3. Fiesta.

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Sebastián.

Llevaba dos semanas hablando con Cass, todas las noches hablábamos por video llamada. Un par de veces se quedaba dormida y ese par de veces la miraba dormir hasta que en algún punto de la noche me dormía. Las primeras veces se apeno por que la viera dormir, le avergonzaba que la escuchara roncar o hablar, aunque eso nunca paso.

Esta noche no era la excepción desde las 9 de la noche he estado hablando con ella. Al inicio de la llamada dijo que se sentía estresada, fue difícil lograr que se tranquilizará. Después se sentía segura, no dejaba de recalcar que iba a terminar esos dos proyectos en esa noche.

—¿Cómo se supone que vas a hacer dos proyectos en una sola noche?

No pude evitar reír mientras ella hacía su primer proyecto de la noche.

—Tienes que creer lo que te digo, además, me ofende muchísimo que no me creas.

—Claro que te creo. Aunque estoy seguro que mañana te veras fatal.

—Mientras mis dos proyectos se vean bien lo demás no importa —volvió a acomodarse los lentes— ¿No se supone que también tienes un trabajo que entregar?

Era cierto. Mi trabajo de biología, solo que aun tenía tiempo suficiente para hacerlo preferí omitir la fecha de entrega para que Cass no se sintiera culpable de que me fuera a desvelar.

Ya pasaba de media noche y lo único que hacía era platicar con Cass, yo ya había adelantado una cuarta parte del trabajo. Y ella, bueno... casi iba a la mitad del primer proyecto.

—Es un trabajo en equipo. Ya terminé mi parte, solo estoy esperando a que los demás me envíen lo que les toco —mentí.

—Deberías dormir, aún me falta para terminar.

—O te podría ayudar y así terminas rápido, tú haces el proyecto que es a mano y yo hago el que es a computadora.

Silencio.

Cass no respondió, imaginé que no diría que sí. Parecía pensarlo mucho.

—No me gusta que las personas me ayuden —respondió en voz baja.

—Vamos Cass —insistí—, si me dices que no, seguiré contigo hasta que termines y ambos estaremos desvelados; en cambio, si aceptas terminaras más rápido y podremos dormir.

Solo me miro. Por un momento olvide que la veía a través de la pantalla de mi computadora, era como tenerla tan cerca. Pero la realidad era otra, y gracias a la voz de Cass fue que volví a esa realidad.

—Está bien.

James.

—Yo no hice el proyecto. Ni si quiera sabía que había proyecto.

—Tuvimos una semana para hacerlo y esa semana te estuve diciendo —le dije, cruzándome de brazos.

—Estuve ocupada. Patrick y yo hemos estado hablando desde el día que fuimos a la cafetería —sonrió.

Era su clásica sonrisa de niña enamorada.

—Entonces dile a tu queridísimo Patrick que te ayude, ya que por su culpa no vas a tener la calificación del proyecto. Necesitarías tener un puntaje casi perfecto en el examen y dudo que lo obtengas —dije con obviedad.

—Eres un imbécil. ¿Te lo han dicho? —dijo con sarcasmo.

—Me han dicho muchas cosas. Pero nunca imbécil —sonreí irónicamente.

Como era de esperarse; Lara no supo que responder. Así que de camino a la clase solo iba con su cara de enfadada y susurrando cosas que no alcanzaba a entender, probablemente eran insultos para mí y eso solo provocaba que mi sonrisa se ampliara.

Ilusión a distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora