12. Dibujos que hablan.

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Abro los ojos cuando el sol entra por la ventana, cuando la claridad que entra me hace despertar de un sueño profundo.
Me giro para ver a Julia dormida y sonrío al recordar que la tengo a mi lado, que por quinta vez esta semana hemos dormido juntos. Para nosotros esto es un nuevo récord, nunca habíamos pasado tantas noches juntas, nunca lo había querido pero esta semana necesitaba empaparme de ella, necesitaba saber que la tenía a mi lado, quería sentirme querido por ella y sin duda ha sido así.

Acaricio su pelo con suavidad mientras la miró como duerme, como respira tranquila sin nada que le preocupe. Me entrego a acariciarle el pelo sutilmente mientras pienso que tengo a la mujer perfecta a mi lado, mientras recuerdo que me ha perdonado, que ahora estamos bien y se podría decir que casi en nuestro mejor momento.

Siempre dicen que las segundas oportunidades nunca son buenas, que siempre hay rencor por una de las dos partes, pero en nuestro caso no ha sido así.
Hace cinco días que lo hacemos todo juntos, que tan solo nos separamos para ir a trabajar, pero que durante ese rato ansiamos volver a vernos. Estar con ella ya no me agobia, ya no necesito mis respiros, ahora tan solo quiero estar junto a ella, sin despegarme.

Estos días he notado a Julia mucho más comprensiva conmigo. Es verdad que hemos hecho de todo juntos, pero de todo menos el amor. No he sido capaz de entrar en otro cuerpo después del de Eva, me sentía mal, me sentía que iba a engañar a Julia otra vez pensando en que en cualquier momento vería a la chica de ojos verdes en vez de mi novia.
Ayer por la noche lo intentamos, intenté llegar otra vez desde hace tiempo juntarme en uno con Julia pero tan solo se quedó en un intento fallido, por eso ahora mismo los dos nos encontramos con ropa interior en la cama y el pecho de Julia al descubierto. Quise parar cuando iba a entrar en ella, cuando íbamos a fundirnos en uno, no podía hacerlo, en mi mente venía mi infidelidad y no fui capaz de seguir.
En los ojos de Julia pude notar la tristeza, pero se resigno a entenderme.

-Buenos días, amor-Me dice abriendo lentamente los ojos mientras se acostumbra a la luz del día y se acurruca en mi pecho.

-Buenos días, princesa- le dejo un dulce beso en la cabeza y me centro en disfrutar de su tranquila respiración encima de mí.

Nos hemos acostumbrado a estos despertares, a abrir los ojos y acurrucarnos el uno en el otro. Me he acostumbrado a ver a mi persona favorita al despertarme. Ahora veo como una rutina sana que lo primero que haga al despertarme sea rozar sus labios en un beso que ansio durante toda la noche.
Ahora mismo me arrepiento de todo el tiempo que he perdido pensando que lo mejor era pasar las noches separados, estos días estoy descubriendo un nuevo mundo con Julia del cual no me quiero ir.

-Hugo, tenemos qué hablar.- En otra ocasión sus tenemos que hablar me hubieran hecho temblar pero esta vez no, esta vez tengo confianza en ella.

-Dime.

-Necesito volver a sentirte mío, Hugo. Necesito volver a sentir ese placer que me dabas hace un tiempo antes de que todo se viniera abajo. Ponme su cara si quieres, piensa en Eva, no me molestará, pero lo necesito.- Noto tristeza en sus palabras y en seguida noto una lágrima caer en mi pecho.
Me odio a mi mismo por ser el culpable de sus lágrimas, por haber sido yo el imbécil que la está haciendo sufrir.

Le cojo la cara con mis manos y cuando puedo verle los ojos llorosos y sus labios están al descubierto los beso dulcemente. Es un beso suave y lento, pero que desencadenara a otros más intensos.
Intentaré hacer ese paso adelante, intentaré callar el nombre de Eva, haré frente a mi miedo porque tarde o temprano tengo que vencerlo. Quizás piense en Eva, quizás me acuerde de ella mientras hago el amor con Julia pero tengo que vencer a eso. Tengo que conseguir ser capaz otra vez de hacer el amor con Julia.
Quiero una familia con ella y este es el primer paso para hacerlo.

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