LA ELECCION

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Veinticuatro horas habían pasado desde que dejé los brazos de Aurora, desde que me escape como un delicuente de su casa para no ser visto por nadie.

Las horas que pasamos juntos fueron preciadas, pero todo lo que vino después me hizo sentir miserable, ella no lo merecía y la verdad es que era todo un tormento para mi que ya no podía soportar.
Me había exigido a mi mismo tomar una decisión, tenía que elegir, un futuro con Aurora o seguir con mi carrera como sacerdote.

Pase horas examinando cada pro y contra cuando la realidad era que no se trataba de eso, se trataba de que quería mi corazón, y lo mas importante superar el miedo de que si eligiera un camino u otro no me arrepentiría. Y eso era lo que más miedo me causaba, no es porque no amara a Aurora o que no quisiera completar todos aquellos planes que tenia como sacerdote pero... no sabia que hacer.


                   

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Incluso ahora, miro hacia atrás y aún puedo sentir un vacío en mi pecho por la elección que hice.
Cada uno de aquellos caminos tenía mucho para ofrecerme, felicidad extrema desde muy diferentes puntos de vista.
Pero aunque siento el vacío en el pecho no me arrepiento, hay veces, algunos días en los que me pregunto si de verdad no estoy arrepentido, si de verdad estoy realmente feliz y en paz con lo que elegí.
Lo cierto es que el sentimiento es agridulce, deje una parte de mi atrás, una parte que duele, una parte a la cual a veces anhelo.

Por qué si... elegí quedarme con la iglesia, y si tengo que ser sincero, la verdad es que mi vocación no peso más que mi amor por Aurora, así como tampoco peso más mi amor por Dios ante el que tenia por ella. Pero elegí quedarme en la iglesia para ayudar a otras personas, porque me gusta el lugar que ocupo en la comunidad y porque en algún momento de aquellas horas de debate interno me di cuenta de que amo Aurora, siempre la voy a amar pero también amo el sacerdocio, amo lo que estudie y en lo que creo firmemente y puedo ayudar a que muchas más personas lo vean, y lo amen tanto como yo.

Cierto es también que hay días en los que extraño su perfume, extraño sus conversaciones. Hay momentos en los que anhelo volver a estar entre sus brazos, o tenerla en los míos. E incluso... hay momentos, algunas noches en las que los sueños me traicionan mostrandomela, a ella y a una pequeña castaña que corre en el jardín de una casa que sé que habría sido nuestra. Al igual que la hermosa pequeña que corre en aquel jardín, se que es mía, sé que es nuestra.

Son sueños hermosos pero como dije... agridulces, nunca podré saber si todo aquello se cumpliría y mi mente cuando la extraña me la presenta en sueños.

No es como si la hubiera vuelto a ver, creo que ambos aquella mañana después de hacer el amor supimos que sería la última vez que estaríamos así de cerca, que tendríamos esa intimidad. Pero como ella dijo, no quería presionarme y tampoco nos hacía bien ilusionarnos. Ella me dejó ir después de aquel último beso, y aunque en ese momento yo no lo sabia, me despedí de ella dejando una parte de mi corazón junto al suyo. Le pertenece, ahí es donde se tenía que quedar.

Ahora ya pasaron dos años desde ese momento, uno podría decir que es mucho tiempo o poco. Y es relativo, hay días en los que estoy dando la misa o preparando el sermón y... pienso que paso una eternidad, que ya pasó demasiado tiempo y las cosas volvieron a su lugar pero, hay otros días, aquellos en los que me cruzo con ella en la calle, en los que la veo de lejos en los que digo que el tiempo es muy poco, que tal vez si tomara el riesgo de acercarme un poco más, solo para saludarla, no podría resistirme a ella. Como dije, relativo.

Disfruto cada día como sacerdote del pueblo, me siento pleno cuando hago el bien y ayudo a los demás, disfruto dando las misas, disfruto de ver a las personas acercarse a mi para buscar un apoyo que yo estoy dispuesto a dar.
Pero la verdad es... que hay días, días específicos en los que no puedo disfrutar del todo mi vocación, fechas exactas guardadas para ella y todo lo que me dio.

No es la felicidad plena tal vez, pero tampoco es una dualidad. Yo elegí mi camino, elegí mi lugar, y es donde sé que me voy a quedar.





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Y... terminamos DUALIDAD. A mi personalmente me gustó mucho escribir esta historia de Aurora y Nicolas, me ayudó a despejarme un poco. Es una historia corta con pocas palabras que me exigía mucho menos que las otras que estoy escribiendo así que digamos que me ayudo a descansar entre los capítulos de "VENDETTA", "Y si..." y "Comencemos de nuevo".
Espero que les haya gustado, que me digan si le ven algún error ortográfico o por el estilo 🤭 y que voten y comenten.

Los amo

𝐃 𝐔 𝐀 𝐋 𝐈 𝐃 𝐀 𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora