Flufftober - Haikyuu! (Bokuaka)

Forehead kiss

Bokuto estuvo a la expectativa. Por un largo rato Akaashi mantuvo los brazos colgando a sus lados, como muertos. Escucho que abrió la boca para decir algo, pero jadeo y luego la volvió a cerrar rápidamente. Sintió a las manos de Akaashi subiendo por su espalda para establecerse ahí, empezando a corresponder la rara interpretación de Bokuto de lo que debía ser un baile lento. Por ese breve instante, Bokuto tuvo la certeza de que así se sintió la primera vez que remato un balón.

Aunque no era la primera vez que abrazaba a Akaashi. Lo había hecho muchas veces antes, cuando ganaban un partido y celebraban, o cuando perdían y se consolaban, o cuando en las prácticas finalmente una jugada particularmente complicada les salía bien después de fallar mil veces. Algo era diferente. Bokuto puso todo su empeño en reflexionar sobre eso. No, pero esos eran abrazos de compañeros de equipo, y ya Bokuto no pertenecía al mismo equipo que Akaashi; él se había graduado y no se estaban abrazando. Estaban bailando. Bingo, eso era. Nunca había bailado con Akaashi, y ahora sí, y se sentía bien.

También sentía una vibración en su pantalón. Las reflexiones de Bokuto se detuvieron en seco. Era su teléfono. De mala gana, se apartó de Akaashi y contesto la llamada entrante. El contacto decía que era Kuroo.

– "Lamento interrumpirte, Bo, pero solo para saber ¿cuánto tiempo planeas hacerme esperar? He dado 10 vueltas a la manzana y el chofer ya me está mirando mal."

– ¡Pero todavía no han anunciado a la Reina del baile! – Protesto Bokuto – ¡Por favor, dame cinco minutos! ¡Creo que tengo oportunidad!

Akaashi le robo el teléfono de las manos con suavidad y lo puso en su oreja. Lo oyó decir "Soy Akaashi" y luego varios "Ajá, ajá". Alejo el aparato un momento y se dirigió a Bokuto.

– Bokuto-san; no serás elegido Reina del Baile. – Le dijo.

– ¡¿Qué?! – Retrocedió, herido – ¿¿Por qué??

– Porque para ganar debes estar nominado. Y para estar nominado es requisito ser estudiante de último año. – Enumero, observándole. – No me mires así. Yo no escribí las reglas.

Estaba más que dispuesto a empezar una rabieta, con argumentos como que aún se sentía un estudiante por dentro, pero Akaashi le volvió a sonreír, esta vez con complicidad.

– Además, Kuroo quiere llevarnos a un lugar – Se encogió de hombros – Dijo algo sobre mi iniciación a la adultez o algo así. No me emociona especialmente, pero no quiero que el chofer lo golpee. – Lo miró a los ojos – ¿Por favor? Es mi baile de graduación.

Ah, lo tenía.

– Está bien – Refunfuño – No tienes que restregármelo.

Akaashi le dedico una de sus expresiones burlonas-casi-serias tan propias de él y se encamino a la salida; Bokuto lo siguió arrastrando los pies. Atravesaron el salón y el frío exterior los recibió con una punzante brisa. Al llegar a la limusina, Akaashi rodo los ojos, tal como lo había hecho cuando se presentaron en ella para llevarlo al baile. Kuroo, todo sonrisas afiladas, les abrió la puerta con caballerosidad y les dio espacio para que entrasen.

– ¡Ahora sí! – Kuroo golpeo el techo con su palma – ¡En marcha!

El chofer le lanzo una mirada fulminante antes de arrancar. Tanto Bokuto como Kuroo vitorearon cuando emprendieron el viaje.

– ¿Y bien? ¿A dónde vamos? – Akaashi no se veía sorprendido por su comportamiento. Habían hecho lo mismo más temprano.

– Tendrás que ser paciente, 'Kaash – Kuro movió las cejas – Es una sorpresa ¿cierto, Bo?

Bokuto se dispuso responder, pero recordó de repente que estaba molesto por haber sido sacado del baile y se enfurruño en el asiento, cruzándose de brazos y fijanfo su vista en la ventanilla. Abrió un ojo para cerciorarse que Akaashi se daba cuenta de lo molesto que estaba y volvió a cerrarlo cuando lo comprobó. Kuroo bufó.

– Bokuto-san – Lo llamo Akaashi con delicadeza. Bokuto decidió que podía darle algo de atención y abrió los ojos. – Definitivamente habrías ganado como Reina del Baile, pero eso no habría sido justo para las nominadas, ¿no te parece?

– ¿...De verdad lo crees? – Murmuro, bajando sus brazos

– Claro.

Fue suficiente para Bokuto. El enojo se disipo, como si no hubiese existido en primer lugar. De nuevo lo asalto una idea, y de nuevo resolvió seguirla, dado que la primera había resultado bien. Se levantó del asiento, tomo la cara de Akaashi entre sus manos y le estampo un sonoro beso en la frente. Akaashi estaba sudando, su piel cálida y resbaladiza en sus labios. Olía a shampoo. Bokuto se carcajeo y le revolvió el cabello; seguido de las carcajadas de Kuroo, que se acercaba a Akaashi para hacer lo mismo. Akaashi, por su parte, les sonreía abochornado.