Drunk confession

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La limusina estaciono en frente de un Karaoke. Arrastró a Akaashi fuera del vehículo, siendo de nuevo arreados por el violento sereno nocturno, mientras Kuroo se encargaba de despedirse del chofer. En la fachada del establecimiento estaba reunido un pequeño tumulto de personas que las saludaron ávidamente al verlos llegar. Yamamoto silbó con admiración al ver la limusina y le dio un codazo a Kenma, que solo asintió sin apartar la mirada de su PSP. Konoha y Sarukui se abalanzaron sobre Akaashi en una lluvia de felicitaciones.

– ¡Recién graduado! – Sollozo Konoha abrazado de Akaashi, hinchado de orgullo – Nuestro pequeño polluelo abriendo las alas ¡Celebraremos este acontecimiento!

– Tu solo quieres una excusa para beber. – Señalo Sarukui. Akaashi hizo un sonido de estrangulamiento y fue salvado por él. – ¿Ya te decidiste de universidad? Tal vez acabes con alguno de nosotros.

– De hecho – Se adelantó Bokuto – ¡Akaashi irá a la central de Tokyo con este servidor! ¿Qué les parece?

Sarukui y Konoha le preguntaron con los ojos a Akaashi la veracidad de aquella afirmación y cuando el chico asintió con simpleza, enseguida recibió algunos sentidos pésames en tono de gravedad. Bokuto quiso pretender estar ofendido, pero se sentía tan feliz por estar en ese lugar con esas personas que no pudo evitar la sonrisa que afloro radiante en su rostro. Abrió sus brazos en todo su diámetro y metió a sus amigos dentro, apretando tanto el abrazo que Konoha empezó a toser suplicando piedad. Saru y Akaashi, influidos por la experiencia, se dejaron zarandear dócilmente.

– ¿Un momento emotivo de los búhos? – Kuroo llegó hasta ellos. Ni siquiera el viento nocturno arruinaba su peinado – Me dan algo de ternura ¿Deberíamos intentarlo, Yaku-san?

Yaku abrió los ojos con pánico. Tenía agarrado a Kenma por un brazo para guiarlo sin que tuviera que despegar sus ojos de la pantalla y a Yamamoto detrás.

– Deberíamos entrar ya, ¿no? – No espero respuesta, ya había atravesado la puerta.

Todos subieron hasta la habitación que habían alquilado. Era más espaciosa de lo que se esperaría de un Karaoke; los muebles eran acolchados y de reluciente cuero negro, las paredes e iluminación de un tono azul eléctrico. Aun así, el lugar parecería en penumbras si no fuera por la gran pantalla en la pared opuesta que mostraba la letra de una canción predeterminada. Kuroo pidió la primera ronda de alcohol sin preámbulos y dio aviso de que nadie, a excepción de él mismo, tenía permitido abandonar el establecimiento sobrio. Konoha y Yamamoto corearon en aprobación. Yaku arrojo un repaso de advertencia, pero no dijo nada.

Cuando llegaron los tragos, ya Akaashi había sido obligado a estrenar la noche cantando la primera canción. Konoha le coloco el micrófono en las manos y lo empujó hacia delante. Mientras arrasaban con la primera ronda, Bokuto cedió su atención para escuchar a Akaashi entonar una balada de Rock. Como solía hablar bajo, no apreciaba del todo su voz la mayoría del tiempo; pero ahora podía reparar en lo agradable que sentía su sonido. Cuando termino, se levantó para aplaudir con los demás, asegurándose de ser el más bullicioso al hacerlo.

Avanzada la noche, al menos ocho rondas habían sido ingeridas dentro del cuarto, gran parte del botín yendo a parar al estómago de Bokuto y Kuroo, lo que ocasiono un largo maratón de canciones noventeras por parte de ambos. Su garganta dolía y estaba definitivamente mareado en este punto, pero al contrario de cuando había estado enfermo, sentía la cabeza liviana, en lugar de aplastada. Todo a su alrededor giraba incontrolable y se sentó para contrarrestar el efecto. Akaashi, sentado junto a él, le pregunto si estaba bien. Bokuto respondió con un animado asentimiento, puede que demasiado.

Taketora, Kohona y Saru gritaban a todo pulmón una canción K-pop, en vez de cantarla. Kuroo y Yaku estaban enfrascados en un acalorado debate sobre si la comida picante arruinaba la comida o no. Yaku defendía a capa y espada su pasión por los chilis; Kuroo no ocultaba su desdén por la gente que se quemaba la lengua voluntariamente. Estarían ahí un rato. Kenma estaba al lado del tomacorriente de la esquina, habiendo enchufado su PSP para continuar lo que, según él, era su mejor partida hasta ahora. El mundo por un instante giró demasiado rápido para el gusto de Bokuto y tuvo que cerrar los ojos.

– ¿Seguro que te encuentras bien, Bokuto-san? – Insistió Akaashi, tocando su hombro – Tienes una mirada extraña.

– Pensé que mi mirada era "una cristalina pero profunda gema de ámbar que te llevaba a las más secretas minas" – Cito Bokuto, apenas siendo consciente de sus palabras.

El mundo se entumeció, al igual que la mano sobre su hombro. Vio como Akaashi movía los labios, diciéndole algo, pero no fue hasta que los cerró de nuevo que el mensaje llegó a sus oídos. "¿De qué estás hablando?" le pregunto. Algo sobre su tono no se sentía bien, pero Bokuto tiro una sonrisa hacía arriba para intentar calmarlo. Pudo haberse reído un poco. "Sobre las notas, Akaashi ¿No las recuerdas? Las notas que me has estado dejando", como palabras fluyendo por un cauce un detenerse. La mano en su hombro desaparecio. Bokuto le estaba prestando más atención a los ojos ajenos ahora, muy verdes, y no notó cuando a Akaashi se le dreno el color de la cara. Sin embargo, si escucho cuando le dijo: "¿Lo sabías?" casi herido. Bokuto volvio a reírse, sin apartar la mirada de aquellos ojos verdes "No te preocupes, Akaaaaashi; me gustas mucho, así que no me molesta."

Akaashi se quedó en silencio un rato y luego dijo algo que no pudo registrar, aunque se escuchó a sí mismo respondiendo. Yaku grito, Kuroo gritó otra cosa. Kenma le grito a la pantalla y el trío K-pop gritaba también.

Bokuto parpadeo solo un segundo. Cuando abrió losojos, estaba en el apartamento de Kuroo.

Flufftober - Haikyuu! (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora