Inicios de Atracción

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Abrí los seguros de las puertas, se acercó y subió al auto.
Hola -dije con un tono suave-
Hola -dijo e hizo una pausa para decir después- Me gusta tu auto -dijo mientras lo examinaba-.

Podía escuchar su respiración nerviosa y me volvía loco imaginar que eso lo pudiera causar yo, pero tal vez no era yo, tal vez sólo era la situación... No creo que algún otro profesor la haya invitado a almorzar así.

Gracias -respondí- Vayamos a almorzar, te gustará -encendí el auto y sentía como Sabrina me observaba.

¿Cómo estuvo la clase? -pregunté- ¿Estuvo aburrida? -bromeé para romper el silencio-

Estuvo bien -dijo con un tono burlón- estoy aprovechando las clases -me até el cinturón de seguridad y asentí.

Perfecto -la miré- te llevaré a un lugar lindo, te gustará -sonreí y antes de comenzar a manejar la miré rápidamente a los ojos-.

Ella asintió nerviosamente, -¿Quieres escuchar algo?- Pregunté -Puedes encender la radio si quieres. -La miré un segundo y ella asintió-.

Estaban reproduciendo a Aerosmiths y noté como comenzó a balancear su cabeza y sus pies al ritmo de la música.

¿Te gustan? -pregunté con una sonrisa- A mí también me gustan, esa es una de mis canciones favoritas.

Que coincidencia! -respondió sorprendida- Me gustan mucho, que bien que te gusten al igual que a mí. -dijo y perdió un poco de pena-.

Le sonreí y seguimos escuchando, no podía creer que otra vez estuviera en mi auto con ella.

Después de unos 10 minutos llegamos al lugar, bajamos del auto y le indiqué que el segundo piso era más bonito, así que subimos y nos sentamos junto a un ventanal muy grande en una mesa para dos. Estaba frente a mi y teníamos una linda vista.

Poco después llegó el mesero, yo pedí un filete con verduras salteadas, Sabrina ordenó pollo con finas hierbas y papas salteadas. Revisé rápidamente la carta de vinos y cuando Sabrina terminó de ordenar pedí un vino.

Y una botella de Dauro Chrysera del 2011 por favor -apunté la carta y el mesero asintió- Gracias.

Observe como Sabrina se quedó sin palabras y me observo con sus grandes ojos.

No imaginé que tuvieras conocimiento en vinos -dijo Sabrina, sonrió coquetamente- A propósito, ¿puedo tutearte?

Antes de responder sonreí -Bueno... mi hermano tiene una pequeña viña y a veces me da a probar- dije mientras examinaba su cuerpo- Y si, puedes tutearme ahora que no estamos en clase.

Bien, eso es genial. Eres como su catador. -le di media sonrisa y asentí-

Algo así -dije- sólo intento no excederme -burlé- ¿Qué hay de ti? -Puse toda mi atención en su respuesta-

Me excedo de vez en cuando -dijo-
Comencé a reír por su respuesta, miré su rostro y no entendía por qué -¿Qué?- Preguntó con confusión.
Me refería a hermanos o hermanas -comencé a reír más fuerte y vi como sus mejillas se comenzaron a enrojecer, tapo su rostro con ambas manos y comenzó a hablar.
Tengo una hermana de 15 años - me calmé un poco mientras la miraba cuidadosamente- No es muy parecida a mí -dijo desviando la mirada-
¿Es igual de acelerada qué tú? -Dije para molestar-
No, es como la versión relajada de mí -dijo mirándome-
Mejor aún -dije sin saber lo que decía- Eres única -La miré a los ojos mientras sentía como mi corazón se aceleraba por lo que había dicho-.
Noté una leve sonrisa que salía del rostro de Sabrina, pero parecía que trataba de contenerla.

El mesero llegó con nuestros platos, los dejó sobre la mesa y levanté mi copa.

Salud! -dije con emoción y sin perder detalle de sus movimientos-
Salud! -respondió, llevando su copa hacia la mía-
Llevó su copa a sus labios, la copie y bebimos un trago de vino.

Le diste en el clavo -exclamó- está delicioso -miro su copa-

Que bueno que te gustó -dije- Tal vez podría darte unas lecciones de vino -bromeé-

Puede ser -dijo con su mirada fija en la mía y por primera vez me sentí intimidado por su mirada, pero no quise voltear mi mirada a otro lado, sentí que su mirada tenía un poco de deseo, pero era distinto al de las otras personas, sabía que mi mirada reflejaba lo mismo, deseaba que se acercara a besarme. Yo no lo haría porque si ella no lo quiere preferiría no hacerlo. Me quedé fijo en sus ojos y ella nuevamente parecía nerviosa y volteó su mirada a su plato.
¿Trajiste tu avance impreso o en pendrive? -Pregunté para distraerme de su cuerpo-
Cortaba un trozo de carne y respondió -Ambos, a propósito... - Tomó un trago de vino y yo lleve el trozo de carne que había cortado a mi boca- Mis amigas están enamoradisimas de ti- dijo con una voz juguetona.
Cerré los ojos un par de segundo y sonreí coquetamente. Me había halagado un poco.

¿Y a ti también te gusto? -pensé mientras llevaba mis ojos a los suyos.
Veo que te gusta eso -dijo sin mostrar ninguna emoción-
Lo he notado -expliqué- la forma en la que quieren llamar mi atención es muy obvia -fruncí el ceño- La mirada de Tonka no muestra inocencia, parece que quiere algo y me lo hace notar, su manera de caminar cuando le llamo, sus escotes o lo lento que habla conmigo entre otras cosas. He notado lo mismo con Alexa, ha sido muy apegada, el día que llegaste tarde mencioné que sé hablar francés y no tardo en preguntar si daba clases particulares. Para ser sincero no me gusta, me parece que sus intenciones están fuera de lugar. -corté otro pedazo de carne y note que Sabrina parecía tensa, y antes de que pudiera decir algo dijo-
Alexa -susurró- que fastidio -sonreí-
No te agrada -dije mirándola con atención- se nota, parece haber tensión entre ustedes.

-Ella negó- Me cae muy mal, casi la odio -dijo con una voz que parecía realmente molesta. Tomó un poco de vino y preguntó.- ¿Te gusta que te coquetee? -preguntó sin mirarme.

Estoy interesado en otras cosas -la miré fijamente y ella subió su mirada a mí-

Habíamos terminado y sugerí pedir un postre, al terminar pagué la cuenta, Sabrina insistía en aportar algo pero negué.

Se sentía un poco tenso el ambiente por lo de Alexa pero no estaba seguro en sí debería de preguntar al respecto.

Salimos del restaurante y nos dirigimos al auto.

La comida estuvo grandiosa, gracias -dijo después de unos segundos de haber subido al auto.-
Me alegro de que te haya gustado -dije mientras volteé un poco mi cuerpo para verla- Debo confesar que me reí mucho, gracias. Hace un tiempo no me reía así en un almuerzo - dije con entusiasmo y me giré para comenzar a conducir-

Me alegra ser la animadora de tu almuerzo -dijo juguetona mente-

En el camino hablamos sobre la florería, parece que le gusta mucho su trabajo.

Al llegar, poco antes de que Sabrina bajara del auto la miré -Tu avance, puedes darme tu carpeta- No habíamos hablado sobre eso y tener su carpeta me daría más oportunidades de hablar con ella después.
Claro -dijo, estirando su brazo para darme su carpeta-

La veré pasado mañana en clases -dije mientras le guiñaba un ojo-

Gracias por todo, me encantó la comida y el vino -dijo con una voz delicada y temerosa-

No agradezca, Señorita Evans no olvide leer y respirar -solté unas carcajadas y me encantó ver a Sabrina parada afuera de mi auto con un libro entre sus manos, despidiéndome de ella.-

Comencé a conducir, al llegar a casa de quedé sentado en el sofá y empecé a reír por aquel momento. No podía creer que la invité a almorzar así. Parecía que había química pero no quise decir nada.
Me quedé dormido y al despertar era de noche, hice algunas palomitas y subí a mi habitación a ver una de mis películas favoritas; "Lolita".
Cuando terminó me acomodé en mi cama y pensé -¿Debería besarla?, me gustaría saber si ella también quiere besarme-
Ahora no puedo esperar a pasado mañana para verla. Al día siguiente no tenía ninguna clase así que no tenía motivo de ir a la universidad.
Me quedé dormido poco después.

Paul Hart (profesor y efecto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora