lo que fué ♡ capítulo doce.

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advertencia;

estoy enferma

   pasaron dos días más en los que jugaron a las escondidas y al gonggi

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   pasaron dos días más en los que jugaron a las escondidas y al gonggi. a jimin de milagro no se le habían caído las cinco piedras las cuatro veces que las lanzó al aire, y jeongguk lo hizo tan seguido que cualquiera pensaría que lo jugó en su infancia a pesar de que acabara de conocer el juego. no habían asesinado a nadie más, pero quedaban poco menos de cincuenta personas en aquel punto, y para el quinto juego nadie ya quería seguir, pero el dinero era más poderoso que su moral.

   la gente aún temía de los dos jóvenes, y ellos mismos eran conscientes de aquello. nadie intentaba acercarse a ellos, sólo los miraban con terror, un horror que les calaba hondo porque no querían morir sin tener la oportunidad de ganar el dinero.

   jimin admiraba profundamente a jeongguk, quien parecía desinteresado en ayudarlo pero al mismo tiempo lo hacía, como a regañadientes. el chico lo hallaba intensamente atractivo cuando le ignoraba, y cuando llamaba su atención, el norcoreano lo observaba de vuelta para darle candor, uno que lo hacía sentir glorioso, en el cielo. los juegos se tornaban cada vez más difíciles y jimin lo aprovechaba para lucirse ante jeongguk, para obtener su aprobación y atención lo máximo posible a pesar de que el menor sólo le prestara de su cariño cuando se le daba la gana. la gente los miraba, sí, pero a jimin no podía importarle menos. sólo se concentraba en su amante, en la forma en que lo besaba y lo agarraba, lo hacía ganar por el hecho de querer llamar su atención, lo hacía ganar porque se esforzaba en hacer eso.

   el ex universitario ya ni pensaba en el dinero para entrar de nuevo a estudiar. se olvidó de su familia, de su madre, de todo aquello. se olvidó de su pieza y de la calidez de su hogar, de las veces en que comía únicamente ramyeon envasado, de los momentos en que su único placer y obsesión era una cajetilla de cigarrillos al final del día. se sentía débil pero jeongguk lo protegía, lo cuidaba. aunque fuera aparentemente en contra de su voluntad, aunque era probable que lo estuviera utilizando, jimin ya no se sentía enfermo por disfrutar de él. es más, era lo que lo hacía sentir pleno, lo único que lo llenaba de alegría al final: verlo vivo en los baños, besarle y hacer alguna cosa indebida, actuar como si no lo quisiera para que le dañara incluso más.

   el quinto día despertaron con la misma melodía de siempre, y pronto se pusieron en fila para obtener el desayuno. esta vez era un jugo en caja con una galleta de avena sin azúcar. jeongguk le pidió la galleta a jimin y éste se la dió sin pensarlo dos veces, dejándolo sólo con el jugo por el resto del día. pronto, el criminal fue al baño con el grupo de los que querían ir, y dejó sólo a su amante. el chico estaba sentado en las escaleras, admirando los alrededores y esperando a su contrario.

   de repente, alguien se sentó a su lado. lo reconoció, era uno de los acusados al inicio del juego, un tal kim con el número ciento treinta en su pecho. tenía manchas de sangre en las zapatillas y el dobladillo del pantalón, y su cabello era largo y ondulado, desordenado, como si tuviera veinte años en vez de los treinta que jimin recordaba que tenía. era raro que otra persona se acercara a él, otra persona que no fuera jeongguk, así que se puso en posición de alerta y apretó sus manos en el dosel desordenado de la cama que ahora compartía con el desertor.

JUEGO DEL CALAMAR: 013 + 058 𐙚 操作 . GGUKMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora