había comprado una casa decente para vivir con su padre, pagado la universidad completa e incluso se costeó un psicoterapeuta para superar lo que llamaban un trauma ficticio, una situación creada por su mente que de alguna forma fue influenciada por sucesos reales que, al final, construían el escenario más escabroso posible. esos seis días eran fantasía para el resto, y a jimin sólo le quedaba decir que sí para que no lo molestaran.
al día siguiente de la muerte de jeongguk apareció tirado en la vereda de una plaza, la misma plaza de la que desapareció, vestido con su ropa y con una tarjeta de débito en la boca. no supo cómo pero, aislado de la gente, corría con el cuerpo agarrotado y a punto de rendirse, de caer sin ánimo alguno en la calle. recordaba comprarse con la tarjeta una cajetilla de cigarrillos y un ramyeon de buena calidad para comérselo en la tienda de conveniencia en la parte de atrás, sentado al lado de la cafetera y los huevos de té en una de las dos mesas disponibles. su teléfono estaba a punto de morir pero alcanzó a llamar a su mamá.
le respondió el padre: hijo, ¿dónde estás? ella salió a buscarte y no ha vuelto.
dos años más tarde, aún le pesaba el cuerpo porque ella no volvía, y sabía que jamás lo iba a hacer. solía pensar en que tenía ahora muchas cosas a cambio de su estabilidad, y ensimismado en la miseria de su mente, se metió a estudiar pintura y escultura para escapar de la realidad que lo perseguía. retrataba a su madre constantemente, o lo que recordaba de ella, porque poco a poco dejaba de reconocerla en las fotos y vídeos que tenía de ella. usaba el lápiz y aprendía de anatomía al estructurar sus ojos, nariz, el tabique, las mejillas abultadas y sus labios carnosos.
su padre intentaba hablarle, pero ambos sentían que jimin tenía la culpa de que su madre desapareciera, y poco a poco se distanciaron hasta que llegó un punto en el que sólo se hablaban una vez cada varios meses, como si fuera un padre que escapaba de su hijo. porque así lo era, y jimin no podía pensar en otra cosa que no fuera que lo merecía. que no tenía derecho a recibir el cariño de los demás.
se tardaron dos semanas, en total, de hacerle creer que los juegos habían sido una mentira. seokjin definitivamente ya no estaba presente, y había un agujero en su cabeza que le hacía creer que su amigo de la infancia era una invención, un personaje creado para satisfacer una infancia carente de amistad y jugarretas sanas. se sentía solo y que todos lo estaban viendo, una mezcla extraña que le ponía nervioso. nervioso. lo dejaba débil como si de nuevo no pudiera comer por días y luego le dieran ramyeon sin hervir para soportar el hambre de una semana. ya no vivía así, por supuesto, tenía verdura y fruta fresca todos los días y se cocinaba cada vez mejor.
seguía lamentablemente solo, sin su padre y con los nervios por el cielo.
entonces, lo dibujaba. a jeongguk. a él no podía olvidarlo, porque lo saboreó en carne propia el momento en que murió, se tragó su alma. se tragó lo que era él hasta chuparle la sangre que escurría de su boca azul y fría como un cubo de hielo. inhalar y comer su sabor a cadáver y sentir que lo apartaban de él era su mayor pesadilla, porque pensaba que una vez dentro del ataúd en forma de regalo, él respiraría de nuevo y saldría de ahí. y estaría vivo. pero jimin se obligaba a pensar que no era así, porque no era posible. no lo era, estaba confundido. lo amaba. lo amaba pero al costo más caro que pudo pagar.
dibujaba la silueta de su boca, la sensación de cuando lo tocaba y lo sostenía en sus labios. pintaba el momento en que le daba la segunda apuñalada, que era la más salvaje, y cuando él caía sobre la cama blanca.
su psicólogo, el señor jung, le decía siempre lo mismo; que a pesar de que no existiera, seguía siendo válido darle un tiempo de luto porque había sido parte importante de su trauma, y era necesario tratarlo con la misma importancia. a veces, el señor jung se pasaba de la raya e insistía que todo era demasiado delirante como para ser real, pero jimin se callaba y bloqueaba su presencia, concentrándose adrede en un punto muerto de su consulta para no escucharlo. para no tener que soportar sus palabras tontas, carentes de emoción y empatía reales. el señor jung se daba cuenta, jamás pedía perdón, pero dejaba de hacerlo por un par de consultas.
jimin sabía que era real, que todo había ocurrido.
así que cuando salía de la facultad a fumar la primera cajetilla de la tarde, y caminaba bajo el cielo del ocaso nublado, aquella tarde... encontrarse con seokjin parado en medio de la vereda vacía con dos papeles doblados de ddakji, fue lo último que quería en la vida.
─── ¿quieres más dinero?
holaaaa
gracias a la gente q le dio la molleja pa leer todo
uwude vdd esta es de mis obras favs hasta el momento
me parece muy sexy ngl >___\#espero nos veamos en otra obraaa
besitos en el culete♡♡
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JUEGO DEL CALAMAR: 013 + 058 𐙚 操作 . GGUKMIN.
Fanfic« Sabes, se me ocurrió una forma de que ganes dinero rápido, y así puedas pagar todas tus deudas. Ya deja de mirarme así, siempre lo hiciste. Pero de verdad que hay una forma. ¿Te gustan las apuestas? ». Jimin tiene deudas millonarias, Jeongguk tamb...