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Capítulo n. 6,

C A S T I G O

 C A S T I G O

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¿Cómo podrías describir los días siguientes después del incidente en el concurso? Horribles. Luego de que Kisaki y Hanma te acompañaran al hospital para corroborar que tu pierna realmente estuviera rota, cosa que, sí, actualmente tienes la tibia fracturada y un par de muletas nuevas. A tus padres no les hizo ni pizca de gracia que llegaras a casa con semejante lesión, además de ser acompañada por dos delincuentes, si antes no podían ni ver a aquellos dos gamberros ahora definitivamente te prohibieron si quiera mirarlos.

Por no hablar de que también recibiste un castigo, como si el prohibirte juntarte con tus amigos no fuera ya suficiente, no podías salir a menos que fuese para ir a la escuela, aunque tampoco es como si pudieras ir a disfrutar de un paseo, fue el hecho de que te privaran de tu libertad lo que realmente te molestó, más cuando ni siquiera tenías la culpa de lo que te pasó.

Pasaste las horas muertas en tu habitación, tumbada en la cama mientras el techo parecía ser lo más interesante que podías mirar, si no te perdieras tanto en tus pensamientos estarías tirándote de los pelos por pasar tantas horas sin hacer nada. Divagaste sobre las últimas discusiones con tu padre, se estaba comportando de manera demasiado exagerada para la situación, admitiste que nadie tuvo culpa en aquel incidente, pero saber que ellos te acompañaron solo le dio el pretexto de poder alejarte de tus amigos.

A tus padres nunca le gustaron Hanma y Kisaki, pero toleraban mínimamente y respetaban que fueran tus amigos, ya que, tenías más amigos y no todo giraba en torno a los alborotadores, tu madre fue más permisiva lo cual hizo que tu padre los dejara en paz por un tiempo, pero tu pobre madre no tenía como defenderlos ahora.

Unos toquecitos en la puerta te hicieron salir de la línea de tus pensamientos desenfrenados sobre la situación en la que estabas, miraste hacia la puerta sin responder, sabías que aún sin hablar la puerta se abriría.

─Cariño, la cena está lista.

Te giraste completamente mirando hacia la pared, teniendo cuidado con tu pierna, tapando tu cuerpo con una manta, no te gustaba tratar así a tu madre pero no estabas en el mejor ánimo para hablar.

─No tengo hambre, comeré luego.

─¿Todavía sigues enfadada? Han pasado cinco días... lo hacemos por tu bien, sabes que esos chicos son una mala influencia.

─¡No me estoy dejando influenciar!

Saltaste a la defensa ─que sabías que no debían tener─ de tus amigos, sí, no eran chicos inocentes a los que les gustaban las peleas amistosas, por desgracia habías presenciado algunas de sus brutales palizas a otros tipos, y a pesar de que no te gustó nada, no eras nadie para cambiar su forma de vida, pero eso no implicaba que por juntarte con ellos terminarías siendo una drogadicta o terminarías matando a alguien.

─Puede que tú no lo veas así, pero hemos notado como has cambiado tu actitud y tus notas... estas bajando de nivel cada vez más.

─Es algo normal en adolescentes, ¡estoy segura de que tú también estuviste así!

─No te lo negaré, por eso mis padres me regañaron también, porque querían lo mejor para mi, al igual que tú me desvié y comencé a juntarme con los matones, me gustaba el líder de la pandilla ¿sabes? Me deje llevar por sus amables palabras solo para un poco de diversión.

─No me gusta nadie...

Abrazaste más tu almohada, sin querer pensando en esa persona, bueno, tal vez si te gustase un poco, pero eso no significaba que ibas a abandonar todo por él, tenías una vida propia e independiente. La risa de tu madre te hizo girar la cabeza para mirarla, se detuvo a hablar contigo sobre su vida como estudiante, en cierta parte podía llegar a entenderte, pero eso no ayudó a sus instintos maternos, además, de otro pequeño problema.

─Llevo esperando quince minutos, la cena ya está fría, espero que al menos le hayas dicho sobre la mudanza.

Tus ojos se abrieron mirando desde tu padre en la puerta hasta tu madre sentada en tu cama, ella parecía estar nerviosa por lo que había dicho, y cuando él se dio cuenta de que no sabías nada la miró con desaprobación.

─Amor, dijimos que no era nada definitivo, necesitamos más tiempo para pensarlo.

─Piénsalo tú, mujer, yo ya tengo clara mi decisión, y viendo que su actitud está empeorando será mejor hacerlo de inmediato.

─¿Hacer qué? ¿Nos vamos a mudar? ¿Qué pasa con la tienda? No es tan fácil llevar todo un local tan repentinamente.

Bombardeaste a ambos desesperadamente, no querías irte de tu ciudad, no querías perder contacto con tus amigos, por mucho que te molestase no querías cambiar de profesores, de hábitos, de casa ni de barrio.

─Oh no, la única que se va eres tú, mañana hablaré con la residencia de monjas.

─Amor creo que estás siendo un poco-

─¡Silencio! No voy a tolerar que se deje influenciar, esta familia es una familia de bien, nuestra hija no puede ser una cualquiera.

─Fuera... ─tus dos progenitores te miraron, tus ojos estaban aguados, causa de contener las lágrimas, ninguno movió un solo músculo así que empujaste levemente a tu madre de tu cama, mirando de manera furiosa a tu padre─ ¡HE DICHO QUE FUERA! ¡FUERA DE MI CUARTO!

Al ver que sólo te miraban perplejos por tu arrebato, gruñiste, levantándote y cojeando para coger una chaqueta, tu padre trató de agarrarte del brazo pero lo empujaste para quitártelo de encima, corriendo lo máximo que tus muletas te permitieron cerraste la puerta de un portazo, caminando cegada por tu ira.

─Quizás estás siendo un poco duro con ella.

─No, lo que le falta a los adolescentes hoy día es mano dura, esto solo demuestra que merece ir a esa academia privada, así no tendrá distracciones.

Tu madre miró por la ventana del salón la calle por la cual te había visto desaparecer, un poco angustiada por tu reacción, quería que fueras feliz, pero estaba claro que alejarte de las cosas que amabas no ayudaría.

𝗠𝗼𝗻𝘀𝘁𝗲𝗿 𝗔𝗺𝗼𝗻𝗴 𝗠𝗲𝗻┃Shuji HanmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora