Capítulo 4

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Fuera de órbita

Marina:

El silencio es hermoso, pero también puede llegar a ser asfixiante o tenso. Aunque hoy no lo es, solo da comodidad. No hay nerviosismos, solo calma. Es raro sentirse tranquilo y en paz estando con alguien, especialmente si no lo conoces mucho. Teniendo en cuenta esto, me veo en la obligación de romper el momento, ya que mi curiosidad por su persistente mirada me gana.

-¿Qué es lo que hay en mi cara que tanto vez sin despegar la mirada?- pregunto aun manteniendo la corta distancia que nos separa, solo quince centímetros.

-Todo.

-¿Cómo que todo? ¿A qué te refieres?

-A todo, toda tu cara es digna de observar- me dice simplemente.- Incluso me arriesgaría a decir que todo tú es digno de admirar.

-Pues usted no se queda atrás señor Jones, pero eso ya lo sabes ¿no?- le digo con una sonrisa.

-No es por ser egocéntrico, pero sí sé que no soy feo- su sonrisa torcida no falta.- Aunque me atrevería a decir, que tú también sabes que eres hermosa.

-Obvio que lo sé, y lo reafirmo todos los días- me acerco tanto como para sentir su aliento sobre mis labios. He leído infinidad de veces en la que los personajes, con solo verse a los ojos, pueden desnudar sus almas y conocer sus más profundos sentimientos. Lo cual no es el caso, ya que no cuento con ese magnífico don. Aunque si me podría arriesgar y decir que sus tan llamativas esmeraldas esconden muchas verdades, a la vez que dicen muchas mentiras. Y a pesar de mi última conclusión, decido seguir con este pequeño jueguito suyo.

-Pues puedes agregarme en la lista de personas que te ayudarán a reafirmarlo día a día, solo si tú quieres- dice mirando mis labios por unos segundos que parecen eternos.

Solo dos segundos se necesitaban, solo ese corto tiempo y nos besábamos. Eso lo tenía claro, si no lo hacía él lo haría yo. Pero como si el destino hablara y nos dijera que todavía no, la campana sonó antes de que eso sucediera. Dando inicio a las clases.

Sin embargo, antes de que pueda procesarlo siento un pequeño roce suave en mí nariz.

Comienzo la clase un poco confundida debido a eso, pero decido no darle tantas vueltas al asunto. Cuando lo observo veo que tiene una pequeña sonrisa en los labios y, en consecuencia, eso me hace sonreír un poco.


***


Al fin termina la hora de química y empieza el recreo, ya no veía la hora de salir. Nunca odie tanto una materia como esa, pero igualmente me esforzaba por aprobar. Cada vez que terminaba esa clase era como estar escuchando el canto de los ángeles, música para mis oídos.

Como Alma y Abby se fueron al baño, me encaminé hacia uno de los árboles en donde nos gustaba pasar el recreo. El sol estaba muy fuerte, por lo que me puse mis lentes de sol y me recosté contra el árbol, esperando que mis amigas llegaran para chusmear un poco y despejar mis ideas.

El sonido de los pájaros y el correr del viento se vio interrumpido por una voz bastante conocida por mis oídos.

-¿Qué onda, Mar?

-Nada nuevo Marcos, solo trataba de enfocar mis ideas mientras espero a las chicas.

-¿Así que con las ideas algo locas? ¿Acaso andas distraída?- me miró como si tuviera una hipótesis que comprobar.

-Pues sí, supongo que si estoy algo distraída. Pero es algo normal ¿No?- le digo sin darle mucha importancia al asunto.

-Claro que es normal, aunque quizás no sea normal en ti. Es decir, siempre se te ve muy segura y centrada, solo me pareció raro verte como volando en otra galaxia.

Todo lo que no sabemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora