1. Stupid days

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-Buenos días Cali- dijo mi madre cuando salí a por mi desayuno- ¿preparada para el segundo primer día de clase?
-¿Acaso alguien lo está? El instituto es un infierno- dije mientras bebía mi chocolate.
-Ya lo hemos hablado, y como yo me entere de que te has estado ocultando en el aula de música otra vez- me amenazó ligeramente.
-Ya, ya lo sé mamá, no me lo repitas que me deprimo- le pedí saliendo de la cocina.
-Pienso llamar al instituto como sospeche lo más mínimo- continuó gritando mientras me alejaba.
-Adiós, mamá, nos vemos luego- cogí mi mochila rápido y salí de allí.

Todos los adolescentes estamos de acuerdo por alguna razón distinta de que el instituto es una mierda ya sea por tener que estudiar, por la gente que hay u otros... La cuestión es que el año pasado yo llegué nueva a el instituto de All Valley así que preferí apuntarme al programa de música y pasar la hora de comer ahí tranquila con mi única amiga, Macy, como mucho entraban un par de personas pero iban por su lado, no es que no me guste tener atención, porque todo mi ser ya capta demasiado la atención, ya sea mi ropa, pelo, aspecto o actitud la cosa es que si capto atención no será por nada bueno.
Pero este año todo ha cambiado, han cancelado todo el programa de música y Macy se ha mudado a otra ciudad así que no tengo nada y mi madre me ha obligado a socializar un poco más porque este año ya no soy la nueva, así que aquí estoy cogiendo la comida de la cafetería como otra simple mortal.

Visualicé a una chica de mi clase de español y me acerqué, ella me miró de arriba a abajo y luego a mis ojos con un poco de temor.

-Hola, soy Cali, estamos en clase de español juntas- dije tapando mi nerviosismo con mi linda sonrisa.
-Ah si, soy Aisha- dijo entusiasmada.
-¿Puedo sentarme contigo?- le pedí y ella asintió- gracias.
-Es aquí- dijo cuando paramos frente a una mesa con otras dos chicas como ella.
-Ah vale, gracias de nuevo, es que el año pasado no comía aquí y estoy un poco perdida- expliqué, ella miró para una mesa de cuatro chicas a lo lejos, una morena le sonrió ligeramente y las otras me miraron analizándome.
-No me suena de nada haberte visto el año pasado por aquí, ahora tiene sentido el por qué- dijo mirándome por un segundo.
-Ya, estoy intentando socializar- reí para quitarle importancia, ella también- y me han quitado el aula de musica- añadí antes de llevarme un trozo de comida a la boca.
-¿Te puedo preguntar por qué yo?- preguntó comiendo- o sea, por qué te acercaste a mi.
-Bueno, el año pasado coincidimos en muchas clases, siempre me has parecido simpática y te vi un poco sola así que pensé que podrías ayudarme- expliqué y ella asintió con una pequeña sonrisa- además, eras tú o esos dos chicos de ahí- señalé a un moreno y un lindo pelirrojo de mi clase de mates- y ya lo he intentado varias veces pero no sacan conversación- logré sacarle una sonrisa.
-Tú también me caes bien Caliope- me dijo.
-Cali, mejor- corregí sonriente- puedes llamarme Cali.

Al llegar a casa, mi madre no estaba pues su horario de trabajo había cambiado este año y trabaja por la tarde, la llamé por videollamada con la esperanza de que estuviera en su descanso para comer.

-Hola mi niña- respondió contestando.
-Que moderna mamá, enfocas el teléfono y todo- dije sentándome sobre la mesa.
-¿Qué tal tu primer día?- preguntó sonriente.
-Mal- dije con falso entusiasmado- he ido a sentarme a la cafetería, vale, pues me acerco a una chica que conozco de clase y toda la fila, sin exagerar, se me queda mirando, para luego sentarme y que las tres chicas populares se me queden mirando.
-Tranquilizate, si siempre te miran así- dijo escribiendo algo.
-Molesta que siempre sea lo mismo, que me llamen "chica rica" o me miren mal cada vez que me quejo de algo como si no tuviera derecho a hacerlo, que miren mi pelo, mis anillos o abalorios. La envidia de algunos, el odio de otros, incluso la admiración me molesta porque no debería ser así- me quejé elevando un poco el tono.
-Solo es envidia, no eres superior ni inferior a ninguno de los demás y lo sabes, pero ellos no lo creen. No te voy a mentir, eso será así toda la vida, eres una chica que destaca, porque tienes estilo y carácter, siempre te van a mirar y juzgar, acostúmbrate.- ese fue el consejo de mi madre, menudo apoyo- ¿Qué es lo que decía tu padre?
-Para lo de uno no hacen falta dos- dije sin ganas.
-Pues ya está, aplícatelo y aguántate con lo que es la sociedad- cada vez mis esperanzas son menos- además es el primer día, ya mejorará.
-Gracias mamá, menuda ayuda- dije levantándome- menos mal que dejé de ir al psicólogo.
-¿Estas subida en la mesa?- preguntó, mierda.
-Adiós mamá- dije mientras ella farfullaba- te quiero, adiós.
-Adiós- sentenció y colgué.

𝗽𝘀𝘆𝗰𝗵𝗼 - 𝗵𝗮𝗹𝗰𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora