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El cielo estaba despejado y el sol calentaba con sutileza, el viento jugueteaba con sus largos y sedosos cabellos mientras que la mujer trataba inútilmente de bajar un poco la diminuta falda que le había entregado Ino para salir del hospital, en ese preciso momento odio la forma tan "indecorosa" con la que vestía su amiga, a Ino le iba de maravilla ese tipo de ropa su seguridad en ella misma le hacían resaltar sus curvas, pero para ella esta ropa no eran lo suyo.
-creo que regresare por mi ropa- hablo para ella al ver que el vestido rojo que llevaba no cedía para bajar ni un centímetro, pero recordó que la Yamanaka le había dicho que su ropa había sido tirada a la basura y era usar aquel vestido o la bata de hospital abierta de atrás-esto no está bien
Había pasado casi una semana ideando el plan ideal para vencer a Toneri sin que sus hijo sufrieran lo que sentía sería una cruel y larga batalla, dejaría a sus hijos a cuidado de Naruto que los mantendría en secreto de toda la aldea, iría ella a derrotar a Toneri y regresaría por ellos una vez que todo acabara para después regresar a Takigakure y nadie sabría que ella seguía con vida pero ¿en qué momento se complicó todo? No solo Naruto sabía si no que también Ino y no era por ofender a su amiga, pero la rubia se caracterizaba por lo comunicativa que a veces podía ser, no por nada ahora también Sai sabía de ella y para empeorar las cosas ahora estaría por lo menos dos semanas en casa de Sasuke, esto no podía estar pasándole, solo esperaba que el moreno no la reconociera.
Jugueteaba con su collar por los nervios mientras clamaba a todos los dioses que conocía que esto acabara pronto, dudaba mucho de su autocontrol frente al moreno.
La noche había caído sobre los campos de entrenamiento ya hace algunas horas y ambos morenos seguían adentrados en su enfrentamiento, pero Hinata no lo sentía como los anteriores, no lo era.
Lamentaba haber ido esa mañana a desayunar con Ino, lamentaba el haber escuchado tales palabras que la hicieron alcanzar nuevos tonos de rojo en su rostro y que aún se repetían una y otra vez en su cabeza.
-y dime ¿Qué tan bueno esta Sasuke?
-INO!-grito sorprendida la morena ganándose la mirada de todos los presentes en el café-lo siento- se disculpó sonrojada de vergüenza viviéndose a sentar- no peguntes esas cosas
-por dios Hina no es algo del otro mundo, lo tuviste para ti solita por casi dos meses y estoy segura que viste más de lo que todas nosotras podemos presumir
-yo...yo no...no vi nada
-ahora vas a decirme que Sasuke no es un bombón
-yo...no
-BASTA HINATA HYUGA! Por dios santo tienes a un gran ejemplar de dios griego a tu disposición y no lo aprovechas-se quejó la rubia poniéndose de pie ignorando las miradas de todos en el lugar clavadas en su persona-tendrías que estar ciega para no ver lo sexy que es Sasuke
Y de verdad que no lo había hecho, hasta que a Sasuke se le ocurrió la grandiosa idea de entrenar su control de chakra en la cascada, lo vio moverse con gran agilidad sobre el agua mientras que el agua humedecía su camisa blanca y esta enmarcaba su bien marcado abdomen y brazos, su negra cabellera se pegaba en su rostro y sin contar sus fuertes piernas, solo eso basto para que la definición de sexy se viera totalmente afectada, Naruto era guapo demasiado, su rubia cabellera junto con el color azul zafiro de sus ojos era lo que ella llamaba perfección, pero Sasuke era otra cosa. El Uchiha poseía algún tipo de fuerza que atraía a quien lo viera, su cabello y ojos no eran algo fuera de lo normal y aun así te podías perder en ellos con gran facilidad.
Y solo hasta ahora lo veía
-es todo por hoy-declaro el moreno al detener el filo de su espada justo antes de tocar la blanca piel del cuello de la morena
-pero...
-no estas concentrada, así no me sirves de nada- enfundo su katana y comenzó a caminar dándole la espalda y dándole una mejor vista de su buena parte trasera.
-lo siento- se disculpó acercándose a su chamarra lila, que se había quitado para no ensuciarla y tener mejor movilidad. Comenzó a colocársela a espaldas del moreno aguantando las ganas de llorar por sentirse menospreciada como siempre, como el clan la hacía sentirse y alterada por los nuevos pensamientos que cruzaban su cabeza y alteraba los latidos de su corazón junto con el color de su rostro. Un golpeteo en su hombro la hicieron girarse de golpe y quedar atrapada entre el tronco del árbol y el pecho del moreno-Sasuke- pronuncio en un susurro al tenerlo a escasos centímetros de su rostro, el tiempo transcurría lentamente para ella, sentía el rostro arder y las piernas sin fuerzas, en cuanto este dijo su nombre todo se puso negro para ella.
Sacudió su cabeza tratando de alejar aquellos recuerdos pero al ver a lo lejos al moreno protagonista de sus pensamientos, tomando de la mano a sus gemelos supo que él tiempo no borro ni un poco los sentimientos de ella por este, una vez más pidió a los dioses que la ayudaran y que no dejara que aquellos ojos ónix le hicieran perder la razón, esta vez no.

LA PUERTA DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora