CAPÍTULO DIECISÉIS

167 27 24
                                    

[✧]

JINYOUNG

Maldito Jackson.

Podría haberlo matado. Excepto que, ya sabes, la última vez que dije que iba a matarlo había llevado inadvertidamente a que nos besáramos en un sofá y a que yo intentara sentir su polla a través de sus pantalones. Así que tal vez tenía que mantenerme alejado de frases como esa.

Pero aún así. Podría haberle mutilado gravemente. Podría haberlo herido casi mortalmente. Podía haber hecho que nadie más pudiera disfrutar de esa polla, probablemente preciosa, de la que había conseguido sólo un vistazo antes de que se asustara y se apartara.

No entendía por qué tenía que joder conmigo así. O como... no joder conmigo. Joder conmigo no jodiendo conmigo, si me puedes entender.

Seguramente había un montón de otros gays que se odiaban a sí mismos y que podrían haber aceptado por el equipo ¿Por qué tenía que salir mi número?

¿Era el universo el que intentaba enfatizar lo patético que era mi enamoramiento de él? ¿Era un estímulo para superar por fin a un tipo al que nunca iba a gustarle como a mí, un tipo cuyas señales eran tan confusas y turbias como las bebidas en una fiesta de fraternidad? ¿Un tipo que ni siquiera podía decidir si yo era una broma o un experimento, por el amor de Dios?

Debería haber estado agradecido por ello. Debía encontrarme con Santa en un par de horas y no quería estar pensando en Jackson cuando eso sucediera.

Santa tenía una polla que yo sabía que era preciosa. A Santa le gustaron mis vídeos y me preguntó amablemente si podía guardarlos en su teléfono. Santa no me trataba como un puto experimento.

O, bueno... vale, en cierto modo lo hacía. Pero al menos fue sincero al respecto. Y no tuve la sensación de que una vez que me viera, cambiaría de opinión y saldría corriendo para luego decirme que sólo estaba bromeando.

Me había dicho que quería comerme el culo. Ese no era el tipo de cosas que se dicen a alguien en broma, ¿verdad? Sinceramente, si Santa había estado bromeando sobre todo esto, entonces era aún más sociópata que Jackson, y no quería pensar en ellos en la misma frase, y mucho menos pensar que podrían ser similares.

Ya no quería pensar en Jackson para nada, y sin embargo... lo hacía.

Pensaba en lo bonitos que eran sus ojos, cálidos y brillantes cuando sonreía. Y en la forma en que me había pedido que me acercara cuando nos tomamos esa selfie en la montaña. Y la forma en que se había reído cuando trató de aplastar esa galleta en mi boca, completamente despreocupado y hermoso y cómodo en sí mismo.

Nunca me había sentido tan cómodo en mi vida, pero cerca de Jackson, casi podía olvidar lo torpe que era. Cómo todo en mí, desde mi forma de vestir hasta mi forma de hablar, era un mecanismo de defensa cuidadosamente escogido para hacerte creer que no me importaba lo que pensaras de mí, cuando en realidad me importaba.

Alrededor de Jackson, casi podía saborear lo que era gustarle a alguien cuando tus muros se derrumbaban. Hasta que él me recordó por qué los tenía levantados en primer lugar.

Nunca iba a entenderlo. Un minuto era todo, “nunca quise que dejáramos de ser amigos, tú eres el que me abandonó, ¿puedo seguirte en Instagram y decirte lo jodidamente talentoso que eres y hacerte recordar lo que se siente al ser amado y sentirse visto?” y al minuto siguiente, era “esto era sólo una broma, quita tu mano de mi polla”.

Una estupidez. Todo era estúpido. Él. Yo. Toda esta situación. Y si supiera lo que me conviene —un gran si supiera, claramente— dejaría de pensar en ello y me centraría en esta noche.

XOXO | jinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora