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Bokuto contempló la figura plana que tenía entre sus manos. No se parecía a un cisne, pero conservaba la esperanza; todavía le faltaba un doblez. Tentó una de las esquinas al centro, sin presionarla, solo midiendo. Hizo cálculos minuciosos al menos cinco veces más. Luego, cuando estuvo seguro, aplastó el dedo a lo largo de todo el papel, sin detenerse. En medio del proceso su mano tembló, y el dedo junto con el papel se desviaron de la ruta. Quiso corregirlo; estaba a tiempo; pero su mano lo traiciono de nuevo y esta vez hizo una marca torcida del lado contrario. No se rindió. Estrujo la cartulina con un dedo mientras que con la otra mano aplanaba los alrededores. Al levantarlo, el doblez no se movió; estaba arrugado en varias zonas, pero todo se hallaba en el sitio correcto, o eso supuso.

Seguía sin parecerse a un cisne.

– Los primeros pliegues están bien. – Señaló Akaashi con paciencia – Pero creo que los últimos pasos los hiciste del lado equivocado.

Estaba claro que el Origami no era lo suyo. Akaashi, por su parte, sostenía un cisne perfectamente doblado. Era el tercero, de hecho; siendo que le había explicado cómo hacerlo tres veces. Dos pelotas de papel arrugadas del lado de Bokuto lo corroboraban. Miró a Akaashi en busca de ayuda. Él tomo la cartulina y la coloco en la mesa, desdoblando algunas cosas y reforzando otras. En menos de 20 segundos, ocurrió la metamorfosis a cisne. Se veía algo arrugado, pero cumplía su propósito. Bokuto dejó salir un sonido de admiración.

Saco otro papel del montón que Akaashi preparo anteriormente y volvió a empezar. Se suponía que era un ejercicio terapéutico para controlar el estrés de Bokuto, ahora que la época de exámenes finales terminaba. No se sentía especialmente relajado, pero al menos ahora no experimentaba ganas de vomitar cada vez que pensaba en sus próximos parciales. En realidad, si todo salía bien, no debía preocuparse por eso nunca más, aunque ese era un tema que no había discutido con Akaashi, ni con Kuroo, ni con nadie. Era un trabajo en progreso, un pensamiento entre él y su mente que no se había atrevido a pronunciar en voz alta, porque era algo muy definitivo para tomarlo a la ligera; pero en general, ya había tomado la decisión; solo faltaba tomar la decisión de anunciar la decisión, luego llevarla a cabo, y luego vería que seguía después. Todo era muy vago en el aspecto del después; le ponía nervioso el futuro. Se concentró en el presente, con la cartulina y los cisnes y Akaashi, que elaboraba un extraordinario estegosaurio de papel sin percatarse de su lapsus mental.

Bokuto había fabricado un avión de papel. Era la única cosa con papel que sabía hacer, aparte de los barcos y los corazones. Se lo mostro a Akaashi, quien sonrió y le mostro, a su vez, el dinosaurio terminado. Bokuto arrugo su avión y lo convirtió en una bola.

– ¿Por qué lo hiciste? – Se lamentó Akaashi – Te había quedado bien.

– Es un meteorito.

Akaashi abrió los ojos, horrorizado, levantándose delsuelo para resguardar a su estegosaurio del peligro. Bokuto fue corriendo trasél, dejando cuatro cisnes abandonados en la mesa.

Flufftober - Haikyuu! (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora