnerable, tu nariz estaba roja, mofletes ligeramente inflados, ojeras, despeinada, incluso tenías algunas lágrimas o restos de ellas por tu rostro, causa de una película que te hizo llorar hace apenas unos minutos, de hecho fue la última que viste. Solo los miraste en silencio exigiendo una explicación con la mirada.

─¿Es que no podemos visitar a nuestra amiga?

─¿Entrando por la ventana a las doce de la noche? ─entrecerraste los ojos ante la explicación del más alto, que se encogió de hombros con una sonrisa ladina─ La verdad.

─Huimos de la policía y tu casa estaba cerca.

─Gracias, Kisaki.

─Pero que aburridos sois.

Hanma se quejó tirándose a tu cama, lo seguiste en silencio sentándote, aún con la manta sobre tu cabeza, los tres os quedasteis en silencio un buen rato, sin la necesidad de que fuera incómodo, entonces pasó lo que esperabas, un bombardeo de preguntas y burlas por tu estado actual, la verdad no sabías si querías partirle las gafas a Tetta o una buena patada donde el sol no brilla a Shuji. Tal vez ambos lo merecían, pero no te sentías fuerte, ni físicamente ni anímicamente.

Esto hizo que ambos se miraran entre sí con el ceño fruncido, normalmente te molestaban porque eras fácil de enojar, pondrías caras graciosas ─a sus ojos─ y no pararías de intentar hacer lo mismo, obviamente sin resultados, pero ver que simplemente les dabas un pequeño manotazo sin ganas o suspirabas de manera dramática, les extrañó. Ya sabían que estabas en tus días, no era su primera vez tratando contigo así, pero hoy estabas mucho más cansada que de costumbre, tal vez la maratón chamuscó todas tus ganas de vivir por el momento, sobre todo teniendo en cuenta esa última y triste película.

─Esto es deprimente, ¿podemos hacer otra cosa que no sea mirarnos en silencio?

Cerraste los ojos tomando en cuenta la propuesta del delincuente que fumaba por la ventana, que miró de reojo como tomaste una posición más pensativa hasta que alzaste el dedo índice sobre tu cabeza, parecía que la inspiración divina había venido a verte, aunque para los chicos fue una perdición.

─¿Y bien? ¿Qué es lo que tienes en mente?

Hanma se dio la vuelta completamente cuando sonreíste de manera amplia, los dos te prestaron atención cuando tosiste para hablar.

─Tres adolescentes... solos... dos chicos y una chica... ─Murmuraste causando que ambos se atragantasen ante tu propuesta, intentaron ocultar sus sonrojos lo mejor que pudieron porque fue algo realmente indecente viniendo de la criatura densa que eras─ Está claro lo que va a pasar...

Te levantaste lentamente, deshaciéndote de la manta, acercándote lentamente a Shuji, tirando del brazo de Kisaki en el proceso para atraer a los dos cerca de ti, a este punto los dos pobres se estaban haciendo ilusiones. Te inclinaste sobre el mayor con una gran sonrisa, haciendo que los latidos de su corazón se acelerase a cuanto menor era la distancia.

─Esta claro que lo que va a pasar... ¡es una sesión de abrazos!

─Espera qué-

Los dos se palmearon la frente internamente, claro, eso tenía más sentido siendo tú, ¿qué clase de mentes depravadas tenían? Rodeaste con tus brazos a Hanma, sin embargo el otro se libró sin ser realmente un gran fan de los abrazos, aunque muy de vez en cuando Kisaki se dejaba abrazar. El chico se vio obligado a pasar sus brazos por tu cintura dando ligeras palmaditas en tu espalda mientras entrecerraba los ojos a su amigo, que se iba lentamente por la ventana.

─No huyas, cobarde.

Parpadeaste confundida cuando no viste al otro muchacho, pero te encogiste de hombros, entonces no sería merecedor de tus abrazos. Mientras tanto Shuji trataba de deshacer tu agarre, pero misteriosamente tus abrazos además de ser los mejores que nunca había recibido ─no lo admitiría en alto─ eran de hierro.

No tuvo más remedio, no había manera de librarse de ti una vez que estabas en este plan, menos ahora cuando estabas en esos días, sinceramente era el único momento donde Shuji Hanma temía por su vida, pero tampoco es como si le incomodasen tus abrazos, le gustaban demasiado, pero nunca te lo diría ni aunque se estuviera muriendo.

─Gracias por quedarte Hanma, realmente lo necesitaba.

Dejaste de asfixiarlo con tus brazos, un poco mejor anímicamente, le diste un pequeña sonrisa que hizo que todo su cuerpo se revolviese, evitó tu mirada suspirando, ahora tomándote por sorpresa cuando su mano acarició tu cabeza de manera suave.

─Claro, lo que sea.

A pesar de su indiferencia, volviste a abrazarlo, esta vez lo arrastraste a la cama para quedarte sobre su regazo con tu cabeza apoyada en su pecho. Él estaba muriendo internamente por tenerte así, eras demasiado linda, terminarías dándole diabetes si seguías actuando así a su alrededor, eras una mala influencia para su vida de delincuente.

𝗠𝗼𝗻𝘀𝘁𝗲𝗿 𝗔𝗺𝗼𝗻𝗴 𝗠𝗲𝗻┃Shuji HanmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora