Plebeyo [Obikaka]

XIV

"semana cuatro, informe de las batallas libradas dentro del reino 

Las tropas enemigas han logrado traspasar la muralla del reino, si se sigue de esa forma se estima que lleguen al castillo dentro de 3 meses, el pueblo ha sido evacuado y llevado en su totalidad a una zona segura, además de que el castillo a sido reforzado, se espera que todo acabe dentro de 6 meses, con una victoria para Konoha. De igual manera estará recibiendo los informes semanales, y cuando se le de la orden tendrá que traer al príncipe devuelta"

Obito lo leyó por última vez, y tomo un mechero, con el que le prendió fuego, miro a su alrededor asegurandose de que nadie lo haya visto, cuando estuvo completamente seguro de esto, salió de aquella granja

Estaba desatando su caballo cuando una flecha impacto en su hombro izquierdo, con torpeza tomo su arco y una flecha, y disparo hacia la dirección de dónde había venido la flecha enemiga, sonrió cuando escucho el sonido de las hojas moverse, aprovecho ese tiempo para cortar el palo de la flecha que tenía clavada 

Tomo su espada, y aunque le dolía el cargarla, se tenía que defender, volvió a entrar al granero, se escondió detrás de unos barriles, sabía que se estaba arrinconado, pero era lo mejor que podía hacer, pues además de estar herido, el no era bueno con el arco

Escucho las pisadas de alguien entrando, escuchaba como cada vez el sonido se hacía más fuerte, indicando que aquella persona solo se acercaba más hacia donde estaba el

Cuando aquella persona estuvo lo suficientemente cerca de el, salió de su escondite y con un corte limpio, le cortó la garganta, haciendo que muera

Salió del granero rápidamente y fue directo hacia donde estaba su caballo, suspirando con alivio al ver qué esté estaba completamente bien e intacto, con cuidado se subió, para después irse de aquel lugar

Un día había pasado y por fin había llegado a casa, bajo del caballo, lo tomo por las riendas y lo amarró a una de las cercas, después de hacer eso, entro a la casa

—Hasta que llegas -hablo el mayor de los peli-negros, sin siquiera voltear a ver a su hijos

—¡Obito! ¿¡Que te paso en el brazo!? -pregunto alarmado el castaño

Eso pregunta hizo que todos voltearan a ver al peli-negro, dándose cuenta del estado del peli-negro, lo primero que notaron fue el palo que le sobresalía del hombro, después la espada que tenía sangre seca y por último notaron lo cansado que se veía

—ah, esto -señalo el pedazo de flecha, que aún tenía incrustado en el hombro- me caí sobre una flecha 

—Y nosotros te creemos eso -hablo con sarcasmo, el Hatake.

—Pues si -dijo nervioso el Uchiha

—Eres un idiota

El Uchiha soltó una pequeña risa, le parecía graciosa la forma en la que el otro lo insultaba

—Nīsan ¿Por qué no sacaste la flecha? Sabes que se puede infectar tu herida

—Shisui de cualquier forma de iba a infectar, además de que si la sacaba lo más probable es que me hubiera desangrado, pues no tenía nada con que detener la hemorragia -explico el peli-negro

—Tenemos que curarte -hablo el Hatake y se llevó al Uchiha de aquel lugar

El Uchiha soltó un jadeo de dolor, pues el Hatake estaba siendo muy rudo 

—Kakashi, podrías ser más gentil -pregunto el Uchiha

—Pues entonces véndate tu solo imbécil

—Pero pensé que mi novio sería más gentil

El Hatake no dijo nada, calmó un poco sus movimientos colocando las vendas con más suavidad que antes

—Gracias -sonrio el peli-negro

El lugar quedó en silencio por unos minutos, hasta que el Hatake termino de colocar el vendaje

—Obito -llamo el peli-plata

—¿Si? -hablo mientras lo miraba a la cara

—Deberias dejar ese trabajo

—Pero me gusta mi trabajo, además de que quiero protegerte y cuando regreses al reino sería la única forma de poder verte

—Obito, es un trabajo muy peligroso, podrías salir herido o morir y yo... Yo no quiero que te pase nada malo -susurro mientras desviaba la miraba

El Uchiha sonrió enternecido por lo que su pareja había dicho, con suma delicadeza tomo una de las mejillas del otro haciendo que lo volteara a ver

—'Kashi, te amo -susurro-

Con cuidado acercó su cara a la del otro, dándole un pequeño beso

—Perdon pero no puedo dejar mi trabajo -susurro con pena el Uchiha

El Hatake suspiro y negó levemente con la cabeza

—Esta bien

El Uchiha nuevamente unió sus labios, está vez en un beso más largo, transmitiendo el inmenso amor qué sentía por el otro

—Yo también te amo Bobito -susurro cuando se separaron del beso