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Esto no le podía estar pasando, no a él. Se encontraba medio acostado en la orilla de su cama y no es porque así durmiera o se hubiera movido durante la noche...no, su incomodidad era por ese par de mocosos mal nacidos que se habían infiltrado en su cama y que ahora literalmente lo habían echado de su propia cama.
Naruto era hombre muerto, esa misma tarde le regresaría a esos mocosos del demonio y que hiciera con ellos lo que quisiera pero él no iba a ser niñera de los hijos de ese maldito Sabaku No, si por él fuera ese par de demonios ya estarían a medio camino con dirección a Suna.
No había pasado ni cuatro horas desde que los encontró y ya quería que se esfumaran, que desaparecieran lejos de su vista, de su cama, de su casa y su vida, tan solo de recordar lo que había pasado hace media hora lo agotaba.
-señor Sasu- la pequeña niña frente a él, lo miraba con las mejillas rosadas mientras jugaba con su muñeco-tengo hambre- escondió su carita detrás del muñeco
-yo también- secundo su hermano mientras comenzaba a saltar en el sillón- quiero cereal por favor
-no tengo- respondió agrio el moreno tratando de controlar sus instintos asesinos hacia el mocoso
-yo...-los ojos aguamarina de la pequeña comenzaron a aguarse- yo quiero cereal por favor- el Uchiha se tensó al verla llorar, nunca fue bueno con las mujeres y menos si estas comenzaban a llorar
-tsk- incomodo comenzó a revolver su cabello obscuro ¿Qué se supone que se hace en casos como esos? La niña seguía llorando, el mocoso seguía saltando en los sillones y el gato comenzaba a maullar acompañando el llanto de la pequeña, sus nervios estaban por romperse, su paciencia a acabarse y llevo su mano derecha a la katana sujeta a su cadera- enseguida vuelvo, no se muevan
Estaba caminando por las calles de la aldea a las 5 de la mañana con una caja de cereal de dinosaurios en una mano y en la otra un litro de leche, había recorrido media aldea en busca de alguna tienda abierta a esa hora, había tenido que soportar la cara de burla del hombre de mediana edad del local al verlo comprar cereal para niños sin contar la cara de ternura por parte de una señora mayor, jamás en la vida se había sentido tan humillado en toda su vida –esos malditos mocosos
Al entrar de nuevo a su casa no se escuchaba nada de ruido, todo era completo silencio, tomo sus compras con una mano y la otra sujeto su katana con su Sharingan activado comenzó a moverse sigilosamente por la sala en busca de alguna señal de los mocosos o en su defecto del intruso que se había osado en entrar en dominios del demonio Uchiha, pero no había nada, un ruido en la cocina lo alerto llegando hasta ahí en cuestión de milésimas de segundo.
-bienvenido a casa- grito la pequeña con una gran sonrisa al verlo entrar, se bajó con dificultad de la silla y corrió hasta él, sus manitas se encontraban detrás suyo mientras se balanceaba de un lado a otro- ¿se perdió?-pregunto con inocencia la pequeña pelirroja
-se tardó mucho-hablo el niño con algo rojo alrededor de la boca
El cereal y la leche fueron a dar al piso al ver lo que el pequeño demonio tenía en mano y llevaba a su boca... sus preciados tomates estaban siendo devorados por esa bestia de ojos aguamarina y cabello rojizo.
-mis tomates- pronuncio el moreno sin parpadear, observando la masacre frente a él, el cajón del refrigerador se encontraba vacío, ni uno había sobrevivido...ni uno
-a mi hermano le gustan muchos los tomates- justifico la pequeña mientras recogía con dificultad las compras que el moreno había dejado caer-¿puedo comer cereal ahora?
-hagan lo que quieran- se sentó abatido el moreno en una de las sillas mientras observaba como el pequeño demonio se llevaba el ultimo pedazo de tomate a la boca.
La niña comenzó a observar todo la cocina desde donde se encontraba en busca de un plato supuso el moreno pero cuando estaba por decirle donde podía encontrar los trates
-¡YA LOS VI!- grito la niña mientras corría y sacaba un par de platos y cucharas ¿Qué clase de poderes tenia? Solo conocía a ciertas personas que pudieran hacer algo semejante a lo que acababa de hacer y estos eran los Hyuga gracias al Byakugan pero aquella niña no tenía los ojos violetas, ni había activado ningún sello.
