XOXO | jinson

CAPÍTULO ONCE

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JACKSON

Me desperté sintiéndome cálido y acurrucado, empujado hacia un lado de la cama, cuando Monroe vino a lamerme la cara.

—Hola, chica —le susurré, rascándole detrás de las orejas. Ella movió la cola, sacando la lengua de la boca, y luego dio un ladrido excitado.

—Shh —le dije—. No queremos despertar a JinYoung.

Aunque no había muchas posibilidades de hacerlo ahora, dado lo pequeña que era la cama. A los perros les encantaba despertar a los que dormían tarde en la cabaña. Me di la vuelta, preguntándome si Woody estaría en el otro lado, molestando ya a JinYoung, sólo para descubrir que ese lado de la cama estaba vacío. El sol calentaba el parche de sábanas donde había estado acostado antes.

—Oh.

Sabía que no debía sentirse decepcionado. Pero había sido tan agradable anoche, cuando JinYoung me despertó. Temía que siguiera enfadado conmigo por el viaje en coche y la forma en que le había tomado el pelo. Pero había acudido a mí cuando necesitaba algo. Le gustaba lo suficiente para eso, al menos.

Y vale, está bien, quizá una pequeña parte de mí había fantaseado con la idea de despertarse con JinYoung apretado contra mí mientras dormía, confundiéndome con su novio. Cerré los ojos y apreté la nariz contra la almohada que había utilizado. Todavía olía a él: a cítricos y a algodón fresco.

Suspiré.

Esto era ridículo. Tenía que superar este enamoramiento. Diablos, ni siquiera era un enamoramiento, no realmente. El enamoramiento significaba que te gustaba alguien, y a mí no me gustaba JinYoung. No así. Él estaba fuera de los límites, y yo lo entendía.

Sólo que... necesitaba recordarlo mejor, a veces.

Cogí mi teléfono y vi que eran las 8:55. Mi padre iba a venir a buscarme si no me levantaba pronto. Pero decidí ignorar ese hecho por el momento y abrir GayBae, por si acaso.

Y vaya si me alegré de haberlo hecho. Frosty había enviado un vídeo. Uno por el que definitivamente valía la pena perderse los panqueques.

No era largo, pero estaba muy caliente. Estaba en la ducha, con su polla larga y rosada. La acarició lentamente al principio, luego más rápido, hasta que se corrió con un fuerte gemido. Era delicioso pensar en los sonidos que podría hacer en la cama.

Lo miré de nuevo. Y otra vez. La tercera vez, empecé a fijarme en las otras partes del cuerpo de Frosty que podía ver. Sus muslos y espinillas en un momento del vídeo. Sus caderas y su estómago en otro. Sus manos. Todo era sexy, y la cuarta vez que vi el vídeo, empecé a acariciarme.

Me encantaban sus dedos, la forma en que agarraban su polla, seguros pero delicados. Se movía con destreza y me pregunté qué sentiría al tocarme. Había algo casi familiar en su mano, y en su gemido, y en su, bueno, en todo. Aunque supuse que ver el vídeo cuatro veces seguidas podría tener algo que ver con eso.

Estaba a punto de verlo por quinta vez, con Monroe todavía sentada expectante al lado de la cama, cuando mi padre gritó por las escaleras.

—Jackson, nos vamos a comer todos tus panqueques si no bajas ¿Tengo que sacarte de la cama yo mismo?

Me quejé. No iba a tener privacidad por un tiempo.

Me levanté y me puse unos vaqueros y una sudadera vieja, con la esperanza de que me ayudaran a disimular el hecho de que todavía estaba dolorosamente duro. Escribí una respuesta rápida a Frosty mientras bajaba al último piso.