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Tomioka ha descubierto que sus sentimientos hacia Sabito van más allá de la amistad. Sabe que es peligroso decirle que le gusta, pero está decidido a arriesgarse.
Sin embargo, no encuentra el moment...
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Tomioka había faltado un día a clases, pero en ese lapso de tiempo, tuvo el periodo de reflexión suficiente para decidir y dar un paso adelante (bueno, tampoco es que pudiera hacer otra cosa, tuvo temperatura casi todo el día y su hermana lo obligó a quedarse en cama). Pero a final de cuentas, se redujo a lo siguente:
Arriesgarse, eso es lo que haría.
Mientras miraba al techo de su aula, inhaló y exhaló varias veces llenándose de valor. Seguía un poco enfermo, no iba a mentir, y sabía que debía verse lamentable..., pero estaba decidido. Hoy definitivamente le diría a Sabito.
Cuando lo vio entrar, Giyuu se frotó las manos, como una especie de ritual para la buena suerte; Sabito le dedicó una sonrisa alegre desde la entrada, saludó a algunos compañeros que conversaban en sus bancas y luego fue hasta su pupitre junto al de melena negra.
—¡Eh, viniste! —dijo emocionado—. No sé porque pensé que ibas a faltar hoy también. ¡Pero qué bueno que estás aquí! Tenía algo que quería pregunt-
—Sabito, siéntate —lo interrumpió Tomioka. Ni siquiera sabía de dónde le había salido aquel tono tan mandón, pero ya ni modo, Sabito lo obedeció al instante mientras guardaba silencio.
Giyuu le sostuvo la mirada, todos los demás compañeros del aula reían y charlaban sin prestar la más mínima atención, aún no llegaba el profesor así que, ¡esta era su oportunidad!
Tomó aire de nuevo.
—Sabito, a mi realmente me gusta estar contigo.
El de cabello claro se rascó la nuca, luego soltó una risilla nerviosa ante el silencio que se había formado. Le obsequió una mirada que el de melena azabache no pudo interpretar. Sintió que se le secaba la boca, ¿qué reacción era esa? ¿Estaba incómodo?
—¿Qué cosas dices a estas horas de la mañana? —Sabito empezó a reírse de verdad y le revolvió el pelo con una mano—. Oye, ayer encargaron una tarea en equipo, es para el miércoles pero quería preguntarte si querías hacerla conmigo...
Tomioka se frotó la cara varias veces. Sabito se había girado sobre su pupitre para sacar su libreta de la mochila y explicarle las instrucciones. Giyuu siguió en la misma posición durante varios minutos más.
