Sebastián.
—Mañana te voy a molestar por tu confesión.
Ella sonríe, no es su clásica sonrisa tierna y amable, es una sonrisa tan jodidamente sensual que en este momento me dan ganas de besarla.
Coloco mis manos en su cintura y me acerco a ella.
—¿Debería besarte? —susurro contra su oído.
—¿Para tener cruda moral por haberme besado?
Sonrío.
—Besarte no podría ser mi cruda moral Cass, creo que sería algo que disfrutaría demasiado —acaricio su labio inferior con mi pulgar—. Tus labios me tientan.
No sé si lo hace apropósito o sin querer, pero pasa la punta de su lengua entre sus labios provocando que su lengua tenga un pequeño roce con mi pulgar. No puedo explicar lo mucho que me calienta eso.
—Joder Cass.
Me acerco a ella, estando a escasos centímetros de sus labios. Espero a que ella de alguna señal para que me aleje, pero no lo hace y justo cuando estoy a punto de besarla Ivy entra gritando a la cocina. Cass y yo nos separamos como dos imanes que chocan, ella me da la espalda y ve la isla como si fuera los más interesante que haya visto en su vida.
—¿Por qué tardan tanto? —vuelve a preguntarnos Ivy.
—Estaba esperando a que Cass comiera.
—Estaba a punto de comer el postre cuando tu llegaste —añade Cass mientras me mira.
Sonrío y le guiño un ojo, ella suelta una risita.
Ivy nos mira a ambos con una ceja enarcada.
—Vale... —dice dudosa—. Ya deberíamos irnos.
Cassandra.
—No puedes evitarlo todo el día.
—No quiero un sermón— masajeo mi cabeza—, siento que mi cabeza va a explotar.
Lara llega moviendo una botella de agua y una pastilla, le doy las gracias y la tomo.
—No puedo creer que te hayas confesado con Sebas, es lo más osado que has hecho desde que te conozco —comenta sorprendida.
Ni siquiera yo puedo creerlo, ¿en qué momento me atreví a hacerlo? Incluso se puede decir que estuvimos coqueteando. Tan solo pensarlo mi corazón se acelera y me emociona recordarlo.
Porque su reacción no era que me rechazará, o no le agradará la idea de que él me gustará.
—Lo sé, me siento avergonzada —me cubro la cara con mis manos.
Lara mira hacia arriba intentando contener una sonrisa.
—Hola Sebas.
Mierda.
¿El mundo conspira en mi contra? Completamente sí. Alzo la mirada y veo a Sebas, se ve tan entero y yo me siento taaan muerta.
—Hola y adiós —tomo mis cosas y me pongo de pie—, olvide que tengo que entregar un... ¿trabajo? Sí, un trabajo.
Escucho las risas de James y Lara a mis espaldas. Por un momento creí que Sebastián se iba a quedar con ellos y darme mi espacio como siempre estaba equivocada. Sebastián camina a mi lado, no habla. Al parecer espera que yo lo haga primero y yo no pienso hacer eso.
Pienso en Nicole, ella decía que para saber si conectabas con alguien debías estar en silencio con esa persona; dos opciones. Eran los silencios más incomodos del mundo o eran paz, tranquilidad y sobre todo comodidad con esa persona. Creí que era muy tonto, ahora lo entiendo. Porque el silencio con Sebastián no es incómodo, a pesar de lo que paso anoche con nosotros.
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Ilusión a distancia
Roman pour AdolescentsUna simple aplicación pude cambiar la vida de una persona. Por supuesto que ninguno de los dos esperaba que eso pasará. ¿Una simple amistad a distancia, no? Ambos pensaban eso, todo cambia cuando terminan entrando a la misma universidad.