11. Soy sirena.

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Eva

Hace cuatro días que no veo a Hugo, cuatro días que no he intercambiado ningún mensaje con él.
Me dio una esperanza ese día que tuvimos nuestro desliz, cuando juntos nos enredamos en mi cama. Fui feliz por un instante y ilusia de mi pensaba que sería duradero y que después de eso no correría detrás de Julia. Creía que sería capaz de reaccionar ante la situación que se encuentra, pero no ha sido así.
Estos días solo lo he tenido cerca cuando Mía me ha reclamado a gritos y a lloros que la llevara un rato con Hugo al bar. La he dejado cada día en la puerta, yo no he entrado, no he querido verlo porque eso dolía más que cuatro mil puñaladas directas al corazón, ese que ahora tengo a trizas.

Soy consciente de lo que hice el martes por la noche en mi cama, sé lo que hice y con quién. Hugo es ese niño que jugaba conmigo de pequeño, yo soy Sirena y él era el pirata que navegaba todos los mares. Lo reconocí al instante, me sobraron segundos para darme cuenta de quién era. Siempre lo he tenido muy presente dentro de mi, todos estos años he intentado acordarme de él aunque yo no haya querido buscarle. La promesa era suya y quería saber si él sería capaz de hacerlo, si se atrevería a enfrentarse otra vez a su familia para poder estar junto a esa niña de ojos azules que eran felices juntos, con ella donde la inocencia ganaba por encima de todo.
Siempre he querido saber de él y que él supiera de mi, era lo que deseaba cada vez que veía una estrella fugaz correr en lo alto del cielo, era mi deseo en fin de año cuando conseguía terminar las doce uvas y era mi deseo al soplar las velas en mi cumpleaños. Siempre he ansiado con ganas volverlo a tener delante de mí, era esa mi prioridad hasta que mis padres murieron.

Ese 17 de julio de hace 3 años y medio, cuando Mia tan solo tenía medio mes, mis padres salieron de casa y jamás volvieron.
Recuerdo oír las sirenas de las ambulancias desde mi casa, los helicópteros sobrevolando la ciudad y la policía investigando toda acción sospechosa. Si cierro los ojos aún puedo ver su oficina de trabajo derrumbada, el edificio destruido de golpe, sin ninguna explicación coherente.
Fue a partir de ese día que encontrar a Hugo era más un temor que una prioridad.

Mis padres, una vez dejamos el pueblo cuando era pequeña se enteraron que siempre pasaba los días con él y una vez fui más mayor me hicieron jurar que nunca más volvería a juntarme con él, que no dejaría hacerle saber que yo era Sirena. En ese momento no acepté pero desde el día que ellos se fueron decidí cumplir esa orden sin ninguna razón en concreto, simplemente porque es lo único que me queda de ellos a parte de Mía y Samantha.
De ellos ahora mismo solo tengo una promesa y dos hermanas.

El cuaderno que le escribía a Hugo ese día dejé de hacerlo, ese día escribí la última página en blanco que quedaba.

Hugo,
Te he estado escribiendo este cuaderno durante mucho tiempo, desde que aprendí lo que era formular frases, desde que las faltas de ortografía ya no existen en mi.
Siempre lo he hecho con la intención de que cuando me encuentres pueda contarte todo lo que estado haciendo separada de ti, quería que estuvieras cerca de durante más tiempo aunque fuera a través de palabras escritas años atrás.

Hoy por desgracia esto tiene que terminar. Hoy me he quedado huérfana de golpe sin quererlo ni pretenderlo, aún no me lo creo, aún no soy consciente de que cuando me despierte ellos ya no estarán aquí, que nunca más vendrán a mi habitación a reñirme porque no le he cambiado los pañales a Mía.
Siento tener que terminar este cuaderno, siento no poder dártelo nunca porque esta vez aunque me encuentres no me dejaré encontrar por mis ojos azules. Ahora quiero y tengo que cumplir la promesa de mis padres, no puedes estar junto a mi, no puedes estar junto Sirena.

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