Levantarme de mi fallido intento de amor, fue difícil, no podía perdonarme, estaba preso de lamentaciones y recuerdos dolorosos, no podía dejar ir del todo a Viktor Nikiforov.
Se había casado, tenía a su lado a alguien que si lo amaba, que si le tenía paciencia, que no tenía palabras duras para él, tenía alguien con quien compartir sus sueños y anhelos, con un pequeño niño con ojos de cielo que los unía, mientras yo, estaba solo, completamente solo.
Varias veces intenté regresar al teatro, durante los meses siguientes, pero parecía que las puertas se cerraban, parecía que todo lo que alguna vez tuve jamás volvería, me desesperaba, gritaba mientras tiraba todo al suelo, me sentía un perdedor, un completo inútil, hasta que las palabras de mi abuelo me alcanzaron - vámonos Yuri, vámonos a otra ciudad, comienza de nuevo, estudia, mejora.... Crea un nuevo tu... - un nuevo yo, una persona que no sea tan tonta como para dejar ir el amor, una persona que se perdone y se ame a pesar de sus errores, si abuelo, un nuevo yo.
Apliqué en una academia de baile famosa, en el extranjero, justo un año y medio después de mi fallido intento, una nueva forma de empezar y como si el destino me diera la razón, fui aceptado, pero por una última vez, tenía que arreglar todo, debía perdonarme, pero no podría seguir sin antes, pedir perdón a todo aquel al que lastimé.
Toqué el timbre de su departamento, siendo las 7 de la noche, un día previo a irme, ahora cubría mi cuello, con un collar para omegas, no quería que vieran la horrible cicatriz que me perseguiria, para siempre.
El abrió la puerta, miré su vientre ligeramente abultado, se veía radiante, se sorprendió al verme, su argolla matrimonial resaltaba de su mano, un alfa platinado vino a nuestro encuentro, tenía lentes puestos dándole un aire maduro, sus ojos de zafiro se veían incluso más hermosos, era obvio que estaba revisando trabajos de sus alumnos, o quizá exámenes, lo había visto varias veces hacerlo, era algo nostálgico - Disculpen que los moleste, puedo pasar? - el azabache suspiró fastidiado, Viktor sujetó su hombro dejándome pasar, caminábamos hacia la sala, un niño rodeado de peluches, jugaba entretenido, entre más crecía, más se parecía a Yuuri, era triste, pero era mi realidad, me hicieron espacio en el sillón para que pudiera sentarme, había un móvil rosa para bebe a medio armar regado por doquier, piezas a medio encajar.
- Te ofrezco café? - dijo el azabache, asentí tratando de aligerar el ambiente, aquel niño me observaba, había llamado su atención, me sonreía, se le formaban, dos hoyuelos que adornaban su rostro, un rostro inocente e infantil.
- Ha crecido mucho, cuantos años tiene? - pregunté.
- Tiene 3 años... - la voz aterciopelada de Viktor hacia saltar mi corazón, desde que pasó lo del lazo roto, dejé de sentir a mi lobo, estaba enojado y resentido conmigo, todo lo que había sucedido, perder a nuestro destinado, había sido consecuencia de mis errores, y ahora como una especie de maldición, volvía a moverse con su voz, estaba vivo aún, aún añoraba su presencia.
- Debe de estar feliz, tendrá un hermanito, cierto?.
- Será una niña, esta feliz de ser el hermano mayor...
- Supongo que debe serlo - aquel café que el puso en mis manos, tenía un ligero toque de vainilla y canela, una esencia que me traía recuerdos.
- Se que quizá debo incomodarlos, quizá estoy siendo egoísta, pero viajaré al extranjero, quizá vuelva, quizá no, pero antes de irme, yo... Quería pedir disculpas, quería decir de nuevo cuanto lo siento, por todo lo que les hice, lastimé el amor de Viktor, lastimé la confianza de ambos, traicione todo lo que el amor y amistad significaba, de verdad, lo lamento tanto... - las lágrimas bajaban solas de mi rostro - yo de verdad lo lamento... Se que para ustedes debe ser un tema difícil, solo... No puedo estar tranquilo, hasta recibir su perdón... Quiero iniciar de nuevo, quiero ser una mejor persona - tenía agachado mi rostro, lloraba aún, me veía lamentable, lo sabía, me sentía pequeño, cuando sentí unas pequeñas manos tocando mi mejilla, aquellos ojos de cielo se veían aún más preciosos, me sonreía, aquel niño me daba uno de sus peluches, un totoro que cabía en mi mano.
- Muchas veces te maldeci... - Yuuri me miraba, me hablaba seriamente - te odiaba, me habías quitado todo, esperaba la muerte, esperaba con ansias dejar de existir, pero era lo suficientemente orgulloso como para que el mundo lo supiera, hasta que en mi oscuridad, una esencia dulce comenzó a aparecer en mi camino, fue cuando conocí a Viktor... Si tu y Otabek no hubieran hecho lo que hicieron, no hubiera conocido el verdadero amor, Daniel no existiría, y mi pequeña que en algunos meses nacerá tampoco, y una vida sin ellos tres, no sería vida, no los justifico, pero... Hace mucho que te perdoné, estoy seguro que Viktor piensa lo mismo, Otabek también ha venido demasiado, pidiendo perdón demasiadas veces, te diré lo mismo que le dije a él, dejen de culparse... Déjenlo ir, porque nosotros ya lo hemos hecho, todos merecemos una segunda oportunidad, espero puedas iniciar la tuya - me sonrió, sus ojos se hicieron dos medias lunas, hizo una expresión de sorpresa, y pidió al platinado que tocará su vientre, su bebé comenzaba a moverse, ver ese momento tan íntimo, dolió pero sonreí, tenía que hacerlo.
- Te lo regalo... - la voz infantil de su pequeño, me hizo mirarlo de nuevo, Yuuri asentía, aquel peluche había sido mi primer regalo sincero, después de la adversidad, lo llevaba en mi maleta, junto con los sueños y anhelos de ser alguien nuevo, de comenzar una vez más, pedía a la vida una nueva oportunidad, no podía regresar el tiempo atrás, no podía hacerlo, pero esperaba renacer de las cenizas, esperaba ser una persona diferente en un futuro, un futuro distinto, un futuro mejor.
Aquel día en el que me despedí de ellos, lo hice con una sonrisa, y miré al cielo, si puedo renacer de nuevo, si puedo ser una vez más un omega, esta vez no miraré a nadie más que a ti, esta vez tendré paciencia para enseñarte a bailar, te abrazare cada noche, me grabaré tu aroma a vainilla en mis huesos, daré mi vida entera por ti, tendré cachorros nuestros corriendo por la casa, si vuelvo a renacer Viktor... Se mi alfa.
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Se quiebra mi alma (OtaYuri)
FanfictionYuri Plisetsky huye con Otabek Altin otro alfa, dejando plantado a su destinado en el altar, preso de las emociones fuertes y pasión desenfrenada... Sin tener misericordia de aquel omega enlazado a su nuevo alfa, un chico ciego... Esta es la histori...