13. No puedo.

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–Buenos tardes. ¿Cómo le va? –Saludó al momento que entraba a la sala.

–Excelente. –Respondió Christopher sonriente desde la cama de masajes.

–Me alegra saberlo. –Mintió. Encendió el incienso y tomó los aceites.

Dicen que para todo hay una primera vez. Y por primera vez Joaquín sentía odio por alguien, por primera vez estaba siendo hipócrita con alguien, por primera vez deseó ser malo y agarrar a golpes al tipo acostado frente a él.

Pero en cambio, suspiró y empezó el masaje.

–Me la he pasado muy bien con mi nuevo novio. –Rompió el silencio después de varios minutos. –Solo te digo, lo hice llegar dos veces la última vez que estuvimos juntos. –Joaquín tensó su mandíbula.

No quiere escuchar. No quiere saber. No quiere imaginar.

–¿Y hace mucho que esta con él? –Se atrevió a preguntar.

–No, hace unos días a penas. Él es mi maestro de inglés. ¿Sabes? Es como un león desaprovechado por su tonto esposo.

Apretó sus manos en puño. Quiso golpearlo.

–Y cuéntame Joaquín, ¿te compraste algo para avivar la llama con tu marido?

–Sí, pero a la mera hora no lo usé. –Sus manos subieron a la espalda del rubio presionando con un poco más fuerte de la normal.

–Ah. Y eso, ¿Por qué? ¿Ya reaccionó?

No, me dejó plantado.

–No, no ha reaccionado. –Su voz es glacial.

–Que mal.

–Sabe, me gustaría ser como usted. Tan seguro, tan experimentado. –Se forzó a sonar lo más amable e inocente posible.

–Puedes aprender si quieres. Ya te lo dije, solo tienes que descubrir las cosas que vuelven loco a tu esposo.

–Estoy dispuesto a hacer lo que sea para descubrirlo, pero necesito que me ayude diciéndome algo, ¿cuáles son las cosas que vuelve loco a su novio?

No lo hagas.

–¡Joaquín! –Rio.

–Bueno, si usted quiere contarme.

–Bien, te lo diré. –Sonrió. –Le gusta lo básico, lo que a todo hombre, lencería sexy que deje poco a la imaginación, y un baile sensual con ella puesta, todo ese juego previo lo calienta mucho. Y trabajo oral, ya sabes a lo que me refiero ¿no?

–Sí. –Respondió. –Y... ¿Qué más le gusta, además de lo obvio?

Sabes que está mal.

–Me saliste curioso. –Bromeó. –Hmmm bueno, también el hecho que de vez en cuando la otra persona tome la iniciativa, que tome el control, digamos que le gusta que lo dominen. Y aunque lo niegue, le encanta el peligro, le prende el hecho de ser descubiertos.

Definitivamente él no hacía nada de eso.

–Podría haber muchas cosas más, pero eso lo iré descubriendo con el tiempo. Estoy seguro, que tarde o temprano se cansará de su tonto esposo. Y aquí estaré yo para darle todo lo que ese no le da.

Joaquín tuvo que aguantarse el resto de la sesión para no gritarle o golpearlo. Cuando los clientes del día acabaron, se reunió con Niko en los vestidores.

–¡No sé cómo me atreví a decirle todas esas cosas a semejante hombre! Y lo peor, dos veces, dos. Y todavía, no aceptarle que me trajera. ¡Definitivamente soy un tonto! ¿Que estará pensando de mí? ¡Que soy loco!

Como el otro | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora