3. A punto del reencuentro.

162 20 2
                                    

Hace un año que empecé con la aventura de encontrar a Sirena, hoy hace justamente un año, con sus trescientos cincuenta y seis días, cincuenta y dos semanas y sus ocho mil setecientas sesenta horas. Hace justo un año que no la encuentro por mucho que no he parado de buscarla. Vine a Galicia, me quedé unos meses, 3 para ser exactos . Recorrí Galicia de arriba abajo, Santiago, A Coruña, Vigo, busque por todos los paraderos posibles del entorno gallego, hasta juraría que había sitios que jamás habían sido pisados por los seres humanos, creo que hasta descubrí nuevo mundo dentro del que ya conocemos, exploré todos los sitios posibles pero en ninguno di con el resultado, en ningún lado la vi. Al no encontrarla en el destino que ella misma me escribió en la carta antes de irse recorrí España entera, sin saltarme ninguna provincia. Me he sentido como Willy Fogg pero sin salir de mi país, yo no he dado la vuelta al mundo en trescientos cincuenta y seis días pero sí a España. Tampoco di en el centro de la diana, tampoco la encontré. Puede ser difícil encontrar a alguien en un mundo tan grande como este, hay gente que dice que el mundo es un pañuelo, pero yo no lo veo así. Cuando quieres encontrar a alguien no puedes, pero cuando no quieres encontrarte a tu archienemigo te lo encuentras hasta en la sopa ¿Qué caprichoso es el destino a veces, no?

El dinero se me iba acabando, me lo había gastado todo en transporte, alojamiento y comida. Un año recorriendo España no es barato, me he dejado todos mis ahorros dispersos por mi país. Al ver que cada vez me quedaban menos recursos para poder sobrevivir dando vueltas, decidí volver a Galicia, decidí confiar otra vez en el destino escrito en esa carta que aún guardo intacta y volví aquí a Galicia, donde estoy ahora. Sabía perfectamente que no podía sobrevivir gracias al aire y que este tampoco me daría alojamiento, así que decidí buscar trabajo.

Necesitaba un trabajo que estuviera de cara al público, así tenía una remota posibilidad de encontrar a Sirena si algún día aparecía por ahí, y lo encontré. Lo encontré gracias a mi compañero de piso, Flavio, al llegar encontré este piso compartido a buen precio y la verdad es que elegí bien. Flavio es majísimo aunque la principio era muy tímido conmigo, luego se fue abriendo y me contó que tenía un bar en Santiago donde iban a cantar muchos artistas famosos y siempre estaba lleno de gente y nunca daban a basto, por eso necesitaban nuevos empleados. Yo me ofrecí sin dudarlo, era un trabajo perfecto y hecho al dedillo, si va tanta gente y además gente famosa es posible que algún día, sin esperarlo, Sirena entre allí con sus ojos azules que me harán reconocerla.

Al principio Flavio no me veía muy preparado para el trabajo, en mis primeros días rompí varios vasos a añicos, me cayeron unas cuantas al tener que correr por la sala en las horas punta donde no cabía nadie más, me estresaba enseguida cuando tenía varias mesas a mi cargo pero todo era cuestión de práctica. Ahora, dos meses después, ya me muevo por el bar como pez en el agua, todos los vasos siguen intactos y no hemos tenido que volver a rellenar ninguna copa debido a mi torpeza.

Me acerco a una mesa donde se encuentran dos chicas hablando animadamente mientras escuchan a Maialen cantar o como se hace llamar, Chica Sobresalto. La rubia y la morena no es la primera vez que vienen, suelen venir muy a menudo pero siempre corre Flavio a tomarles nota porque aunque él lo niegue la rubia la llama la atención. Se le pone una sonrisa tonta cuando cruzan miradas o cuando se hablan.

-¿Qué vais a querer tomar?-les pregunto con la intención de poder ir rápido, hoy el local está lleno y Flavio se encontraba mal por lo cual tengo que encargarme yo solo de las mesas.

-Yo un café con leche sin lactosa- la morena levanta la vista de la mesa para hablarme, pero no logro ver sus ojos, lleva las gafas de sol puestas aún, cosa que no llego a entender ya que el sol ha caído hace horas, es la una de la noche y además está dentro del bar.

-Perfecto.

-Yo un Gin-tonic. Por cierto ¿Dónde está Flavio?- Me sorprende su pregunta, el tonteo por su parte también era notable, pero no pensaba que lo hiciera tan evidente.

Te encontraréHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin