Capítulo 12. Quizá

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Las palabras de mi abuelo resonaban en mi mente, la culpabilidad también, subía mi ego y autoestima de inmediato, un sentimientomis intentos por dejar de pecar eran saboteados por mi mismo, porque una parte de mi no quería dejarlo ir.

Me hacía sentir vivo de nuevo, me hacía sentir un ser irresistible y deseado a tal punto, que único, un sentimiento que me hacía sentir grande.

Yuuri volvió a venir a mi, esta vez en un café cercano, lo vi, su rostro se veía pálido, sus brazos con claras heridas hechas por el mismo, el estaba enlazado a Otabek, podía sentir cuando el estaba sintiendo desenfreno por alguien más, era su cruel realidad, y yo no sentía el más mínimo de los arrepentimientos, a su lado aquella chica pelirroja que vi alguna vez, Mila Babicheva - el no puede estar engañandome, el no puede hacerlo... Hemos estado tanto tiempo juntos, hemos pasado tanto, el no es esa clase de alfas - decía angustiado.

- No, claro que no es esa clase de alfas, es peor, quién le haría eso a un omega ciego?, quien sería capaz de ir a enredarse con quien sabe quien, sabiendo que tu vas a sentirlo?, o lo peor, quien sería tan bajo como para ser el amante de un alfa patán como Otabek? - aquella mujer, se ponía roja de enojo, mientras hablaba.

- No hables así de el, debe de haber algún error, el no puede hacerme esto, Yuri... Dime la verdad, quien es?, quien me esta quitando a Otabek?.

- Para que quieres saberlo? - pregunté - qué ganas con eso?, vas a rogarle pidiéndole que lo dejé?.

- Si es necesario, si..., es mi alfa Yuri, la persona que fue hecha para mi, no puedo creer que me esté engañando, si sabes algo, dímelo...

- No se nada, es muy reservado con todos, esta en su mundo todo el tiempo, si te engaña no es con nadie conocido - mentía, era un mentiroso profesional, porque era yo quien estaba con él, porque era yo con quien se enredaba cada día.

La obra seguía su curso, los preparativos para la boda también, el traje blanco estaba terminado, todo está concretandose para unir mi vida a Viktor, el día había llegado, la última prueba de aquel hermoso traje blanco, que tanto trabajo me había costado encontrar, días y días buscando en revistas de moda, encontrando diferentes ideas para el traje de mis sueños, juro que en su momento casarme con Viktor fue una ilusión, una ilusión grande, pero todo eso duró muy poco.

La diseñadora puso frente a mi el gancho con aquella prenda, la miré varias veces antes de siquiera poder probarmela, cuando mi piel sentía, la tela bordada, parecía que quemaba, me miré al espejo, después de varios minutos dudando, al fin me lo había puesto, miraba la pedrería, aquella tela cara, todo en armonía para verme atractivo, con aquel traje blanco ceñido a mi cuerpo, una chica amable, peinó mi cabello, una trensa de medio lado, con un tocado sutil, mi abuelo me miraba, sonreía confiando que haría lo que me había pedido, pero seguía lleno de contradicciones.

Los pasos de Viktor resonaban en el lugar, su traje negro que lo hacía lucir encantador, me hizo pasar mi brazo en el suyo, recargo su cabeza en la mía y sonrió - cómo nos vemos tío? - preguntó ilusionado.

- Se ven maravillosos, Viktor... Tus padres serían felices al verte así, felicidades hijo, mereces felicidad - decía, aquella chica, ofreció tomarnos una foto con el celular, sin querer di el mío, aquella fotografía quedó grabada en mi memoria interna, veía esa fotografía, cada día, buscando quizá dejar de ser un idiota indeciso.

Era débil, mi fuerza era poca, estaba preso en las mentiras que yo mismo cree, estaba dentro de malos sentimientos, en un torbellino, una especie de espiral, en donde cada curva era aun más fuerte que la otra, estaba perdido, entre lo que era correcto o no, perdido en suposiciones de lo que se supone debe ser amar.

Otabek, era una fuerza magnética potente, un hombre apasionado, un hombre que me hacía sentir vivo, reía a carcajadas con el, sus ocurrencias, sus chistes malos, sus malas historias para entretenerme, varias veces me perdí en las afueras de la ciudad, caminando por las calles tomados de la mano, como si fueramos una pareja, como si no estuviéramos haciendo nada prohibido.

Jugando como un par de enamorados, hasta que una mujer se acercó a nosotros, su cara estaba llena de pánico - Otabek?, dondé está Yuuri?! - la recordaba, era una mujer que vendía flores en el parque de la ciudad, varias veces había visto al azabache hablar con ella.

- No... No es algo que usted deba importarle... - contestó furioso, me sujete fuerte a él, me hice pequeño sintiendome descubierto.

- Por Dios!!, cómo te atreves a hacerle esto?!, y tu... Omega... Te he visto hablar con Yuuri tantas veces, el sabe que le estas quitando a su alfa?, te dices su amigo y andas paseandote con su destinado?, qué clase de personas son?!, qué tienen en la sangre?!, lo que están haciendo es bajo!!.

- No se meta en lo que no le importa... He cuidado a Yuuri demasiado, se da cuenta?!, dejé mi carrera, me hice cargo de el y de su madre... Siempre haciendo lo que el necesita... Estoy arto de esto... Mi felicidad ya no es el, quiero ser libre...

- Están enlazados... Todo lo que haces con ese omega... Yuuri puede sentirlo, si tu lo dejas... Si tu rompes el lazo... Vas a lanzarlo a la muerte... que no se te olvide Otabek... Hoy te sentirás grande pero todo se paga... No lo olvides jamás!!.

- Y usted tampoco se olvide que el amor a la fuerza no entra - aquella mujer, se fue dejándonos solos, la noche era fría, el silencio nos comía, hasta que usé mi voz.

- El lo sabe... El siente lo que hacemos... No le has visto los brazos?, se está lesionando, es demasiado para el...

- Yuri... Tu... Serías mi omega?.

- Qué quieres decir?.

- Ser mi omega... Llevar mi marca en tu nuca... Ser mío... El es fuerte... Lo tolerará... Yuri tu escaparías conmigo?

Se quiebra mi alma (OtaYuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora