•10. Quidditch•

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Tras una reconfortante charla, madre e hija se dirigieron al comedor para presencia la continuación de las películas. Lily acudía al gran comedor con los nervios a flor de piel. Ver a su pequeña tan derrotada, triste y hundida la preocupó enormemente. Por muy valiente que fuera, Lily sentía un miedo terrible. Temía por su futura hija. No sabía lo que pasó en el futuro, pero estaba segura de que su hija había sufrido demasiado. Intentaba mostrarse fuerte, sí, era lo que debía hacer. Su hija la necesitaría y por ello, tenía que recoger cada gota de valentía y fortaleza para estar para ella. Antes de entrar, le dio un último abrazo.

- Te quiero, pequeña. – Dijo Lily con una voz suave y algo ronca debido a todas las emociones acumulados.

- Y yo a ti, mamá.

Cuando entraron, James rápidamente fue a verlas. Dorea lo miró con ternura. Adoraba ver a su hijo tan ilusionado con su futura familia. Se le veía tan preocupado y entregado a sus dos princesas (como él las llamaba) que supo que su hijo sería un gran marido y padre. Charlus opinaba lo mismo. A él muchas veces le preocupaba que su hijo hubiese sido tan mimado y le preocupaba que jamás fuera capaz de responsabilizarse y cuidar de su familia, pero sinceramente, esa experiencia le demostró que estaba muy equivocado. Sentía que por primera vez estaba conociendo a su hijo. Bajo la apariencia de un adolescente bromista y revoltoso, había un joven con valores, un joven que se equivocaba, que amaba, que sentía. Un joven que pedía perdón por sus errores y que estaba dispuesto a asumir las consecuencias de sus actos, tanto los buenos como los malos. Decir que estaba orgulloso de su hijo era poco, por no hablar del placer que le daba conocer a su nuera (o como pensaba de ella, su futura hija) y su preciosa y adorable nieta. Dorea y Charlus se miraron, sus ojos brillaban de felicidad y supieron que sus pensamientos iban por el mismo camino. Estaban felices y se sentían profundamente orgullosos de su familia, tanto que no sabía qué podrían haber hecho para merecer la presencia de dos ángeles como Lily y Scarlett en sus vidas. Se juraron cuidarlas, quererlas y demostrarles con actos lo agradecidos que están por haberles dado aquella familia que durante tantos años habían anhelado.

Por otra parte, los Evans tenían un sentimiento agridulce. Por un lado, eran felices por ver a su hija enamorada de un chico como James. El joven demostró ser alguien de confianza, alguien que haría muy feliz a su hija y también a su preciosa nieta, aquel precioso ángel que llegó a sus vidas para darles alegría y felicidad. Sin embargo, no podían evitar pensar en su hija mayor. Petunia dejó que su odio la llevara muy lejos. No podía evitar preguntarse sobre cómo de mal debieron haber hecho las cosas con Petunia para que fuera de esa manera. Ellos siempre intentaron hacerla sentir feliz, hicieron numerosos sacrificios para darle todo lo que ella necesitaba. Ellos sabían que Petunia deseaba tener magia, y por eso, hicieron mucho para demostrarle que ella también era especial y que ella también tenía numerosos talentos, sin embargo, sus esfuerzos fueron vanos. Petunia fue adquiriendo un odio desmedido hacia su hermana y hacia todo lo que fuera diferente. Ver como Petunia trataba a su sobrina les rompió el corazón en mil pedazos. Les dolía ver llorar a su pequeña y sufrir por la vida horrible que tuvo, de hecho, les hacía sentirse muy culpables. Sin embargo, esta vez se prometieron que no dejarán que las cosas lleguen a los extremos que se vieron a las películas. Pase lo que pase, no permitirán que Petunia maltrate a Scarlett ni tampoco malcríe y maleduque a Dudley.

Cuando todos se instalaron en sus lugares, Albus anunció que se retomarían las proyecciones. Scarlett sonrió ya que sabía cuál sería el siguiente capítulo. Era su primer partido de Quidditch. Sentada junto a su padre, apoyó su cabeza en su hombro y tomó la mano de su madre, lo necesitaría cuando saliera el pequeño accidente que sufrió en su primer partido.

Aquel sábado, el campo de Quidditch estaba a rebosar ya que todos los alumnos, ataviados con los colores de sus casas, se dirigieron al campo para presenciar el comienzo de la temporada de Quidditch.

La historia de Scarlett Potter || Fem HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora