Ambos estábamos empapados sus pantalones escurrían de agua y yo me acomodé en el asiento, colocando mi cabeza en la ventana, me sentía muy mal, dolía mi garganta, cabeza y me sentía humillada, no sabía que decir o hacer, ambos estabamos en silencio.
Transitamos por una avenida que no conocía muy bien durante aproximadamente 20 minutos y después detuvo el auto enfrente de una casa.
-Estas bien?.- me preguntó rompiendo el silencio entre ambos.
En todo el trayecto no había pensado en absolutamente nada, me levanté del asiento y Vi que estábamos en otro lugar.
-Vamos, tienes que cambiarte por qué te puedes enfermar, estamos en mi casa.
Mire alrededor y no conocía esos rumbos.
-Solo quiero ir a mi casa.-le dije con la voz un poco irritada.
-Primero cámbiate y tranquilízate y te llevo a tu casa.
Matthew salió del vehículo y fue corriendo hacia a mi aún sin playera para abrir la puerta y ayudarme a salir.
Ambos ingresamos a su casa, estaba sola y oscura, yo aún podía sentir el alcohol en mi organismo.
Vi que tomo su celular y mandó unos mensajes, yo me encontraba temblando dentro de su casa sin saber que hacer, miraba alrededor y solo tenía algunas cosas.
-Vamos arriba, a mi cuarto para que te puedas cambiar.
No sabía cómo actuar o que decir, como conversar con él o darle las gracias o por qué lo había hecho pero estaba agradecida con él, en ese momento no podía pensar con claridad, estaba agotada.
Subimos a su cuarto y al entrar, era una recamara común y corriente con algunos postes de bandas de rock una computadora en un escritorio y su cama alado, un clóset chico y alguna ropa tirada al piso, estaba alfombrado y tenía una máquina de calefacción en la esquina, se apresuró a encenderla y el aire caliente comenzó a llegarme al cuerpo.
Me mire en un espejo que tenía y Vi mi rimel escurrido en mi rostro, me veía fatal y mis lágrimas volvía a salir. El chico saco un pantalón deportivo y otra sudadera y después saco otra muda de prenda más y la tomo en las manos.
-Esto te lo dejo en la cama, puedes cambiarte y secarte, hay una toalla en el baño.
Mire a una puerta que se encontraba cerrada y solo pude mover la cabeza de arriba hacia abajo.
-Voy a cambiarme a otro cuarto ok.
Enseguida salió y me dejó ahí sola.
Comencé a caminar tambaleandome hacía el baño y vi una toalla negra grande , la tomé y salí del baño, posteriormente prosegui a quitarme el vestido negro que llevaba y las zapatillas, me seque el cuerpo con dificultad y me puse el pantalón y la sudadera que me quedaban muy grandes.
Cuando termine me senté en la cama y acomodé mi ropa mojada en el suelo, me sentía más calientita pero aún me sentía muy mal, tenía ganas de volver.
Tocó la puerta por fuera.
-Puedo entrar?.
-Entra.-le contesté.
Matthew entró y agarró la ropa del piso mojada y la metió en una bolsa, me dió vergüenza que tomara mis bragas y sostén.
-Yo lo puedo hacer gracias.- le contesté.
Así que metí mi ropa a la bolsa.
Se levantó y me miró por un momento, me volví a sentar en la cama aún mareada.
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Quién Entiende A Los Chicos
Roman pour AdolescentsUna adolecente tratando de vivir su vida de forma adecuada, la vida de una simple adolecente que ha quedado herida por decepción amorosa, que perdió a su mejor amigo y la única persona que la comprendía, con quién ella se sentía identificada, con la...