Under the rain

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Akaashi extiende el paraguas un segundo antes de que una llovizna torrencial le caiga encima, advertido por el estruendoso clamor de un trueno cercano. Debido a la fuerte ventisca, algunas gotas atraviesan la barrera impermeable, mojando superficialmente su ropa. El color gris reviste por completo el cielo y apenas puede ver más allá de la lluvia, el tono opaco y el frío. La bolsa del konbini también está mojándose mientras se balancea entre sus dedos, el plástico protegiendo el interior. Dice para sus adentros que de no haberse detenido para matar su antojo de onigiris, ya estaría en casa, a salvo del agua. Antes de seguir arrepintiéndose, una figura pausa sus pensamientos; casi los congela. Ciertamente él se congelo.

Era una mezcla de grises, justo como el cielo, con el vago resplandor de sus ojos amarillos haciendo contraste. Le toma un momento entender que se trata de Bokuto resguardado bajo el toldo de una tienda cerrada. Su cabello esta aplacado hacia abajo, todo empapado, e igual que Akaashi, tiene todavía el uniforme, aunque el de Bokuto está chorreando a mares. Aun así, el diploma en sus manos se ve seco. Debió haber estado deambulando por la Academia después de su acto de graduación y la lluvia lo sorprendió de regreso.

Porque ese día era el último día de los de tercer año. Akaashi no asistió a la ceremonia. Simplemente se despidió de sus senpais del equipo de voleibol y se fue antes de que fuera persuadido a quedarse. Ya se había estado sintiendo mal los últimos días; no sobrevivía al ataque de nostalgia ileso, al menos no sin decir algo innecesario. Iba a extrañarlos. Estuvo peleando con el duelo en solitario y una despedida emotiva iba a arruinar su progreso. Ahora, el destino insistía. Akaashi no pudo ignorarlo. Se acercó a Bokuto.

Bokuto lo reconoció a la mitad del camino y grito algo que el sonido de la lluvia amortiguo, pero que por el movimiento de sus labios adivino que solo pudo haber dicho: "¡Akaashee!". Consiguió sonreírle y el peligris lo secundo con más ánimo, como era usual. Estaba calado hasta los huesos, tiritando violentamente cada vez que la brisa incrementaba su potencia. Akaashi temió una hipotermia; aunque Bokuto no parecía estar consciente de su estado, emocionado por haberse cruzado con Akaashi en cualquier circunstancia.

– ¡No sabía de llovería! – Lloriqueo cuando llego hasta él, moviendo los brazos.

– Deberías revisar el informe del clima antes de salir de casa, Bokuto-san – Respondió Akaashi – Al menos deberías haberte dado cuenta por el color de las nubes.

– ¡Siempre lo olvido! – A pesar de todo, seguía sonriendo – Y cuando miro las nubes, me distraigo mirando sus formas.

– Eso no es algo que un graduado de preparatoria deba decir.

La sonrisa de Bokuto menguo un poco. Akaashi se arrepintió de haber expresado aquello.

– Supongo que no – Refunfuño, arrugando el entrecejo. Lo vio estrechar el rollo que preservaba su diploma – No estuviste en la ceremonia.

– No quería verte llorar. – Parpadeo Akaashi, tardando un poco en contestar. Bokuto salto de indignación

– Para tu información ¡Fueron mis kohais quienes lloraron por mí! – Lo apunto con el dedo – Yo fui quien los consoló esta vez.

– Una prueba de que has madurado – Asintió Akaashi – Finalmente un senpai hecho y derecho.

– Quisiera haberte consolado.

– Yo no lloré. – Le recordó

– No que yo sepa.

En ese instante un trueno retumbo y Akaashi decidió continuar la conversación mientras caminaban. En el camino le convido a Bokuto uno de los onigiris que compró antes, mientras era regañado por no tener consideración por los sentimientos de sus superiores. Cada vez que cedía espacio en el paraguas para cubrir a Bokuto, este se lo devolvía, alegando que de todos modos ya estaba empapado. Cuando llegaron a la estación de tren y Bokuto se estaba despidiendo de él, quiso acceder a la invitación de ser consolado, pero no dijo nada. Mientras lo veía despedirse, diploma en mano, en completa escala de grises a excepción de sus ojos y mojando todo a su paso, pensó que al menos debió aceptar un abrazo.

Una voz le dijo que de ese modo se habría mojado. Otra respondió enseguida que no le habría importado.

Flufftober - Haikyuu! (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora