Capítulo 9. Lluvia

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La lluvia caía, en un café bohemio a las afueras de la ciudad, aquel lugar donde había alcanzado a Viktor, después de que Otabek y yo tuviéramos aquel encuentro subido de tono, mi abuelo estaba sentado a mi lado, fumando un cigarro, mientras el tío de Viktor, Yakov, le hablaba de varios aspectos y cambios de la bolsa de valores.

Varias tazas de café aparecieron frente a nosotros, cinco minutos antes de que mi prometido llegara, había ido al baño, pero lo vi acercarse a aquel baladista, que tenía en su mano una vieja guitarra, le dijo cosas al oído, señalando nuestra mesa.

Viktor se acercó aun más a mi - te estas divirtiendo? - me sonreía amable.

- Claro, estar rodeado de personas mayores, con un café insípido y una aburrida conversación, debe ser la mayor diversión del mundo.

- Yo te pregunte que querías hacer, y me dijiste que querías venir con la familia, porqué cambiaste de opinión de pronto?.

- Estoy aburrido, arto, fastidiado... Quiero irme.

- Esperemos otro rato, si?.

- Porqué?, estas esperando a que se desocupe ese cantante mediocre para dedicarme una canción? - el me miró sorprendido - Odio esos detalles Viktor... Me arta que seas tan cursi.

- No seas así... No arruinemos la velada.

- No seas así tu!!, no me artes tan pronto!! - mis palabras resonaron, no fueron simples palabras, había gritado, lo suficiente, coincidiendo con el silencio entre una canción y otra, todo el mundo volteó a verme, me levanté indignado, no fue que el estuviera por dedicarme una canción, eran las palabras de Otabek, porque tenía razón, Viktor me artaba, había comenzado a fastidiarme, había comenzado a asfixiarme.

Todo ello no eran más que excusas, excusas para justificar mi fijación hormonal y pasional por aquel alfa prohibido, corrí bajo la lluvia, tratando que lo frío de las gotas de agua que caían del cielo, me hicieran entrar en razón, Otabek no se sentía culpable, pero yo si, yo si necesitaba algo que me hiciera entrar en razón, porque estaba a punto de hacer una estupidez, una estupidez monumental.

Llegué a mi departamento, entre llamadas y mensajes que no contesté, y bajo la regadera volví a equivocarme, imaginándome ser acariciado por el, me veía lamentable, era un ser lleno de culpa pero sin fuerza de voluntad.

Viktor llegó, tocó a mi puerta varias veces, jamás abrí, ni contesté las llamadas, estaba a punto de llamar a Otabek cuando un mensaje de mi alfa llegó.

Se que no soy lo que esperabas, se que estoy muy lejos de ser el hombre que mereces, pero te amo, y haría cualquier cosa por ti, cualquier cosa, porque eres el omega más bello que mis ojos pudieron ver, algún día espero merecer tu amor.

Lloré, no importó salir en pijama, a mitad de la noche para tomar un taxi, llegué al departamento de aquel hombre platinado, toqué con insistencia el timbre, como si mi vida dependiera de ello, sentí una emoción en mi pecho, una presión enorme, necesitaba ver esos ojos azules, necesitaba rodearme de su aroma, lo necesitaba, el era la medicina, su aroma me daría la paz y la fuerza que necesitaba, para no caer en tentación.

En cuanto el abrió, me arrojé a sus brazos - Yuri... Por Dios, qué haces aquí?, porqué saliste tan tarde?, algo pudo pasarte!!..

- El que no te merece soy yo... Me has tratado con tanto amor, con tanta paciencia, vas a buscarme a casa, cuando soy yo quien debería decir que lo siente, fui tan injusto.

- Debiste tener un mal día, la boda, todo debe tenerte nervioso y yo lo entiendo, te amo.

- Yo también... Yo también....

- Solo debiste llamarme, salir a estas horas es peligroso.

- Necesitaba de ti.. De tus brazos, necesitaba tu aroma, tu eres mi calma Viktor, tu eres mi calma - me acostó en la cama, me rodeo con sus brazos después de apagar la luz, su aroma a vainilla fue liberado para mí, su respiración pausada mi consuelo.

El día siguiente llegó, lo primero que vieron mis ojos fue esa cabellera plateada alborotada, dandome el valor suficiente, mi lugar era a su lado, era mi destinado, no podía abandonarlo.

La función estaba a punto de empezar, cuando Otabek volvió a aparecerse frente a mí - pensaste en mi Yuri Plisetsky?.

- No... Dormí en los brazos de Viktor, y fue una noche increíble, me llena de calma y amor, es mi persona destinada, se que Yuuri la tuya, no hagamos estupideces.

- En ningún momento, has dicho que los motivos sean que lo amas Yuri, eso deberías tomarlo en cuenta.

-Y tu Otabek, acaso dejaste de amar a Yuuri Katsuki?.

- Dejé de amarlo, desde el momento en que me fijé en ti, o quizá antes, no lo sé.

- No seas un patán, es tu omega.

- Lo se, y aunque no lo parezca, yo también me siento culpable, demasiado, he vivido acorde a él, dejando pasar oportunidades, porque sé que me necesita, pero no puedo seguir cargando sus problemas, no puedo seguir cargando con su presencia.

- Hablas de él, como si fuera una especie de carga para ti, no seas idiota, es tu omega.

- No tienes que repetirmelo, lo sé, quizás tienes razón esto es una tontería.

Se alejó de mí, era lo mejor, la función inició, bailar como siempre, celebrando al final las cien representaciones, todos aplaudían, al frente Viktor Nikiforov, del otro lado Yuuri Katsuki, ambos estaban en la misma sala, quizá nunca se conocerían, pero tenían mucho en común, ambos estaban siendo traicionados por sus destinados, todos celebraban, abracé a Otabek, el me cargó por los aires detrás de bastidores, nos miramos a los ojos, horas atrás habíamos decidido dejar todo atrás, ahora el y yo en medio del tumulto, mientras la placa por las presentaciones era celebrada, ambos estábamos dándonos un acalorado beso, y lo supe, había cosas que no podía detener, como ese huracan de emociones que ocasionaba Otabek.

Un huracan que me llevó a los lugares más insospechados, no hubo caricias subidas de tono, ni encuentros íntimos, solo un beso que nació entre los aplausos, tras los bastidores de aquel escenario, solo el y yo.

Se quiebra mi alma (OtaYuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora