Capítulo 8

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Interrogatorios

Marina:

Como diría mi vengativa madre "Todo vuelve en la vida, y a veces con más fuerza". Esa frase me acompaña desde que tengo uso de razón, y vaya que es cierta. Es por eso que se que este jueguito de Oliver se volverá en su contra, me da pena el pobre.

Solo debo tener paciencia, el lugar perfecto para mi dulce venganza se daría en unos días. Más específicamente, el fin de semana. Durante la noche de karaoke en la casa de Lucía Duarte, quien hace las fiestas con mayor impacto. Siempre sucede algo de lo cual hablar la semana siguiente.

Una vez que me encuentro fuera del colegio, me reúno con Alma y Abby para dirigirnos a nuestras casas. Mientras recorremos las pocas cuadras que nos separan de nuestros hogares hablamos de todo y a la vez de nada.

-Chicas- les digo mirándolas.

-¿Sí?- responden ambas al unísono.

-Fiesta de Karaoke.

-¿Eh?- dice Abby claramente perdida.

-Un poco de contexto no nos matará, Mar- musita la pelinegra.

-Tengo una idea que sale un poco de mi zona de confort.

-¿Vas a participar este año?- pregunta Alma y asiento con la cabeza.

-¿No que no cantabas en público?- pregunta Abby con una ceja alzada.

-Todo sea por una venganza- justifico mis acciones.

-Cuéntanos qué planeas hacer y luego nosotras te decimos si realmente es por una venganza- argumenta la pelimorada intuyendo mis ideas.

-Concuerdo con la loca- dice Alma.

-Iba a cantar...

-Nooo, ¿En serio?. Y yo que creía que ibas a dormir-ironiza Alma.

-Déjala terminar que siento que esto se va a poner bueno- dice mi otra amiga.

Procedo a contarles mi idea y el porqué de esta. Las dos hacen sugerencias que me parecen geniales y pienso agregar en este pequeño plan. Y cuando creía que habíamos terminado con el tema, Abby recuerda lo que dije sobre ser todo por venganza.

-Mi veredicto, luego de escuchar y analizar tan complejo plan es que la abogada- dice y me señala-, le tiene muchas ganas al acusado e ideó esto para cubrir sus hormonas, digo evidencias. ¿Está de acuerdo conmigo, fiscal Fernández?- pregunta a Alma.

-No puedo argumentar nada ante esa lógica, jueza Martinez.

-JA JA, que chistositas- las miro con odio, las muy perras sí que me conocen.

-Sabes que tenemos razón, pero no te abrumaremos con ello. Dejando esto de lado, me parece una gran idea- dice Abby mientras pasa sus brazos sobre los hombros de Alma y míos.

-Para que sepas, voy a grabar cada momento de eso- comenta Alma con una sonrisa maligna.

-Haz lo que quieras, pero no lo subas a ningún lado.

-No hace falta, con tenerlo como recuerdo en un futuro me alcanza.

Continuamos caminando hasta nuestra cuadra y nos despedimos en nuestras respectivas casas. Entrar en casa es siempre un reto, no porque tenga problemas con la llave o la puerta, sino por lo que encontraré al abrir esta última. Por un milagro de los dioses no me esperaba ninguna rareza, solo mi madre en la sala de estar acomodando un jarrón de flores.

-Hello, mom- la saludo mientras dejo mi mochila en el banco cercano a la entrada.

-Hi, sweetie- se acerca a darme un beso en la frente.- ¿Cómo te fue en el colegio? ¿Alguna novedad?

Todo lo que no sabemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora