10. Deslices y perdones.

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Si hace unos días me hubieran dicho que acabaría durmiendo en una cama a solas con Eva no me lo hubiera creído, pero ahora mismo está siendo real. Mía tenía muy claro lo que quería, dormir ella sola.
Desde el momento que he llegado aquí con Mía, Eva casi no ha hablado, me ha dirigido pocas palabras y me sorprende porque ha sido ella la que me ha invitado a venir, la que al ver el dibujo no ha dudado ni un segundo en proponerme que venga a dormir de nuevo y aquí estoy, en la cama junto a ella. Noto tensión por su parte, sé que se está reprimiendo palabras, hay algo que no dice, que se guarda y que le quema por dentro.

Esta tarde, cuando Mía inocenteme le ha dicho que se ha encontrado un globo en el suelo de mi casa, Eva me ha lanzado una mirada asesina, una mirada idéntica a la de Julia que me ha hecho afirmar que sabe del cierto que de un globo no se trataba, que sabía que estaba pasando en ese momento. Ella, sin ser testigo al igual que el sofá, sabe o piensa que me he reconciliado con Julia, que hemos dejado todo lo malo atrás e intentaremos tener una relación sana, lejos de la toxicidad. Aunque no haya mostrado mucha ilusión, aunque hoy me haya volcado más en Mía y no en mi reconciliación, estoy feliz por todo lo que está por venir, tengo esa ilusión de querer ser padre, de formar una familia y probar toda la felicidad que eso te puede regalar.

-¿Os habéis reconciliado?- Eva bloquea su móvil, lo deja en la mesilla de noche y se estira en la cama girándose a mi para descifrar todo la información de más que le pueden dar mis ojos, porque a veces mi mirada habla más que mis palabras.

-Sí. Volvemos a estar bien, queremos volver a recuperar la magia y queremos ser padres.

-Estupendo-dice cortante, sin mostrar ninguna ilusión por su parte, sin parecer que se alegre porque esto ha sucedido.
Ella y solo gracias a ella ahora vuelvo a estar bien con Julia, fue ella la que sin pedir nada a cambio y sin consultarlo fue ha hablar con ella para abrirle los ojos, para hacerle ver el daño que me hacía y ahora, en cambio, veo otra versión de ella. Ahora parece no quererme proteger de todo lo malo que le venga, ya no se alegra.

-¿Por qué no te alegras?- Me mira pero me ignora, no contesta a mi pregunta y se da la vuelta, deja de mirarme, ahora me da la espalda y solo puedo notar como suspira.-¿Eva?- Otro suspiro, noto como deja ir el aire que le sorba dentro de ella- ¿Por qué me querías proteger? ¿Por qué fuiste corriendo detrás de Julia para hacerle ver que me iba a perder y tenía que cambiar? ¿Por qué hiciste todo ésto si ahora no eres capaz de mostrar que te alegras por mi? De verdad que no entiendo.

Consigo que Eva se vuelva a girar, que nuestras miradas se choquen, nuestras caras están a escasos centímetros y en sus ojos puedo leer que no se atreve a mostrar lo que de verdad piensa, está reprimiendo lo que quiere decir, la parte de ella que quiere mostrar.

-Di la verdad sin miedo, Eva. Di todo lo que te estás reprimiendo.

-¿De verdad quieres saberlo?- asiento con la cabeza-Me pasa esto, joder, Hugo-Se acerca más a mi, acorta los centímetros de colchón que nos separaban, une nuestras frentes hasta el punto que chocan, con su mirada, con sus ojos verdes busca mis labios, los mira y al momento deja un rápido y dulce beso es estos. Un rápido beso que me hace sentir mil cosas por dentro, mil mariposas que creía dormidas dentro de mi.  Suspira y vuelve a dejar esos centímetros que antes nos separaban, vuelve a dejar distancia entre los dos como si nada hubiera pasado, como si nuestros labios no se hubieran unido en un puzle perfecto donde no sobra ninguna empieza, donde todo encaja a la perfección.

Un impulso recorre mi cabeza, quiero volver a sentir esas mariposas, sin pensarlo quiero volver a sentir como es unir nuestros labios una vez más. Me ha gustado y quiero volver a notar esa sensación.
Me acerco a ella, a poco a poco, paso mi mano por su cintura y la acerco a mi pegando nuestros cuerpos, más unidos que nunca, tan solo tenemos de barrera la ropa que llevamos puesta, lo único que impide que nuestras pieles no se toquen. De nuevo nuestros labios vuelven a estar unidos, vuelven a fundirse en otro beso que esta vez lo he reclamado yo y con más intensidad, mucha más. Es un beso del cual ninguno de los dos quiere despegarse, una situación la cual parece que ninguno de los dos quiere que termine y no nos oponemos ante ellos, nosotros no, solo piden un momento de cordura nuestros pulmones cuando necesitan oxígeno para sobrevivir, pero al momento nuestros labios se vuelven a unir como si de dos imanes se trataran.
Damos paso a que nuestras lenguas jueguen, a que intensifiquen nuestro beso, ayudando a que poco a poco vayamos perdiendo más la cordura la situación dando paso a que ahora mismo seamos dos jóvenes locos que no piensan en las consecuencias de sus actos, sólo se dejan llevar.
Eva pasa su suave mano por debajo de mi camiseta , empieza a recorrer mis abdominales cosa que me hace estremecer dentro de las sábanas al compás de nuestras lenguas que  siguen jugando entre ellas y nos mal dicen cada vez que nuestros pulmones rugan oxígeno.
Es ella la que de un momento a otro decide hacerse dueña de la situación, la que sin previo aviso me quita la camiseta y separa nuestros labios para empezar a besar esos abdominales que ha recorrido a la perfección con sus manos, los que tiene perfectamente estudiados. Yo juego con su pelo, pasando mis manos entre ellos y dejo pequeños tirones cuando Eva me provoca escalofríos, cuando me hace llegar a lo más allá con sus besos en mi piel. Su camiseta roza mi piel y es en este momento el que yo mismo decido que la suya también sobra. Me inclino y sin reproches me deja quitársela y hacerme dueño de la situación. Ahora soy yo el que está estudiando cada parte de su cuerpo, el que ahora la recorre a besos hasta que llego a sus labios, hasta que los vuelvo a unir y nuestras lenguas bailan otra vez al compás disfrutando del roce que anhelan cuando nuestros pulmones reclaman el oxígeno que falta y oxígeno que no deseamos al maldecir esos momentos de cordura que no queremos. Esos momentos que nos sobran en nuestro juego. No queremos descanso, simplemente queremos ir más allá juntos sin importarnos nada más.
Eva con sus manos acaricia mi espalda dejando varios arañazos cuando aguanta las palabras que quiere gritar, cuando reprime lo que siente para no despertar a Mía. Recorre mi piel hasta llegar a mis pantalones, hasta que pasa las manos por debajo de ellos y se da cuenta del punto que ha llegado esta situación. Nota que me sobran, ve y dejo ver que quiero llegar más allá, que nada me importa. Sin mi consentimiento se deshace de la ropa que me quedaba puesta, me la quita y la hace volar por los aires. No espera a que yo pueda hacer lo mismo con la suya, ella misma se la quita intentado acelerar el ritmo de todo esto, desea llegar juntos al eden cuanto antes.
De nuevo es ella la que se adueña de todo esto, la que tiene más ganas de jugar, es ella la que me deja debajo suya y la que hace que nuestras lenguas bailen otra vez pero sin barreras. Ahora nuestras pieles se tocan al completo por primera vez.

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