30. Un nuevo comienzo

416 40 44
                                    

Christopher terminó de servir dos whisky, entregó uno a su amigo y el otro se lo bebió de un trago. El hombre en el sofá alzó las cejas.

–Tuvo que haber pasado algo muy grave como para que me hayas invitado a tu casa.

–Necesito hablar con alguien y eres de los pocos amigos que tengo. Mi mejor amigo me atrevería a decir.

–Me atrevería a decir. –Repitió con cierta diversión. –No pues, ¿gracias?

Christopher entrecerró los ojos.

–Sabes que lo eres. Te estimo mucho. Más que a cualquier otra persona, de lo contrario nos hubiésemos enredado hace mucho tiempo.

–Hmm, pensé que era porque no soy tu tipo. Nos la podríamos pasar muy bien. –Le guiñó un ojo antes de dar un trago a su bebida.

Ambos sonrieron.

–No lo dudo. Pero te estimo demasiado como para joder nuestra amistad por sexo.

–No tendría por qué pasar. Ambos sabemos que sería sexo sin compromiso. No es algo nuevo para nosotros. –Insistió.

–No me quiero arriesgar. No contigo, Samuel. Eres el único en quien confío. –Su voz teñida de sinceridad.

El sexo con amigos no es para todos. Muchas veces las amistades se ponen raras e incómodas después de pasar el límite. Lo comprobó con algunos de sus amigos. Por esa razón tenía encuentros con "conocidos", por decirlo de alguna manera. Personas que buscan lo mismo que él: placer. Christopher es igual. Evitan problemas innecesarios y una posible relación incomoda era uno de ellos. Así que tampoco se quiere arriesgar. No a Christopher. No a él.

–Entonces, ¿qué paso? –El rubio se sirvió otro trago. –Supongo que tiene que ver con tu querido profesor, ¿no?

–Ayer hablé con su esposo. –Samuel abrió ligeramente los ojos, sorprendido.

–¿Él te buscó o...?

–No. De "casualidad" los vi conversando fuera del spa. Esperé a que estuviese sólo porque me negué a creer que fuese él, pero cuando estuvimos frente a frente me lo confirmó. Y ni te imaginas de quien se trata.

–¿Lo conozco? –Preguntó con el ceño fruncido.

Christopher asintió.

–Mi masajista anterior.

–¿El chico que recomendaste? ¿Joaquín? –El rubio asintió de nuevo antes de darle un trago a su bebida que acaba de servirse. –Entonces, ¿Emilio es el profesor con el que estás encaprichado?

–No es capricho. –Aclaró con cierta molestia. –¿Y tú de dónde lo conoces?

–Una tarde en la que evité que unos ladrones le hicieran daño a Joaquín a unas calles del spa. El tipo llegó después muy preocupado y me dio las gracias.

–Así que lo salvaste. –Dijo, ignorando el hecho de Emilio preocupado por Joaquín.

–No podía estar de brazos cruzados viendo como le robaban y le hacían daño frente a mis narices.

–Tú y tu complejo de héroe. –Rodó los ojos.

Samuel tenía un lado protector que salía aun con personas que no conoce. No soporta que alguien indefenso o vulnerable sea maltratado física o verbalmente. Secretamente, Christopher consideraba que era una de las buenas cosas de su amigo y le gustaba cuando lo era con él.

–Dime que no piensas que hubiese sido mejor no intervenir.

Christopher suspiró, irritado.

–Sabes la respuesta. No.

Como el otro | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora