« Sabes, se me ocurrió una forma de que ganes dinero rápido, y así puedas pagar todas tus deudas. Ya deja de mirarme así, siempre lo hiciste. Pero de verdad que hay una forma. ¿Te gustan las apuestas? ».
Jimin tiene deudas millonarias, Jeongguk tamb...
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prendió fuego al cigarrillo, inhalando, tragándose el dulce tabaco con la lengua cuidadosamente posicionada en el paladar. caía la lluvia veraniega con ahínco sobre la calle en desuso, resquebrajada, polvorosa, angosta. exhaló el humo oloroso del cigarrillo a través de su boca y fosas nasales, saboreando el gustillo a cerezas que prometían en el empaque. observaba el ambiente nocturno con cierta resignación en su oscura mirada, que debía ser joven, pero que lucía traicionada por la vida. la luz blanca de la tienda de conveniencia contrastaba con la tenue iluminación amarillenta de la calle, llena de casas pobres, escaleras angostas, hoyos llenos de tierra ligera que luego sería barro.
la vida de park jimin se resumía a un constante estrés, la cabeza llena de pequeñas preocupaciones que se iban acumulando, creando esta enorme bola de nieve que rodaba por la loma, acrecentando su tamaño todos los días con parsimonia. era un muchacho pobre, que había visto interrumpidos sus estudios universitarios porque no contaba con el dinero para pagar los semestres, tampoco los préstamos que le había pedido al banco para pagar la misma universidad y su matrícula, ni mucho menos con plata para comprarse comida de calidad que no lo fuera enfermando poco a poco todos los días. llevaba ya dos días sin comer otra cosa que no fueran algas secas y ramyeon sin cocinar. la textura crocante de la comida ya estaba cansándole la mandíbula.
llevó nuevamente el cigarrillo a sus labios con la misma actitud desganada de siempre, inhalando nuevamente el sabor sintético y luego disfrutando de enrabiar con caluroso humo de tabaco el exterior del minimercado. se arropó un poco más con el pesado abrigo juvenil, en beige y con vieja tela impermeable, pareciendo ciertamente un desgraciado niño pequeño. carraspeó con la mente en una vorágine de estrés, nervios que lo hacían temblar si no tenía cerca un poco de tabaco, y cerró los ojos por unos momentos. el aire frío contrastaba con el agradable calorcillo en su boca, eso le provocaba escalofríos.
la puerta de cristal de la tienda se deslizó de manera automática, y jimin no le prestó atención en absoluto al hombre que salió de ahí. prefería estar sentado en el suelo seco de cemento a entablar conversación con una persona a la que no conocía, era ciertamente reservado en ese sentido.
── te ves muy delgado. ¿estás comiendo bien?
jimin alzó la mirada con desinterés, pero reconoció al hombre que salía de la tienda, vestido elegantemente, abrigado con un caro jersey color rosa y cargando una bolsa pequeña de plástico. lo reconoció porque era un amigo cercano, un mayor al que apreciaba mucho y que hacía tiempo no veía. inhaló del tabaco y exhaló mientras se levantaba del suelo, estirando sus largas piernas adoloridas. no se tomó la molestia de sonreír, pero el alivio y una felicidad suaves recorrieron su cuerpo entumecido.
── ¡seokjin hyung! no le había visto entrar. ¿cómo se encuentra? ── saludó, y se apresuró a hacer una pequeña reverencia, que el nombrado negó con un chistar característico suyo. estaba tan guapo como siempre, entrando en los estándares de belleza del país tal cual, alto, fuerte y gozando de cierta soltura que jimin no tenía. ¿el dinero te hacía más relajado? le gustaría saberlo, pero no se lo iba a preguntar después de años sin saber de él. primero, al menos, había que meterle conversación, y estaba feliz de hacer eso.── la última vez que supe de usted... se acababa de graduar de la universidad. veo que ya consiguió trabajo, ¿no?