Los observo mientras ambos comenzaban a preparar su cereal y la niña le daba un poco de leche en un plato al gato negro, ambos le provocaron curiosidad ¿Quiénes eran? Por su apariencia era claro que eran hijos o familiares de Gaara pero entonces ¿Qué hacían aquí y no en Suna? Y su madre ¿porque había llegado tan herida? ¿Por qué precisamente a él Naruto le había encargado el cuidado de esos niños? No era un secreto que su rubio amigo era un completo idiota pero reconocía que sabía lo que hacía aunque nunca lo admitiría en voz alta ¿Qué estaba pasando y porque sentía que todo tenía que ver con él?
-terminamos- la voz de ambos niños al mismo tiempo lo sacaron de sus profundos pensamientos -¿Dónde dormiremos?- pregunto el niño bostezando al igual que su hermana que además se sobaba los ojos
Sasuke se levantó de su silla y comenzó a caminar, ambos niños corrieron hasta colocarse junto a él, el niño con sus manos en la nuca mientras caminaba relajado, mientras que la niña con su mano libre tomaba la del Uchiha
-no me toques- retiro de manera brusca su mano guardándolas en los bolsillos de su pantalón
-yo lo siento- la niña se aferró a su muñeco tratando de contener las ganas de llorar, Sasuke la miro un segundo y por un segundo se arrepintió de hablarle así aunque después se le olvido a ver su cabello rojizo
-no le hagas caso es un amargado, eso dijo el tío Naruto- el niño se había colocado junto a su hermana mientras le acariciaba sus largos cabellos- ven toma mi mano yo no te voy a dejar nunca- pateo al moreno
Sasuke estaba por vomitar al ver como ambos caminaban tomados de la mano detrás de él, subieron las escaleras y entraron en uno de los cuartos, la que solía utilizar Sakura cuando se quedaba ahí- duerman
- ¿y nuestras pijamas? – le pregunto el niño con cierto enfado en su palabras, había hecho a su hermana sentirse triste y se lo iba a ser notar cuanto le molestaba eso
-no hay-respondió de la misma forma el espadachín saliendo de la habitación.
Entro a su habitación y se dirigió al cuarto del baño para tomar la ducha que el estúpido de Naruto le había impedido, el agua siempre lo calmaba, el fuego era el elemento de su clan, de él, dominante, fuerte, destructor, salvaje y solo el agua podía apaciguarlo, solo alguien de elemento agua podía contener su fuerza, solo Hinata era capaz de silenciar sus demonios.
Salió más calmado como siempre cada que la recordaba pero esa paz se fue al demonio al ver un bulto en su cama, maldijo en voz baja tratando de contener su enojo, como depredador que se acercaba a su presa se acercó hasta la cama tomo a la niña que se encontraba dormida y la llevo de vuelta a su habitación.
Repitió la misma acción de sacarla de su cama y llevarla a su habitación por lo menos 5 veces más pero siempre la niña se las arreglaba para escabullirse en su cama, había cerrado la puerta con seguro, la ventana, incluso había dejado una silla atorando la puerta pero el resultado siempre era el miso, la mocosa en su cama.
Decidió dejarla por el momento, pronto el sol saldría y él no había podido ni dormir una hora por culpa de esos endemoniados mocosos, la niña se había aferrado a su cuello como si de una tabla de salvación se tratara y ya no tenía ganas de seguir jugando por lo que hoy la dejaría dormir ahí, comenzó a cerrar los ojos cuando el mocoso entro sin delicadeza como lo había hecho su hermana y se acostó justo detrás de su hermana para poder abrazarla y para colmo el maldito gato también había ido con él y ahora se encontraba recostado junto a sus pies, sin duda Naruto más tarde sería hombre muerto.
-largo- demando el moreno al menor pero este solo lo ignoro- dije que largo
-no vuelvas a hacerla llorar- exigió el pequeño mientras aferraba más el cuerpo de su hermana
-mañana duermen en su cuarto- fue todo lo que dijo para después cerrar los ojos
Había tratado de dormir pero simplemente no podía, la niña seguía aferrada a su cuello y podía sentir el pie del mocoso en su estómago sumando las palabras del niño hace algunas horas no le permitieron siquiera dormir quince minutos.
-¿Qué harías tu Hinata?- pregunto el moreno sin recibir respuesta como siempre que lo hacía cuando se sentía sin camino
Ambos niños comenzaron a abrir sus pequeños ojos aguamarina, su cabello rojizo despeinado y al verlos supo su respuesta...Hinata Hyuga estaba muerta y él no era ella, él no podría salvar a nadie ni siquiera él quería ser salvado, quiso tener pena por ellos pero no podía y no quería.
Se deshizo del agarre de la niña y salió de la habitación

LA PUERTA DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora