2. La llamada.

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—Estoy seguro de que la Universidad de Columbia te va a aceptar. Tus registros académicos son excelentes y tu solicitud es buena.

Buena.

Era la tercera vez en el año que el orientador me citaba para revisar mi solicitud, las veces anteriores me dijo que mi solicitud era buena pero no lo suficiente para lograr entrar.

—Aunque estoy seguro de que podrías mejorarla y hacer una solicitud excelente.

Me acomode en el asiento.

—Agradezco todos sus consejos señor Johnson, y créame que han sido de gran ayuda. He comparado esta solicitud con las demás y para mi está perfecta, he expresado bien mis deseos, virtudes y metas. Esta es la solicitud que enviaré —me puse de pie y tomé mi mochila—. Gracias, señor Johnson.

Al salir de la oficina revise mi celular, ningún mensaje.

El viernes había tenido una plática amena con Sebastián, no fue la más larga, pero todo fue cómodo para ambos, pero no había vuelto a hablar con él desde ese día. Puede ser que no le haya interesado en lo absoluto y que él este acostumbrado a hablar una sola vez. De igual forma mis expectativas no eran altas, solo lo había hecho por Lara.

Ni siquiera les he contado a James y Lara sobre Sebastián, ese día moría de ganas por hacerlo sin embargo no lo hice. Mi cabeza maquino los escenarios de ellos haciéndome burla y prefería evitar eso.

Al salir de la escuela pude ver que ambos me estaban esperando sentados en las escaleras, escuché que James le reclamaba a Lara ya que ella le había quitado su paleta.

—Creí que ya se habían ido.

Ambos voltearon y se pusieron de pie.

—Queríamos esperarte para ir a comer —Lara unió su brazo con el mío— y así nos cuentas si ya conociste a alguien.

—Yo solo te espero por la comida, no soy tan chismoso con ella.

Lara nos tomó de la mano a ambos y nos dio un pequeño tirón para que empezáramos a caminar.

—Entonces... Ya que estamos de acuerdo en ir a comer, vamos a la cafetería de la señora Baker.

—Solo quieres ir a ver a Patrick —la acuse— a esta hora él llega de la universidad y ayuda en la cafetería.

—Tienes que entenderme Cassie, desde que entró a la universidad no lo he podido ver todos los días y tú sabes cuánto me gusta.

—Estás obsesionada con él. Pobre, si supiera, estoy seguro de que no platicaría contigo.

Escuche el quejido de James, causado por el pellizco que le proporcionó Lara. Desde que los conozco siempre han sido así, como perros y gatos, sin embargo, cuando realmente necesitan del otro lo hacen, se apoyan y escuchan.

—Tienes que aprender a quedarte callado —le aconseje.

—No voy a dejar de ser honesto, aunque ella sea una salvaje.

—En prescolar estabas enamorado de está salvaje —argumento con orgullo.

—Era un niño ciego —intento defenderse.

Y así fue todo el camino, ambos iban discutiendo por todo.

Llegamos a la cafetería donde Lara nos obligó a sentarnos afuera, sin pensar en el frío que hacía ya que Patrick tomaba las ordenes de afuera, fue hasta ese momento en el ambos dejaron de discutir. Patrick se acercó a nuestra mesa para tomar nuestra orden.

—Hola chicos, ¿qué van a pedir?

Lara comenzó a sonreír más de lo normal y parpadear como si tuviera un tic.

Ilusión a distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora