Capítulo 19

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POV Rose
 

Bien... el simple hecho de tener la vieja bruja de Yeva diciendo "tenemos que hablar" no me da buena espina. Llámenme desconfiada, pero la abuela de Dimitri puede resultar ser una anciana bastante insufrible. Tampoco quiero que me malinterpreten, respeto a Yeva Belikova, es una de las mujeres más importantes en la vida de mi camarada y colaboró en su crianza, pero todo en ella me producen escalofríos.

Nos encontramos reunidos en la estancia de la casa Belikova, todos sentados frente a Yeva, quien tiene una sonrisa de satisfacción gigante desde el momento que vió mi expresión al revelar que conocía mi estado actual. Juro que a esa vieja bruja le encanta molestarme, pero lo tomaré cómo una muestra de cariño.

Yeva y yo no congeniamos mucho, principalmente porque yo no creo en sus disparates de bruja; y a ella no le gusta que yo insinúe que sus paderes son falsos. Pero a pesar de todo eso ella y yo tenemos algo muy importante en común, nosotras amamos a Dimitri y nos gusta verlo feliz, así que intentamos llevarnos bien.

A veces.

—Deben saber que su bebé será muy importante, tanto para dhampirs cómo para morois.— dice Yeva.— Habrán algunos morois que intentarán acabar con la vida del bebé por esa misma razón, deben estar alerta.— su mirada, por primera vez, se torna preocupada.

Yo sé a la perfección quién quiere acabar con la vida de mi pequeño. Robert. El muy bastardo juró venganza por la muerte de su hermano. Venganza que llevaría a cabo matando a mi bebé. Pero está equivocado si piensa que lo dejaré hacerlo, primero lo mato yo.

—No dejaré que se acerquen a mi familia.— habla Dimitri con dureza, sé que él está preocupado, lo conozco muy bien, por más que quiera o intente ocultar sus sentimientos, yo siempre podré leerlos a la perfección.

Me acerco a él y le doy un pequeño beso en la mejilla, sus ojos conectan con los míos y se relaja visiblemente.

—Bien, suponiendo que todo esto es verdad, y no digo que lo es, según tú, ¿Que podríamos hacer para evitarlo?— cuestiono con una mirada desafiante hacia Yeva.

Sé que esto es contradictorio, ella puede estar loca y todo eso, pero sus predicciones siempre son –para mi desgracia– ciertas. Sigo sin creer en sus "poderes" de bruja, pero asusta cuando ella dice que va a suceder algo y de verdad lo hace, prefiero creer que es casualidad, pero no siempre es fácil.

Cuando Dimitri se convirtió en strigio y llegué a Baia para poder saber más sobre él y avisarle a su familia sobre su nuevo estado, Yeva dijo que debía marcharme para poder "hacer algo" por él. Ella claramente sabía cuales eran mis intenciones.

—No pueden hacer nada.— responde amargamente.— El destino está escrito, no podemos cambiarlo.

Me cruzo de brazos.

—Claro que podemos cambiarlo.— replico.— Yo lo cambié el día que ayude para restaurar a Dimitri de ser strigoi.

—Lo de Dimka es una excepción, las visiones pueden tener más de un camino, en la de Dimka habían dos caminos.— explica sin cambiar su expresión.— Uno mostraba a Dimka siendo un monstruo, dañando inocentes, matando sin piedad...

Dimitri se estremece, yo acaricio su brazo tratando de confortarlo, él me mira y sonríe con tranquilidad.

»Y el otro era éste, donde él está feliz, sano y a salvo.— me miro.— El problema es que el futuro del bebé solo tiene un camino, y es inevitable que ocurra... lo que debe ocurrir.

Mis manos se vuelven puños.

—¿De verdad no hay nada?— pregunto.

De verdad estoy desesperada a éste punto cómo para querer recurrir a los "poderes" de Yeva.

—No.— sonríe levemente.— Pero hay algo más:— todos la miramos expectantes.— ese bebé traerá paz y discordia entre dhampirs y morois, por eso también querrán su destrucción.

—Pues no llegarán a él, no lo permitiré. Mataré a quien sea que intente dañarlo.— mi voz es dura pero firme.

—No lo dudo, también sé cuál es el sexo del bebé, por si les interesa saber.— sonríe.

Oh, ahora me siento un poco hipócrita. Yo rogándole a Lissa para saber el sexo de sus bebés y justo ahora yo tampoco quiero saber qué será el mío. Sé que independientemente de lo que sea lo amaré.

—¡Sí, vamos, yo quiero saber!— exclama Viktoria, hablando por primera vez.

—Viktoria, esa es una decisión que les corresponde solo a Rose y Dimka.— la regaña Olena.

—Pero, mamá...— ante su protesta Olena le dirige una mirada de desaprobación, suspira.— Bien.

Casi quiero reír.

—Por ahora no quiero saber, quiero que sea sorpresa.— miro a Dimitri.— ¿Qué opinas?

—Por mí eso está bien.

Sonrío.

—Bien, ya basta de hablar.— Olena se levanta del sofá.— Vamos, les daré algo de comer, el viaje fue largo y deben estar hambrientos, sobre todo Rose.

Okay, la madre de Dimitri me conoce muy bien.

Damos por terminada la charla y vamos al comedor, de verdad me muero de hambre y Olena cocina cómo los dioses.

Academia de Vampiros: Nada es ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora