CAPÍTULO SIETE

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JACKSON

No me atreví a revisar mi teléfono hasta la mañana siguiente, cuando estaba desayunando con mis padres. Intenté hacerlo con despreocupación, pero no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi cara cuando vi la respuesta de Frosty.

FROSTY: ¿Te asustaría si te dijera todas las cosas que quiero hacerle a tu polla? Porque como que escribí un ensayo sobre ello. Después de masturbarme. Para que quede claro, también lo hice, no me senté a escribir cartas de amor a tu polla

—Ahí está la sonrisa que buscaba —dijo mi padre, poniendo un batido de papaya, mango, proteínas en polvo y leche de almendras en la encimera para mí—. ¿Qué te tiene tan alegre hoy?

Le di la vuelta a mi teléfono mientras mi madre pasaba por detrás de mi taburete, y se rió.

—Tiene que ser una chica —dijo—. Mira lo rápido que tapó su pantalla.

—No tapé mi pantalla —dije. Sin embargo, no pude evitar deslizar mi teléfono un poco más cerca de mi cuerpo—. Es que no es de buena educación usar los teléfonos durante una comida familiar. No quería ser grosero.

—¿Puedo tener eso por escrito? —bromeó mi padre—. Me gustaría certificarlo ante notario, para poder sacarlo y enseñártelo la próxima vez que intentes cambiar de opinión.

—¿Y quién es ella? ¿Alguien de la escuela? —preguntó mi madre, sirviendo lo que probablemente era su cuarta taza de café del día. Sólo eran las siete de la mañana.

—Mamá, ¿no podemos...?

—Oh, tienes razón —dijo mi padre—. Mira cómo se está sonrojando. Definitivamente es una chica.

—¿Cuándo vamos a conocerla? —presionó mi madre—. ¿Está en una de tus clases? ¿Vive en Daegu o...?

—Jesús, no es una chica, ¿vale? —Cogí mi teléfono y lo volví a meter en el bolsillo—. ¿Podemos dejarlo?

Mi padre me dedicó una sonrisa irónica que decía que no me creía en absoluto, pero estaba dispuesto a seguirme la corriente. Una parte de mí quería gritar que era un chico, sólo para ver cómo reaccionaban. Pero la otra parte de mí sabía que no valdría la pena todas las inevitables preguntas de seguimiento.

—Por supuesto, por supuesto. Tu madre y yo sólo queremos que seas feliz. No nos importa si esa felicidad se debe a una chica o a un vídeo de un gato en Internet. Mientras te veamos sonreír.

—¿Por qué no pueden molestarse conmigo por quitarles todo su tiempo y dinero y no apreciarlos lo suficiente? —refunfuñé—. Los padres normales no son tan solidarios. O tan involucrados en la vida de sus hijos.

—Oh, cariño. Podemos intentarlo, si eso te hace feliz —mi madre endureció su rostro hasta la severidad—. ¡Aprécianos más! Después de todo lo que hacemos por ti —luego sonrió, sus ojos bailando sobre el borde de su taza de café—. Ya está, ¿ha servido de algo?

—Eres imposible. No cuenta si finges estar decepcionada sólo para hacerme feliz.

Empujé mi silla hacia atrás y me puse de pie, luego tomé mi batido y me fui a la sala de estar, con las risas de mis padres resonando en mis oídos.

Por eso no podía hablarles de mi vida amorosa. Si supieran que estaba hablando con un chico, estarían tan emocionados y me apoyarían tanto como ahora, que pensaban que estaba hablando con una una chica. Probablemente me darían consejos sobre la mejor iluminación para enviar nudes. Habían guiado a tantas celebridades a través de escándalos de fotos filtradas que probablemente ya eran expertos.

XOXO | jinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora